Franco Simini, coordinador del Núcleo de Ingeniería Biomédica de la Udelar, expresó su alegría por el poco tiempo que pasó entre la firma del convenio de transferencia tecnológica de la Universidad de la República a la empresa MOVI, ya que «a menos de un año, el país puede verificar que se materializaron no sólo ventas nacionales, sino las primeras exportaciones del instrumento». 

El estetoscopio del fisiatra

Simini destacó el trabajo interdisciplinario y la sinergia entre estudiantes y docentes en la creación del dispositivo biomédico, ya que interactuaron disciplinas como Fisioterapia, Medicina, Fisiatría, Ingeniería Biomédica, Mecánica, Física, Electrónica y Computación. Además, en el ámbito del Núcleo de Ingeniería Biomédica se definió un proyecto de fin de carrera para estudiantes de Ingeniería, bajo la guía de los tutores, y se comenzó a trabajar en ese nuevo instrumento. Señaló que a través del Programa de Apoyo a la Investigación Estudiantil (PAIE) de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) participaron estudiantes de la carrera de Fisioterapia de la Escuela de Tecnología Médica (EUTM) y también aportaron estudiantes del Departamento de Rehabilitación y Medicina Física del Hospital de Clínicas, que dirige el profesor Darío Santos. «Así se fue dando una red interdisciplinaria en la cual el objetivo más visible fue la construcción de un prototipo DINABANG», apuntó.

Darío Santos, profesor adjunto de Rehabilitación con orientación en Biomecánica Clínica del Hospital de Clínicas y coordinador de Metodología Científica de la EUTM, comentó que, en el ejercicio de la práctica clínica, su línea de investigación es la biomecánica de la rodilla con lesión de ligamento cruzado anterior, con prótesis de rodilla y otras lesiones de tipo no quirúrgico, como la artrosis. Es así que ha desarrollado conocimiento original en la cinemática de la rodilla cuando se está en presencia de la rotura de ese ligamento, que a nivel articular es una de las lesiones más prevalentes. Uno de los procedimientos que Santos utiliza para recuperar la función de la rodilla es recuperar su movilidad y su fuerza. En este sentido, destacó que previo a DINABANG no existía instrumento que pudiera cuantificar en tiempo real parámetros de torque, fuerza muscular y velocidad de ejercicio del miembro inferior para recuperar la musculatura, que se pudiera afectar luego de un procedimiento quirúrgico. 

Frente a la necesidad clínica de un instrumento así, «empezamos a tirar ideas y recurrimos a Franco Simini para plantearle la posibilidad de involucrar en un proyecto de grado a estudiantes de Ingeniería Eléctrica que pudieran llevar a cabo esta idea original: el diseño, implementación y ejecución de DINABANG». La idea surgió a fines de 2015, en 2016 los estudiantes de ingeniería Rodrigo Barboza, Jorge Domínguez y Agustín Fernández se contactaron con Santos y su equipo para que fueran sus tutores del trabajo final de grado. «Hice un intenso trabajo de formación de unos cuatro meses con los estudiantes y un curso de biomecánica; los estudiantes estaban formados en mecánica, pero había que llevarlo a la realidad biológica y clínica», agregó Santos. Con los ejercicios realizados con bandas elásticas con resistencia progresiva se lograron los primeros trabajos de formación y luego, junto con Simini, acompañaron el diseño ingenieril del instrumento los colegas también tutores del proyecto Fernando Silvera, Pablo Perez y Francisco Veirano.

El nombre de DINABANG fue propuesto por Simini, quien explicó que «todos los nombres de los dispositivos del Núcleo hacen referencia a lo que hacen», por eso Dina hace referencia a la fuerza que se mide y bang es una onomatopeya de explosión, que hace referencia a «una fuerza explosiva» que el fisioterapeuta evalúa y trata de limitar para evitar desgarros durante los ejercicios de rehabilitación. Simini definió a DINABANG como «una especie de estetoscopio del fisiatra, porque está destinado a ser la medida confiable, rápida y barata de la fuerza de los miembros inferiores durante la rehabilitación en el entrenamiento de los deportistas». Explicó que es un elemento sensor de la fuerza junto con una unidad inercial y entre esos dos elementos se mide fuerza, velocidad, aceleración y movimiento del tobillo de un atleta, que está conectado a las manos del fisioterapeuta mediante una cinta de goma elástica que permite hacer cosas muy diversas. Así en una tablet el especialista ve en tiempo real qué fuerza hace el deportista y en qué momento y, por lo tanto, gradúa y ajusta su propia fuerza muscular para obtener el resultado óptimo, y secundariamente lo incluye en la historia clínica electrónica, describió el ingeniero.

Santos afirmó que el dispositivo «ha permitido cuantificar y, a partir de la interpretación de los parámetros, planificar los ejercicios. Asimismo, permite un feedback para el paciente que puede ver cuál es el registro de sus valores y ha tenido una demanda cada vez mayor». Agregó que DINABANG permite emular la actividad física a la que estará sometido el deportista, ya sea para prevenir o rehabilitar. Por ejemplo, controlando el ejercicio de una banda elástica y midiendo parámetros de velocidad, se puede emular cuando el individuo corre y hace los movimientos rápidos de la pierna hacia adelante, y hacer una progresión basada en los principios del entrenamiento terapéutico de la progresividad, la complejidad y la individualidad del ejercicio con valores.

En el consultorio y en el campo de juego

Simini comentó que una de las primeras personas en demostrar interés en el dispositivo fue Oscar Tabárez, director técnico de la Selección Uruguaya de Fútbol: lo evaluó como de utilidad en el trabajo con la selección para detectar asimetrías en miembros inferiores. Simini sostuvo que el dispositivo es una «voz de alarma previa a ciertas lesiones», porque puede evitarla, entrenando el miembro que resulta de menor fuerza o potencia en el desempeño. Santos agregó que para la Selección Uruguaya, por ejemplo, le va a permitir planificar con mayor precisión los ejercicios en escenarios deportivos durante la rehabilitación o la prevención de lesiones como la de musculatura posterior del muslo que son de las lesiones musculares más prevalentes en el fútbol.

Asimismo, «DINABANG vino a llenar un vacío y es una oportunidad que tuvo el país y especialmente la Universidad de aportar algo novedoso que no existía en el mercado», así se pusieron en marcha los mecanismos de transferencia tecnológica en respuesta a esa demanda y los cursos académicos que se dictaron confirmaron esa necesidad, afirmó Simini. Mencionó que la Unidad de Propiedad Intelectual de la CSIC actuó rápidamente para que se registrara este modelo. En este sentido, Rodrigo Barboza, fundador de la empresa MOVI, comentó que su empresa se formalizó en 2019 y presentó DINABANG en Emprendedores Innovadores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII)  para continuar creciendo. Agregó que actualmente la empresa se encuentra ubicada en Ingenio, una incubadora de empresas ubicada en el LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay), dentro de su Parque Tecnológico y de Eventos. Esto le ha permitido contar con un lugar físico, laboratorio de electrónica, acceso a consultoría y talleres en diversas áreas que ayudan al crecimiento empresarial. 

Desde mediados de 2020 la empresa lanzó al mercado DINABANG teniendo buena receptividad por parte del mercado. Hoy el dispositivo está presente en varias instituciones médicas y clínicas de rehabilitación, como el Hospital Británico, Clínica Uruguay Fisioterapia, Clínica BioHealth Group y Clínica Performance. MOVI ha recibido feedback muy positivo entre los usuarios de DINABANG, sugiriendo nuevas funcionalidades que enriquezcan el crecimiento del dispositivo, indicó Barboza. También la empresa se encuentra en vías de internacionalización y ya se han exportado equipos a Brasil, Colombia, México y Chile. Las primeras exportaciones tuvieron el objetivo de generar un trabajo en conjunto con profesionales de distintas Universidades. Desde el punto de vista comercial está trabajando además con empresas que brindarán la distribución de DINABANG en dichos países habiendo acordado un monto mínimo de 20 unidades en los primeros meses solo para México. Al mismo tiempo se está comenzando el proceso de registro del equipo para Chile y Brasil.

Asimismo, para ayudar en este proceso, la Udelar acuerda protocolos de investigación operativa con atletas de los cuatro países para así poder publicar una cantidad mayor de casos, retroalimentar el instrumento y tener referencias de otros lugares, que permitirá poder publicar más y mejores informaciones fisiológicas sobre los valores normales. «Siendo un instrumento relativamente nuevo, es necesario verificar la exactitud de las medidas. Tener valores en poblaciones más numerosas le da mayor validez a los valores de referencia», aclaró Simini. 

Foto: Gentileza del Prof. Darío Santos

Un instrumento de vanguardia

En este sentido, Santos señaló que con la Universidad Federal de Rio Grande do Sul de Brasil están realizando trabajos de investigación conjunta sobre DINABANG que permite registrar y cuantificar el índice de fuerza de la extensión y la flexión de la rodilla. En la misma línea, se inició un trabajo de investigación con la Universidad Austral de Chile y la Universidad Autónoma de México. También en Colombia, una fisioterapeuta está implementando DINABANG en el fútbol. Santos señaló que está involucrado con la empresa MOVI, en el marco del convenio, como un investigador que aporta conocimiento original, y «lo interesante» de esta interacción es que «le sugiero mejoras para la aplicación, tanto para poder interpretar o para poder obtener esos datos crudos que permitan procesarlos como investigador. Esto está permitiendo avances para que DINABANG siga creciendo y transformándose con mejoras». Además, comentó que se está pensando poder realizar con este dispositivo el registro de la activación muscular para poder discernir qué músculos se están activando en la musculatura del cuádriceps. Es así que calificó a este instrumento «de vanguardia», ya que no hay ningún otro en el mercado que permita la cuantificación cuando se realizan ejercicios con bandas elásticas o cuando se realiza una medición del balance muscular. «DINABANG tiene la versatilidad de usarlo en el consultorio o en el campo de juego», subrayó. 

Leonardo Tartaruga, profesor asociado en la Escuela de Educación Física, Fisioterapia y Danza de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul en Porto Alegre (Brasil), es usuario de DINABANG y le contó al Portal que está utilizando el dispositivo para la evaluación de personas ancianas y con enfermedad de Parkinson y también con jugadores de fútbol.

Con respecto a las personas con Parkinson y ancianos, indicó que han evaluado la fuerza y equilibrio muscular de pacientes que están participando de dos proyectos de extensión universitaria: danza brasilera, y marcha y equilibrio. Para verificar cambios debido al entrenamiento que están realizando en modo remoto, hacen visitas de tres en tres meses con 20 personas en total de este proyecto, y si retorna la presencialidad, se podrán alcanzar a 100 personas. En cuanto al deporte, sostuvo que están realizando una evaluación de fuerza con el DINABANG con cuarenta jugadores de fútbol. Entiende que es recomendable utilizar este dispositivo por «la facilidad de utilización y apoyo para la decisión clínica relativa al ejercicio y determinantes clínico-funcionales de salud». Asimismo, Tartaruga considera fundamental «estos trabajos de innovación tecnológica, porque retroalimenta la función social de la Universidad pública».

Simini afirmó que «la aventura de DINABANG es el resultado de un trabajo mancomunado de muchos actores en Uruguay, que está dando sus primeros resultados y está demostrando el éxito que hay cuando existe una sinergia entre distintos actores liderados por la Universidad». La Universidad cumple su función de investigación, aporta soluciones al país, y es una materialización de enseñanza directa, según explicó Simini, «porque los estudiantes salen con el convencimiento de que pueden hacer algo en el mundo» y, por lo tanto, «es un ejemplo que tendría que recibir como contrapartida un apoyo aún mayor del resto de la sociedad, porque la Universidad está permitiendo multiplicar las inversiones que el país le hace», señaló. Asimismo, sostuvo que «DINABANG llena una necesidad para los fisoterapeutas, las clínicas de deportes, las mutualistas y hasta la propia Selección Uruguaya de Fútbol, y ahora tenemos cuatro países donde ya hay equipos internacionales funcionando replicando la experiencia uruguaya». «Realmente es un aporte de la Universidad al país», concluyó.

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