Álvaro Rico, presidente del Servicio de Relaciones Internacionales de la Udelar, fue el moderador de la actividad y remarcó que «la alianza entre el conocimiento, Udelar, empresas y la exportación es un potente motor de dinamización de la economía y la vida social de nuestro país».

«Democratizar el conocimiento avanzado»

Por su parte, el rector agradeció a Rafael Guarga, «quien sigue aportando, ahora retirado de la vida universitaria activa, desde otros ámbitos al país y a la Udelar en particular». Resaltó que para que Uruguay logre proyectarse a futuro es necesaria la democratización del conocimiento avanzado, asegurar que logre alcanzar cada rincón del país y que los ciudadanos tengan la posibilidad objetiva de acceder a él. «No va a haber innovación en el entramado productivo sin la capacidad de formar a más jóvenes a alto nivel en todas las áreas de conocimiento», sostuvo.

Arim destacó algunos logros relevantes de la Universidad, como el incremento sistemático del ingreso de estudiantes, que hoy son 140.000, y un muy importante incremento en el egreso en formación de posgrados. En esta última línea, «señaló que no es pensable que una empresa pueda innovar si no tiene capital humano disponible para poder hacerlo y eso es parte de nuestra tarea». También lo es conectar la investigación con la producción. Es así que reconoció a las empresas presentes en este evento por ser parte de un ejemplo de lo que debería suceder en el país: la posibilidad de apalancar su crecimiento y su vínculo con el mundo desde la economía y los sectores productivos en la acumulación de conocimiento y en la innovación sistemática y permanente. Sin embargo, aclaró que «esto solo puede implementarse a partir de la capacidad que tengamos desde la institucionalidad de las políticas públicas para sostener estos procesos de desarrollo».

Asimismo, el rector se refirió a la discusión presupuestal actual, en un contexto complejo que atraviesa nuestro país y con «anuncios del Poder Ejecutivo que también son complejos y ponen en riesgo algunos procesos que tienen que ver con la posibilidad objetiva de articular la vida universitaria con la creación de valor, tanto a nivel social como económico». Dentro de estos últimos, mencionó el Régimen de Dedicación Total (RDT) de la Udelar. Hoy hay 1400 docentes bajo este régimen que, según Arim, es un músculo central para el sistema científico académico nacional, y en él se apoya la creación de conocimiento de la Udelar y otras instituciones en diálogo con ella, como el Instituto Pasteur. «Nos interesa tener RDT compartidas con los sectores público y privado, pero el panorama para los próximos años es que prácticamente ningún joven investigador va a poder ingresar a este régimen», sostuvo.

Enfatizó nuevamente la necesidad de sostener esta política al igual que la de descentralización de la Udelar, porque permitirá el desarrollo de otras actividades sociales y productivas en el territorio. Entre ellas, mencionó que el miércoles 16 de setiembre, se inaugurarán las obras de la Plataforma de investigación y del Laboratorio de Virología P3 en Salto, único en el país. Explicó que su instalación fue una decisión que la Universidad tomó hace 10 años: «es una muestra clara de que lo que se siembra a nivel universitario y académico se logra cosechar, aunque sea un lustro después, pero también lo que no se hace en este 2020, se va a sufrir a futuro».

«Una innovación radical»

El ex rector de la Udelar, Rafael Guarga, y representante de la empresa Frost Protection, explicó cómo surgió la tecnología SIS, creada por él en los años 90 en Uruguay y que hoy se aplica en once países del mundo. Fue para solucionar el problema del control de las heladas que afectaron la producción de cítricos -con pérdidas anuales entre 5% y 15%-. Indicó que luego de evaluar los tres sistemas de control de heladas existentes en el mundo, resultaba económicamente inviable la protección del cultivo. Entonces se les presentó, por parte de una empresa citrícola afectada, el desafío de desarrollar una nueva tecnología de control de las heladas: «se trataba de encontrar un sistema nuevo, efectivo y viable económicamente». Además, la propuesta incluyó una inversión por parte de esa empresa y si efectivamente se llegaba a la creación de la nueva tecnología, las patentes se compartirán con el autor -Guarga- y quienes la financian -capitales ingleses-: «un arreglo novedoso y un desafío interesante», afirmó. 

Luego de varias pruebas, en 1995 se culmina el trabajo con una prueba de campo sobre un centenar de hectáreas en la localidad de Young de lo que se denominaría Tecnología SIS (TSIS). Esta prueba fue exitosa y en 1998, la TSIS ganó el premio Rolex en Suiza. Guarga explicó que el SIS es un dispositivo mecánico sencillo, capaz de actuar con eficacia en el control de las heladas de radiación. Para ello aplica, en forma innovadora, las peculiares propiedades físicas que presenta la atmósfera nocturna en las condiciones asociadas a dichas heladas. Remarcó que ninguna de las tecnologías tradicionales del control de las heladas lo hacía de igual manera, por eso «el SIS es lo que se denomina una innovación radical».

Agregó que el desarrollo de la tecnología que empezó con las heladas, también podía resolver otros problemas como la propagación de olores, el control de nieblas de radiación y de elevación, y el control de la propagación de polvo: «fuimos creciendo», afirmó.  Las patentes fueron registradas en Uruguay, Argentina, Chile, España y Estados Unidos, y su aplicación se comercializa en el mundo, desde Uruguay, por la empresa uruguaya Frost Protection Corp. La TSIS ha sido objeto de varios premios nacionales e importantes premios internacionales. «Se puede crear tecnología en el Uruguay, aplicarla en el mundo y tener éxito», afirmó Guarga. 

Incubada en la Udelar

Laura Macció, fundadora del laboratorio de generación de conocimiento en microbiología ARAVAN LABS, explicó las tres líneas de negocios que tiene actualmente. Una de ellas es la producción de medios y caldos de cultivo prontos para usar, que previamente dependía de la importación y sus tiempos. ARAVAN generó productos alternativos, muchos de ellos con gran diferencial, que le permitían a las industrias reducir los tiempos de ensayos.

Otra de las líneas del laboratorio son los servicios de control microbiológico, que implican brindar diferenciales técnicos y llevar conocimiento a las industrias en todas las cadenas productivas. Macció se refirió al impacto que tiene el conocimiento en esas industrias: entender realmente por qué una empresa está perdiendo dinero por contaminaciones, detectar puntos de control y mecanismos para corregirlo, tiene impacto en la exportación y en su rentabilidad.

ARAVAN también desarrolló una Plataforma I+D+i, dedicada a la innovación que esté referida a microbiología para terceros, para clientes. Señaló que existe mucho interés en la industria en generar nuevos productos, pero muchas veces se desconocen los procedimientos formales que debe transcurrir una empresa para hacer un seguimiento de innovación, marcar objetivos a corto y mediano plazo, y poder medir si se están cumpliendo con éxito o no.

En la actual situación de pandemia, Macció señaló que ARAVAN ha colaborado en la soberanía de producción de insumos de control utilizados para el Covid-19: a través de los medios de transporte viral la empresa ha abastecido el 40% de los kits que se han usado para los muestreos. También cuenta con producción de hisopos nasofaríngeos por método de impresión 3D y desarrolló su primera patente que es un dispositivo que permite muestrear SARS-COV-2 y otros microorganismos en aire, aquí resaltó la importancia de que ARAVAN se apoyara en el sistema de vigilancia tecnológica y científica del Parque Científico y Tecnológico de Pando.

También enumeró líneas de investigación junto a investigadores de Facultad de Química y Facultad de Veterinaria, al igual que de la Universidad de Texas Tech (Estados Unidos), que permiten determinar la línea de base para las bacterias Campylobacter y Salmonella, lo cual es un insumo muy importante para que el sector avícola o el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca puedan negociar la apertura de mercados.

Destacó que ARAVAN nació «en una incubadora de la Udelar, que es la única en biotecnología, que nos enseñó y nos formó en todo lo que era el área de negocios». Resaltó la importancia de haber contado con un sistema de apoyo, de aspectos legales, comerciales, formación en planes de negocios y de marketing, al igual que el relacionamiento con el sector productivo a través del Parque Científico y Tecnológico de Pando. «Lo que más valoramos es el staff de personas que tienen el diferencial de los profesionales uruguayos, que logramos llevar al sector productivo, y que hace falta que se conozca más porque hay muchas cosas en las cuales ese sector está necesitando de su conocimiento», concluyó.

Colaboración con la salud al servicio del país

Andrés Abin, representante de ATGen, explicó que la empresa está dedicada a la biotecnología y con su trabajo se propone contribuir a la salud de las personas, los animales y el ambiente. Fue fundada en 2001 por cuatro investigadores de la Facultad de Ciencias de la Udelar e incubada en esa facultad durante más de cuatro años. Luego pasó por diferentes negociaciones y ámbitos empresariales. 

Su foco es el diagnóstico concebido en una integración vertical «que va desde el desarrollo del producto, pasando por su elaboración hasta llegar al diagnóstico clínico, como un capital diferenciador». Elabora sus productos en una planta ubicada en el LATU habilitada por el MSP, con certificación GMP e ISO, que habilitan a ATGen a exportar productos y prestar servicios a nivel regional.

Antes de la llegada de la epidemia de COVID-19 a Uruguay, la empresa se preparó poniendo a punto un protocolo de diagnóstico y en marzo ante los primeros casos, únicamente ATGen y los laboratorios del MSP podían realizar tests diagnósticos. Esto se prolongó por unas tres  semanas, y en ese período recibieron apoyo de la Udelar, el Instituto Pasteur (IP) y otras instituciones de investigación que aportaron reactivos, equipos y recursos humanos. «Por nuestro origen como empresa académica apostamos a la innovación abierta, en colaboración con instituciones académicas», explicó Abin. Hoy trabajan en la empresa cerca de 70 personas, afrontando la altísima demanda de análisis moleculares para el diagnóstico de la enfermedad.

Ese vínculo con las instituciones académicas se extiende hasta ahora y en este período la empresa desarrolló nuevos productos y servicios, como kits de RT PCR en colaboración con la Udelar y el IP y con el financiamiento de ANII, además de otros desarrollos. Más recientemente, la misma colaboración dio lugar al desarrollo de otro kit que detecta anticuerpos contra SARS CoV-2 y permitirá un mejor seguimiento epidemiológico de la enfermedad en el país. También optimizó procesos y reactivos para realizar diagnósticos moleculares en menos tiempo y así fortalecer el control fronterizo de la epidemia, al ingreso de personas por vía marítima, terrestre y aérea.  

Exportar conocimiento

José Lamas integra la empresa Genexus desde hace más de 30 años. Esta empresa, fundada en 1988 por los ingenieros Breogán Gonda y Nicolás Jodal se dedica al desarrollo de software. «Genexus crea programas para hacer programas», apuntó. Anteriormente, los fundadores asesoraban empresas en ese campo y comprobaron que desarrollar un software era muy trabajoso y que «una vez que está pronto, el mundo cambia y hay que volver a hacerlo». A partir de esa visión concibieron la idea de definir un modelo basado en las necesidades de una empresa, que funcionara de manera independiente de la plataforma o tecnología que se utiliza para construirlo.

Para explicar el concepto tomó el ejemplo de una familia básica que va a ocupar una vivienda a su medida, pero eventualmente ese núcleo familiar crecerá o se transformará y por tanto también sus necesidades. Un modelo como los que programa Genexus permitiría ampliar o remodelar esa vivienda sin que las actividades en la casa se interrumpan y sin necesidad de plantear un nuevo proyecto arquitectónico cada vez que ocurren cambios. Explicó que Genexus parte de las necesidades del usuario y trabaja con la inteligencia artificial aplicada al modelo que él necesita; el modelo queda pero se adaptará a los cambios que inevitablemente van a suceder.

La empresa «siempre apostó a la internacionalización», señaló Lamas, el primer cliente fue en Uruguay, el segundo en Chile y pronto comenzaron a responder demandas en la región y en el mundo. Para adaptarse a los requerimientos y desafíos del mercado en Japón, Genexus creó allí una nueva empresa, un proceso que les permitió aprender mucho. Actualmente esa es la filial de mayor crecimiento. La empresa también tiene presencia en Australia, China, Estados Unidos, países de Latinoamérica, Europa y África.

Lamas destacó la importancia de apostar al conocimiento y dijo que el 80 % del personal de Genexus está compuesto por profesionales universitarios, «lo que exportamos es conocimiento, no exportamos materias primas, ni profesionales, ni horas de trabajo de profesionales», agregó, su producto «contiene años de investigación, nuestro foco es apostar a la investigación, al conocimiento y al futuro». Al finalizar expresó que fue necesario que la Universidad creara la carrera de Computación y el Instituto de Computación en 1967 para que esta empresa fuera fundada dos décadas después, «cuando uno piensa en el futuro la primera tentación es tratar de adivinar», indicó, pero «el futuro no es un lugar al que vamos sino que es un lugar que construimos». 

De origen universitario 

Mauricio Silvera explicó que QFina S.A, «es una empresa de origen universitario» que se dedica al desarrollo de procesos de producción de química fina y más específicamente a la producción a escala de ingredientes farmacéuticos activos en el país. 

Señaló que surge a partir de la necesidad de la cátedra de Química Farmacéutica de la Facultad de Química de la Udelar de generar en el país capacidades para una incipiente industria farmacéutica prácticamente inexistente y para eso se constataba una falta de infraestructura y la necesidad de aumento locativo.  Así se asoció con inversores que ya tenían vínculo con la cátedra, que aportaron experiencia, infraestructura, desarrollo de escalada y manejo de comercio exterior, etc. y surge la oportunidad de insertarse en los primeros pasos de la creación del Polo Tecnológico de la Facultad de Química de Pando y así la posibilidad de adquirir equipamiento usado. Es así que en 2004 surge QFina, hoy instalada en el Parque Científico y Tecnológico de Pando, según explicó Silvera.

En el presente ya tienen una infraestructura montada y en funcionamiento y «es una empresa chica pero al estar insertada en el Parque Científico y Tecnológico de Pando posibilita crear un entorno de innovación abierta y el desarrollo de productos y servicios de química fina involucre a otras plataformas para seguir avanzando». Con respecto a la producción, Silvera indicó que, entre otros, se desarrollaron los procesos de producción a escala industrial de un vasodilatador cerebral para uso humano, el cual se produce actualmente con el proceso desarrollado, se comercializa a laboratorios nacionales y se exporta a países de la región.

Impulsar el desarrollo y la formación 

Caterina Rufo, docente del Instituto Polo Tecnológico de Pando (IPTP) de la Facultad de Química, destacó su impacto en el sector productivo, incluyendo a tres de las empresas presentes en la mesa. El Polo fue creado en el año 2000 por la Facultad en un predio de la ciudad de Pando que ANCAP cedió en comodato a la Udelar. Allí coexisten tres actores: la Udelar, a través de un instituto de investigación y desarrollo de la Facultad de Química, el sector productivo, representado por la empresas instaladas e incubadas en la incubadora Khem de la facultad, y el Parque Científico y Tecnológico. El Polo se creó con el objetivo de aumentar la demanda de egresados de la Facultad de Química que tenían dificultades para insertarse laboralmente cuando terminaban su carrera. A través de su plataforma permite que las empresas que se inician, que llegan con una idea y tienen poco capital, puedan instalarse y usar la infraestructura y el conocimiento del IPTP para crecer. 

Asimismo, el Polo lleva adelante actividades de formación de grado y posgrado, tutorías, pasantías, trabajos experimentales y capacitaciones dirigidas a trabajadores en coordinación con empresarios. Dentro del predio funciona también un bachillerato de Química y una tecnicatura de Biotecnología Industrial de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).

En el Polo participa la Udelar a través de la facultad, el Ministerio de Industria y Energía y Minería (MIEM), la Cámara de Industria y la Intendencia de Canelones. El MIEM realiza un aporte monetario, la Cámara acerca las empresas, y la comuna canaria vincula al IPTP con las empresas de la zona.

Rufo finalizó su ponencia señalando que «este ecosistema que ha demostrado funcionar con mucho sacrificio y trabajo está peligrando por todos los recortes que está recibiendo la Udelar, y quizás a futuro no sepamos si siga existiendo». 

Formar capacidades para el futuro

Por último, la decana de la Facultad de Ingeniería, María Simon, resaltó la importancia del testimonio de personas que aunque se formaron en la Udelar hoy se desempeñan en el sector empresarial. «Estos testimonios muestran que el anhelo de la Udelar de apoyar al país y contribuir al desarrollo se puede hacer realidad», expresó y destacó que esto impone a la Udelar una responsabilidad, ya que las empresas necesitan profesionales bien formados. «Tenemos la responsabilidad de seguir formando gente y de prever el futuro y cambiarlo, y queremos formar a la gente capaz de seguir aprendiendo; es esencial formar en investigación y desde la óptica de la creación», finalizó.

Ver video de la actividad en Canal de la Universidad

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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