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Creación de un Instituto nacional de vacunas genera interés en senadores
Luego de conocer detalles de la propuesta presentada por la Udelar para crear un Instituto de investigación en la generación y producción de vacunas, integrantes de la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología de la Cámara de Senadores señalaron su interés por apoyar la iniciativa: «tenemos que estar todos empujando hacia el mismo lado» sin politizar la discusión, plantearon.
El 12 de agosto la Comisión recibió al vicerrector de la Universidad de la República (Udelar) y decano de la Facultad de Química, Álvaro Mombrú, y al profesor titular del Departamento de Desarrollo Biotecnológico (Facultad de Medicina), Alejandro Chabalgoity, para consultarles sobre diversos aspectos del proyecto para ese instituto presentado por la Udelar, en el marco de la actual Rendición de Cuentas y solicitud de refuerzo presupuestal.
La presidenta de la comisión, Gloria Rodríguez, señaló que la Comisión resolvió convocar a esta delegación universitaria por considerar muy interesante la propuesta planteada. «Entendemos que el concepto de una sola salud necesitaría una buena regulación y contralor para la generación de esas vacunas y fármacos biológicos», agregó, y formuló una serie de preguntas acerca del proyecto. En primer lugar, Rodríguez consultó si el incremento presupuestal que se solicita para 2022 como fuente inicial para crear este instituto «puede ser considerado un factor disparador» para conseguir más financiamientos a través de convenios en el exterior o por captación de fondos de empresas biotecnológicas. También consultó sobre la autosustentabilidad del instituto a futuro, teniendo en cuenta la importancia de la salud pública, «invaluable desde el punto de vista social».
Mombrú agradeció la invitación y expresó que para la Udelar esta iniciativa tiene una importancia preponderante y se visualiza «como una apuesta muy constructiva a futuro». Expresó que todo lo acontecido desde el inicio de la actual pandemia «ha demostrado que los tiempos han cambiado», se aceleraron transformaciones y desarrollos en el área de las vacunas que posiblemente iban a venir, pero en este período se lograron en tiempo récord.
Destacó que esta propuesta es «a nivel nacional», se trata de un instituto interinstitucional e interdisciplinario en sus enfoques. La Universidad lidera este movimiento y solicita recursos pero el proyecto presentado al Parlamento se elaboró con aportes muy importantes desde el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Institut Pasteur (IP) de Montevideo y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), «por su peso y tamaño la Universidad siente la responsabilidad de encabezarlo».
Mombrú explicó que se solicitan recursos para 2022 por 5 millones de pesos, un monto relativamente bajo con el que se propone elaborar un proyecto ejecutivo que marque las bases para realizar acuerdos que «hacen a la sustentabilidad, al modelo de negocios que debería tener el instituto». Afirmó que los demás agentes que pueden participar en esta iniciativa, ya sean organismos internacionales o representantes del sector privado, verían en la asignación de fondos presupuestales un aval de muchísimo peso y un verdadero disparador, «un sí explícito del Estado uruguayo de avanzar hacia este instituto».
Un mundo diferente
Por su parte Chabalgoity expresó que para generar este proyecto hay que considerar varias enseñanzas que la pandemia dejó. En primer lugar, desde el punto de vista de la salud pública quedó en evidencia la importancia de poder acceder a las vacunas en tiempo y forma, porque los problemas de escasez de vacunas sucedieron en todo el mundo. Otra enseñanza es que «haber desarrollado una vacuna no termina con la pandemia» sino que esta evoluciona y las vacunas tienen que ir evolucionando para hacer frente a las nuevas variantes, señaló.
Además, destacó que esta pandemia generó el desarrollo acelerado de tecnologías nuevas de tipo disruptivo, que «son aquellas pueden cambiar radicalmente la forma en que entendemos el mundo y podemos resolver los problemas». Tal como a fines del siglo XX las tecnologías de la información modificaron la forma en que los humanos nos relacionamos, accedemos a las cosas y avanzamos, en el siglo XXI esto sucede en el área de la biología, afirmó. Una de estas tecnologías disruptivas es la del ARN mensajero, que permitió cosas hasta ahora impensables como por ejemplo, que en un año se pudiesen desarrollar, evaluar clínicamente, producir y sacar al mercado vacunas contra el Covid, explicó.
«Esto genera nuevos desafíos, genera un mundo diferente», señaló Chabalgoity, en 1981 cuando se creó la primera computadora personal uno podía pensar que era una tecnología más, «pero el mundo cambió y hubo que estar a tono de eso porque si no quedábamos por fuera del mundo. Creo que hoy estamos en la antesala de cambios tecnológicos vinculados al área de la biología que nos obligan a decir de qué lado del mundo vamos a quedar», enfatizó.
Según el investigador, «la idea de instalar en el país capacidades para poder atraer industrias productoras de vacunas, nacionales o extranjeras, la podemos ver desde un punto de vista de salud y desde el punto de vista económico», dado que la pandemia demostró que «las vacunas son además un gran negocio económico. Solo el mercado mundial de vacunas Covid está valuado en 150 billones de dólares». Además, dijo que es necesario considerar que «la biotecnología es una industria manufacturera que fabrica frasquitos con cosas adentro y eso requiere mucha mano de obra, por tanto es una industria generadora de fuentes de trabajo».
Agregó que un instituto nacional dedicado a las vacunas permitiría hacer frente a situaciones particulares como una nueva pandemia u otras como la necesidad de sortear barreras para exportar productos de origen animal, en las que es importante contar con herramientas propias que nos permitan desarrollar vacunas u otras soluciones de origen biotecnológico.
Normas propias para herramientas propias
Chabalgoity recordó que uno de los problemas centrales en esta pandemia, y no solo en los países en desarrollo, tuvo que ver con el acceso a los insumos para poder hacer diagnósticos. Nuestro país «tuvo tantos diagnósticos como necesitó y a veces nos cuesta a los uruguayos entender que eso es una peculiaridad de Uruguay, no es así en el resto del mundo», esto fue así porque aquí desarrollamos nuestros propios diagnósticos, indicó. Es claro que «hay momentos en que los desarrollos nacionales son esenciales» y en tal sentido un proyecto de este tipo es sustancial para la salud pública.
Reafirmó que la Udelar solicita recursos para un instituto que cubra las necesidades del país y «por lo tanto tienen que estar todos los actores necesarios involucrados, los actores productivos, académicos y políticos, si no, no tiene sentido un instituto de ese tipo».
Tal como fue planteado por la Comisión, Chabalgoity resaltó la importancia de contar con la normativa adecuada para las actividades de este instituto. En Uruguay «estamos carentes de normativa, no tenemos una autoridad reguladora de medicamentos validada por las autoridades correspondientes, en este caso la OMS». Agregó que por la misma razón las empresas nacionales que fabrican medicamentos no pueden exportarlos, «o sea que este no es un tema solo académico, las empresas necesitan de esa autoridad reguladora para poder avanzar. Necesitamos normas para poder empoderarnos de estas tecnologías disruptivas que llegaron para cambiar el mundo, las necesitamos aunque la fabricación no sea solo nuestra». Además de la basada en ARN mensajero, destacó otras tecnologías disruptivas como la de los nuevos biorreactores, que permiten que una planta antes dedicada a un único producto pueda cambiar la fabricación de un producto a otro rápidamente. Esto permitió producir de manera acelerada millones de vacunas, «son tecnologías que en Uruguay no tenemos implantadas», indicó.
Respecto a la posibilidad de sumar inversores para este proyecto, Chabalgoity señaló que hay experiencias de contacto entre los investigadores en biotecnología y la industria, «el problema es que nadie invierte en la nada, necesitamos generar ese ambiente de negocios, ese ambiente fermetal que demuestre que hay lugares donde invertir». Agregó que actualmente grandes farmacéuticas buscan instalar plantas de producción en diferentes países para cubrir las demandas de vacunas, pero para hacer frente a propuestas de ese tipo Uruguay debe contar con planta piloto y con condiciones para realizar ensayos clínicos. También expresó que el Banco Interamericano de Desarrollo está interesado en financiar esta propuesta pero para que esto suceda «el país tiene que demostrar que la quiere».
Hacia el mismo lado
Rodríguez también consultó a los investigadores sobre la experiencia innovadora que se lleva adelante en Uruguay con la aplicación de una tercera dosis combinando las vacunas de Sinovac y Pfizer, y particularmente si «la Udelar está trabajando en algún plan estratégico de innovación de este esquema». Al respecto Chabalgoity señaló que Uruguay está siendo pionero en esta combinación; los integrantes de la Comisión Nacional Asesora de Vacunaciones concluyeron que aplicar esta tercera dosis abre una ventana de oportunidad porque «la pandemia no terminó». «Ahora bien, entendemos que cuando uno es innovador tiene implicaciones también para con el resto del mundo, nosotros entendemos que es un obligación también generar datos de calidad sobre lo que estamos haciendo», indicó, por eso investigadores de la Udelar y el IP están trabajando en la elaboración de una propuesta dirigida al MSP para realizar «análisis detallados de cómo está evolucionando la aplicación de esta tercera dosis».
Ante consultas de los senadores Enrique Rubio y Silvia Nane relativas al diseño básico de inversión y plan de negocios para el instituto, Mombrú explicó que una de las cosas que va a surgir del trabajo que se haga en 2022 con una inversión de 5 millones de pesos, es un plan de negocios a seguir desde el comienzo. «Nos preocupa mucho que el producto al cual lleguemos sea un instituto sustentable, que le sume al país, que sea una iniciativa que cuente desde el comienzo con un razonable funcionamiento y mantenimiento a lo largo de los años», indicó.
Por su parte el senador Germán Coutinho celebró la iniciativa para la creación de este instituto porque promueve el crecimiento de la actividad científica nacional y expresó que en el último tiempo «la ciencia marcó un poco el camino y nos hizo aprender a todos todo el tiempo». Respecto al tratamiento de la propuesta de la Udelar en el Senado señaló que «el espíritu total de la Comisión es el de intentar buscar la mayor unanimidad» e intentar «no politizar» la discusión. Con la pandemia la ciencia demostró todo lo que puede aportar y por tanto es claro que «hay que apoyar muchísimo más en todos los aspectos este tipo de institutos y organizaciones» señaló, y dijo que con este proyecto es visible que «queda muchísimo para aportar, muchísimo para dar y eso se ve en la vitalidad de cómo lo plantean, de cómo lo presentan».
La presidenta también señaló que este tipo de iniciativas «son cosas que no debemos politizar, son temas de Estado, tenemos que estar todos empujando hacia el mismo lado». También destacó que la crisis sanitaria nos hizo notar cuán preparados estaban nuestros científicos, de tal modo que el gobierno acudió a su consulta. «El reconocimiento al investigador y al científico realmente impulsado desde el gobierno ha llegado a toda la ciudadanía; nos ha quedado claro que estamos contando con los mejores, con gente que se ha entregado a trabajar», algunos de manera más visible y otros menos visible, «en ustedes, nuestro reconocimiento a todos», expresó.
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