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El Hospital de Clínicas inició la Semana Académica 2020
El 28 de setiembre en el Hospital de Clínicas «Doctor Manuel Quintela» (HC), que forma parte de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), se desarrolló la primera jornada de la Semana Académica 2020, evento que la institución realiza anualmente.

El encuentro moderado por la licenciada Nadia Almeida, integrante de la comisión organizadora de la Semana Académica, contó con las ponencias de Juan ignacio Gil, miembro de la Sociedad Uruguaya de Historia de la Medicina, la doctora Vania Markarian, responsable del Archivo general de la Universidad (AGU), Gerardo Caetano, politólogo, docente del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar y la doctora Graciela Ubach, Directora General del HC.
Impulsores de cambios
Juan Ignacio Gil recordó que en el siglo XIX las instituciones de salud tenían nombres que las estigmatizaban en cierta manera, como el Hospital de Caridad, la Casa de Desinfección, o el Manicomio Nacional, posteriormente pasaron a llamarse Hospital Maciel, Hospital Fermín Ferreira y Hospital Vilardebó. Añadió que este cambio fue impulsado por una generación de jóvenes profesores de la Facultad de Medicina, los que integraron el primer Consejo Directivo de Asistencia Pública Nacional.
Gil catalogó a Manuel Quintela como un decano bastante precoz, asumió este cargo por primera vez en 1909, un militante con espíritu de reforma, primer catedrático de otorrinolaringología. Cuando terminó el primer período en el decanato, en 1915, ingresó a la Comisión Directiva de la Asistencia Nacional. Allí se vincula con el doctor Pedro Visca, quien lo inspiró con su idea de la necesidad de contar con un hospital universitario.
El proceso de convencer al parlamento de votar la ley de creación del Hospital de Clínicas fue liderado por Quintela, Américo Ricaldoni, José Scosería entre otros. Gil explicó que esta generación de médicos fueron fundadores de la escuela médica actual y se caracterizaban por tener una mirada más atenta en Estados Unidos, a diferencia de los que tenían como referencia a Europa, en especial a Francia. A este motivo se adjudica la estructura arquitectónica del HC en block en altura, característica de Estados Unidos.
Defensores del cogobierno y la autonomía universitaria
Vania Markarian centró su ponencia en la generación reformista del Hospital de Clínicas, en el inicio de la institución y su incorporación a la Udelar. Señaló que la Facultad de Medicina defendió siempre a través de sus distintos decanos, que el Hospital Clínicas fuera un lugar donde se aprendiera, se hiciera práctica clínica, pero también que requería una «solución universitaria» en cuanto a su gobierno. Acotó que esta expresión ya era manejada por los estudiantes en 1948, en la revista El Estudiante Libre, que publicaba la Asociación de Estudiantes de Medicina.
Markarian destacó la participación en este proceso del decano Mario Cassinoni en 1950. A mediados de ese año durante su ejercicio en el decanato, cuando el HC pasó a depender de la Facultad, Cassinoni expresó que la Universidad debía demostrar que «afirmábamos una verdad cuando decíamos que el HC no estaría en ningunas manos mejor que en las nuestras». Indicó que este paso fue uno de los primeros logros de este grupo de universitarios «que creía firmemente en la necesidad de la reforma de la institución, y tenía como guía los principios básicos del movimiento reformista surgido en Córdoba, Argentina, en 1918». Estos principios incluían el cogobierno pleno con participación de todos los órdenes universitarios, la autonomía de la Universidad y la idea de que las instituciones universitarias tenían que ampliar permanentemente sus funciones sociales. Markarian señaló el de Cassinoni como el primer rectorado reformista, en su mandato se creó Bienestar estudiantil, Publicaciones, la Comisión de Investigación Científica y la Escuela de verano.
Markarian recordó que cuando el Hospital pasó a gobierno universitario el desafío para la Udelar y la Facultad de Medicina era enorme, porque el país no tenía experiencia en gestión hospitalaria. Además de la complejidad de la gestión de la institución, se enfrentaban a problemas recientes como la superpoblación de estudiantes y la insuficiencia del cuerpo docente y de recursos para atenderlos. En la revista El Estudiante Libre por aquellos años, se criticaba fuertemente a la enseñanza en el hospital señalando que este tenía «muchos anfiteatros». Esta crítica apuntaba a la necesidad «de poner las manos, de que la enseñanza fuera menos libresca, menos ejemplarizante y más práctica». Esto impulsó en forma paralela al proceso de integración del Hospital a la vida universitaria, cambios en los programas y formas de enseñanza.
La ley orgánica de la Udelar aprobada en 1958 consagra de alguna manera todos estos Derechos que venían del pasado, «como banderas que esta generación defendió con uñas y dientes», expresó Markarian. Pero esta generación tenía además un programa de futuro , lo que significó poner por primera vez a la investigación en el centro de la actividad universitaria y pensar las funciones del Hospital en forma integral en torno a ese lugar primordial de la investigación. Además cambiaba radicalmente el modelo heredado federal profesionalista de la Universidad, para impulsar a la institución en relación a las necesidades del país.
Estas propuestas se articulaban recién en el «Plan Maggiolo» creado por el rector de la Udelar Óscar Maggiolo en la segunda mitad de los años 60. Markarian señaló que este plan fracasó por resistencias internas de sectores de la Universidad y la coyuntura política externa en crisis, con un gobierno de Jorge Pacheco Areco que instauró medidas de seguridad y en el que se dieron los primeros asesinatos estudiantiles.
Markarian concluyó que aunque se pudo hacer mucho menos de lo que se planeaba, «hay grandes realizaciones de este período, la duda de si la Udelar y la Facultad de Medicina se podían hacer cargo del Hospital quedó atrás», expresó.
«Hacer memoria»
Caetano se concentró en el período de la intervención universitaria. Invitó a «hacer memoria», algo que entiende «no es gratuito»; agregó que hay períodos en los que se promueven políticas de convivencia sin memoria, y que estamos viviendo uno de esos periodos. Señaló que existe la idea de una historia como «una sucesión interminable de presentes sin pasado y sin futuro», y es una visión de cómo construir una sociedad y los vínculos entre el Estado y la sociedad. Por eso «militar contra la desmemoria es una empresa cargada de futuro», remarcó. En este sentido, señaló que el HC «es un pueblo chico pero quienes habitan este pueblo saben que lo recorrieron figuras muy gigantescas». También hizo mención a la intervención de la dictadura en la Udelar, a los golpes que sufrió el hospital y a la importante tarea que realiza el AGU para construir en profundidad «la historia que conocemos a medias». Los avances del HC se detienen en 1974, este es un mojón terrible de la historia del hospital, afirmó, y es necesario recuperar esas vivencias y todas las que ocurren durante la dictadura.
Recordó que el 27 de junio de 1973 junto con el Golpe de Estado se produjo la ocupación de la sede central de la Udelar, pero el Consejo Directivo Central no detuvo sus funciones sino que se declaró en sesión permanente. El 3 de julio la Udelar se manifestó contra la ilegalización de la CNT y estuvo presente en actividades que marcaron este periodo como la Huelga General, indicó. Decanos, militantes estudiantiles, autoridades y universitarios en general fueron apresados, contó Caetano y «en un intento de normalización» se realizaron las elecciones universitarias el 12 de setiembre. Luego de una depuración de padrón, en las elecciones universitarias con voto secreto, el 80% del orden de egresados, el 86% del orden de docente y el 98% el orden estudiantil votaron por organizaciones y listas que defendían la autonomía y el cogobierno, principios de la Universidad: «la Universidad no se detuvo», afirmó.
El 27 de setiembre se produjo la explosión en la Facultad de Ingeniería donde fallece un estudiante, y el 27 de octubre las facultades fueron ocupadas por las Fuerzas Armadas, el decreto 921/973 estableció la intervención con suspensión de actividades hasta 1974: «fue un tiempo de represión» y «cacería», señaló. El historiador afirmó que es importante ver cuál es la clave de la represión de la Universidad y subrayó que en primer lugar, hubo una destitución de casi el 45% del plantel docente, y entre el 1976 y 1977, 793 docentes ingresaron sin concurso para suplir los cargos vacantes. En la Universidad intervenida hubo vigilancia con prohibición de actividades gremiales, exclusión de estudiantes extranjeros, negativas de tomar exámenes a estudiantes que habían estado presos. En enero de 1976 se instauró la declaración jurada de comportamiento estudiantil que establecía normas de vestimenta, pautas de vida. Se realizaban numerosos sumarios, en base a la definición de los ciudadanos en las categorías A, B y C. Caetano agregó que actualmente uno de esos sumariantes es senador de la República, «y ha declarado que lo volvería a hacer».
Caetano opinó que no hay que olvidar a los cuadros directivos que suplieron a decanos y consejos electos, «no con ánimo de venganza, pero sí con la idea de que el pasado siempre llega al presente». Afirmó que «no hubo un proyecto alternativo sino un anteproyecto»: el de reprimir, reorientar, reducir el gasto, priorizar el perfil tecnocrático de los graduados. La voluntad comisarial de la dictadura «tuvo como núcleo eliminar la investigación», también en el HC, «lo cual refuerza la centralidad de la investigación». Con relación a los perfiles de egreso, se aplicó una lógica tecnocrática de adaptación al mercado, además, se hizo foco en la reducción de los fondos asignados a la una Universidad. Hubo un desmantelamiento académico, se clausuraron algunos servicios como la Escuela Nacional de Bellas Artes, y se reordenaron otros como la Escuela de Enfermería, que salió de la órbita universitaria y volvió a la égida del Ministerio de Salud Pública. Se reorientó la extensión, las actividades de las estaciones experimentales, y los institutos relacionados con la comunicación, agregó.
Repasó algunos testimonios que dan cuenta de vivencias y resistencias durante ese período. En el HC se registran recuerdos «que serán narrados de generación en generación»: testimonios sobre las situaciones de emergencia que llegaban al hospital, sobre el silencio en el ámbito laboral «porque no se sabía con quién se hablaba», sobre las destituciones y el disciplinamiento del personal, sobre manifestaciones de antisemitismo por parte de personas provenientes del Hospital Militar. Para concluir señaló que «las instituciones son sus estructuras, sus edificios, pero sobre todo su gente. No hay reconstrucción institucional sin el recuerdo de los buenos momentos y también de los malos», porque todos ellos dejan enseñanzas y aprendizajes que, «más temprano que tarde nos ayudarán en las luchas del presente por el futuro».
«Una creación de todo el país»
Ubach realizó un discurso sumamente emotivo sobre la historia y el presente del hospital. Recordó el papel de Luis Batlle Berres, quien propuso que el hospital pasara a la órbita universitaria. El hecho hace pensar que el HC «es una creación del Estado Uruguayo, de todo el país», de suma importancia no solo para la formación en medicina, sino para la capacitación de todo el personal de la salud, señaló. La directora recordó figuras de referencia en el área de la enfermería con altas capacidades en relación a los cuidados y atención de los pacientes, así como en la enseñanza. Agregó que el HC «tiene una División de Enfermería que es un orgullo para este país» y que derrama en todo el sistema sanitario.
Se refirió al enfoque que maneja el HC para sus servicios: «no hablamos de la Cocina del hospital, hablamos del Departamento de Dietoterapia», explicó, porque el hospital ha desarrollado una conceptualización de la dieta ajustada a las indicaciones para el paciente. Es un ejemplo de los «servicios asistenciales no médicos» del HC, que tienen un lugar fundamental en la asistencia. Para Ubach la asistencia es un eje central y constituye extensión universitaria, junto con la educación en salud y la promoción de hábitos saludables.
Expresó que el hospital desarrolla «nuevos proyectos maravillosos para el cuidado de las personas», como ejemplo mencionó el trabajo con accidentes cerebrovasculares, en el cual el hospital es precursor, y el programa que se ocupa de enfermedades descuidadas como la endometriosis. También se desarrollan programas quirúrgicos y médicos que potencian la interdisciplina. «Esto es lo que soñó Manuel Quintela» señaló, entendía que la reunión de las clínicas en el hospital «era la mejor manera de aprovechar y desarrollar los recursos». Esta lógica permite que en el HC se realicen los procedimientos más complejos que son motivo de emoción y orgullo, «solo este hospital puede hacer estas cosas» porque es el hospital universitario, indicó.
Ubach valoró la gran cantidad de proyectos de investigación que el Hospital ha generado en los últimos años. En particular destacó que este año «se presentaron 91 proyectos novedosos de investigación», en medio de una gran cantidad de trabajo dedicado a atender las necesidades de la pandemia, a guardar los cuidados específicos para pacientes y trabajadores, a elaborar protocolos que se han transmitido a otros lugares. La directora afirmó que el hospital debe ser entendido «como un gran centro universitario» porque la mejora de la investigación, de la gestión, de la calidad de investigación enlaza múltiples facultades como las de Odontología, Ingeniería, Química, Ciencias Sociales, Ciencias Económicas, que se vinculan a las actividades de la institución.
«Nos honra como ciudadanos y como universitarios que esta universidad acuciada por un presupuesto inadecuado» haya destinado muchísimos recursos para el trabajo en numerosas facultades y en el propio HC, en diversas acciones enfocadas al control de la pandemia, expresó, «porque este es nuestro sentido de ser universitario: para el país».
Al finalizar aseguró que si Manuel Quintela viviera, habría de acompañarla en las numerosas entrevistas con representantes nacionales solicitando un presupuesto adecuado para la Udelar y el hospital universitario, «porque ese espíritu de Quintela y de todos los universitarios que nos precedieron es el que tiene que estar ahora en el combate», aportando seriamente al país y apostando al futuro. «El futuro del hospital universitario lo construimos ya, ahora, nosotros aquí, con la mayor de las responsabilidades y las alegrías», concluyó.
Acceder al video de la actividad en el Canal de la Universidad
Las actividades de la Semana Académica continúan este miércoles y viernes:
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