Adolescentes: Alimentación y desafíos
Prologar una publicación es siempre gratificante. Con la invitación, los autores nos dan un lugar de privilegio desde el cual tomar contacto con la producción. Más aún en este caso, por tratarse de un producto colectivo, que articula diferentes miradas disciplinarias y que sintetiza y sistematiza aprendizajes retroalimentados en su relación con el trabajo en territorio y con la enseñanza.
Sobre el eje de la nutrición, la publicación enlaza diversos aportes en procura de un estudio holístico e integral de la salud de los y las adolescentes. El reconocimiento de esta etapa como fase singular del desarrollo,
que se debe abordar como tal, es relativamente reciente en nuestro rubro.
Durante muchos años, la medicina osciló entre aproximarse al adolescente como un niño crecido o como un adulto inacabado; demasiado grande o pequeño para ser uno u otro.
Los y las adolescentes a diario luchan en esta contradicción que les impone el mundo adulto. Se los define como sujetos en crisis y se ignora que su devenir pone en crisis muchos aspectos de ese mundo maduro, que suele considerarse el mejor de los mundos posibles. Su crisis no pertenece a un sujeto aislado, sino al desarrollo que lo involucra e interactúa con todo su entorno: personas, instituciones y discursos. Se trata de un conjunto de dificultades que arrastra los saberes acumulados en varias disciplinas.
El adolescente es construido desde las miradas adultocéntricas como un sujeto desconcertado, aún no ubicado en la posición hegemónica, y, por tanto, poco confiable, tanto en sus actos como en sus opiniones. Abordar esta etapa desde la perspectiva de derechos es superar ese lente asimétrico a través del cual los observamos como seres extraños y comenzar a reconocerlos como sujetos sociales plenos, potenciales interlocutores de los mayores en sus distintos papeles, incluidos los técnicos. Es innumerable la lista de experiencias que han fracasado por ser pensadas e implementadas desde las miradas de adultos que creyeron poder interpretar y jerarquizar las necesidades e intereses de los y las adolescentes sin el requisito de escucharlos antes.
En esta publicación, los y las lectoras encontrarán aportes que suman a una reflexión más amplia sobre las relaciones del mundo adulto y sus instituciones con los adolescentes. Se recorren temas de nutrición, actividad deportiva y salud mental, que permiten revisar y repensar —«poner entre paréntesis», diría Maturana— lo que creemos saber sobre la relación que los jóvenes tienen con su cuerpo, el manejo de los riesgos, el autocuidado y las expresiones de sufrimiento psíquico —frecuentes en esta fase del desarrollo— que se incrementan por el contexto social.
Se trata de un texto vivo. Su lectura invita a tomarlo como un disparador para dialogar con él y sus autores, repensarlo desde nuestras prácticas y avanzar hacia una reformulación de las actitudes y posturas que las personas mayores solemos tener ante quienes atraviesan su más temprana juventud.