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Investigadores dialogaron sobre impactos sociales y económicos del Covid-19
En el marco del ciclo «Efectos e impactos sociales y económicos del Covid-19», el Área social y Artística de la Universidad de la República (Udelar) desarrolló la segunda mesa «Mercado Laboral: impactos y transformaciones», el jueves 18 de noviembre a las 18.00 horas. En la actividad el decano de Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA), Jorge Xavier, presentó el ciclo de charlas y el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, estuvo a cargo de la apertura de la segunda mesa.

El evento contó con dos ponencias: «Mercado Laboral en tiempos de pandemia», a cargo de la docente Verónica Amarante (FCEA y Facultad de Ciencias Sociales, Udelar), y «Teletrabajo: una respuesta desde lo normativo» por el docente Gustavo Gautier (Facultad de Derecho, Udelar).
Xavier señaló que la temática a tratarse en la actividad «es un tema que nos desvela». Añadió que en cuanto a los efectos del Covid -19, los aspectos sociales y económicos «son de compleja resolución y de profundo impacto, con algunos de los cuales ya estamos viviendo hace bastante tiempo». Por ese motivo, desde la Mesa Social y Artística les pareció conveniente generar una instancia de intercambio acerca de estos temas, y en esta oportunidad sobre el mercado laboral, como una forma más de contribución de la Udelar a la lucha contra los efectos socioeconómicos de la pandemia.
Arim resaltó que los efectos de la crisis no se agotan en ella misma, sino que suelen tener repercusiones a largo plazo. «Las características de esas secuelas, sus dimensiones, sus impactos diferenciales, dependen mucho también de lo que se haga desde las políticas públicas», afirmó. Entiende que son erróneas las ideas que sostienen que una vez superadas las condiciones que dieron lugar a crisis como las que vivieron países de América Latina y el Caribe, entre ellos Uruguay y Argentina, los sistemas y las sociedades vuelven al punto de partida. Uno de los efectos de estas crisis que muestra tener una enorme persistencia en el tiempo es la desigualdad, indicó. Para el rector, también se puede prever que hayan grandes impactos en los adolescentes y los niños que transcurrieron durante dos años por el sistema educativo en contexto de pandemia, y no son excepción los estudiantes de la Udelar que están transitando sus estudios de grado en estas circunstancias, que los privan del intercambio y del encuentro social, componentes centrales de la construcción comunitaria, explicó.
Por eso, sostuvo que es muy relevante para las sociedades y para las universidades que se generen espacios de discusión e intercambio temático como este; «en el contexto de este Uruguay, con esta malla de protección social, con estas políticas públicas que hemos desplegado en esta crisis y las que teníamos previamente construidas como sociedad». El rector concluyó que esta actividad debería ser «un mojón en la constitución de nuevos programas de investigación de largo aliento que salgan al encuentro de esta necesidad tan peculiar, que implica analizar la salida de una crisis a la cual no estábamos acostumbrados, por lo menos en el último siglo, por las características que tiene».
Desempleo y teletrabajo
En su exposición, Amarante mostró un panorama del mercado de trabajo uruguayo durante el 2020, basado en un trabajo de investigación realizado con otros docentes del Departamento de Economía y del Instituto de Economía de FCEA. Asimismo, repasó las condiciones del mercado laboral en el contexto mundial, que presentó impactos muy diferenciados por sectores económicos, y la destrucción del empleo predominó en los sectores asociados a servicios personales y turismo, mientras que otros sectores intensivos en mano de obra calificada, como puede ser comunicación y servicios financieros, no se vieron afectados o incluso se vieron positivamente afectados. Explicó que a nivel mundial los indicadores muestran que las mujeres y las personas jóvenes con menor nivel de calificación han sido las más afectadas en términos de la probabilidad de destrucción del empleo. A su vez, otro rasgo muy importante de esta crisis fue la aceleración en un proceso que ya estaba teniendo lugar en el mercado laboral a nivel mundial, que es la adopción de nuevas tecnologías.
Amarante aclaró que los datos refieren al año 2020 en base a la Encuesta de Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística. En términos de los indicadores de actividad, empleo y desempleo, el mercado de trabajo de Uruguay ha tenido menos oscilaciones en esta crisis que el resto de la región. Hubo una importante caída en América Latina en la tasa de actividad -caída esperable porque las personas se retiraron del mercado de trabajo-, entonces el aumento del desempleo es de casi 2% en América Latina, y 1,4% en Uruguay. Este aumento de la tasa de desempleo no afectó a los trabajadores de mayor nivel educativo, y afectó más a las mujeres y al interior del país. También hubo una caída muy importante de los ingresos laborales, alrededor de 5% si se considera solo a los ocupados, y fue mayor entre los hombres y considerablemente más grande en el interior del país. Asimismo, la caída de ingresos es más marcada para los trabajadores independientes, por encima del 8 y 10%, y hubo una leve caída en el porcentaje de informalidad -el sector informal no aumentó como siempre sucedía en otras crisis, porque este sector no podía recibir a los trabajadores-.
La investigadora recordó que la principal respuesta de la política pública en términos del mercado de trabajo ha sido el seguro de desempleo, que operó como «un mecanismo amortiguador muy importante». «Tradicionalmente en el seguro de desempleo las mujeres representaban alrededor del 30%, lo que pasó ahora es que la proporción fue mucho más igualitaria para hombres y mujeres, y también se igualó bastante la proporción Montevideo y el interior del país», señaló.
En cuanto al teletrabajo, Amarante indicó que la proporción de mujeres que teletrabajaron es mayor a la de hombres, y la probabilidad de teletrabajar es mucho más alta en Montevideo que en el interior del país. Globalmente, en el momento más alto de incidencia del teletrabajo, el 14% de la población ocupada en Uruguay respondía que estaba haciendo teletrabajo. Sin embargo, la proporción de trabajadores que durante el 2020 tuvo esa posibilidad es baja en Uruguay y América Latina. Además, «aumenta muchísimo la probabilidad de trabajar por el nivel educativo y los percentiles de ingreso laboral, la opción está más presente en el sector público y hay diferencias por sectores de actividad», destacó.
Regulación del teletrabajo
Gustavo Gautier señaló que el teletrabajo tiene una corta historia a nivel mundial y dentro de ella se incluye cómo ha sido la regulación de esta modalidad de trabajo en los distintos países. «Se puede decir que el teletrabajo es hijo de las crisis ya que nace en 1971 como una reacción al aumento de los precios del petróleo», afirmó. Apuntaba a evitar los costos de combustible y el tiempo que implicaba que el trabajador se trasladara a su lugar de trabajo. Este primer impulso del teletrabajo se desarrolló fundamentalmente en Estados Unidos y se caracterizó por llevarse a cabo en el hogar, a diferencia de lo que sucede en Europa, donde el teletrabajo se realiza desde telecentros, cercanos a donde viven los trabajadores para que los traslados no sean tan importantes.
En cuanto a Uruguay, este país no tuvo un gran impulso del teletrabajo hasta la crisis del año 2002. En ese momento, ya se contaba con un avance tecnológico que permitía trabajar a distancia, incluso para otros países, y ante la escasez de trabajo en Uruguay, muchas personas encontraron una oportunidad laboral trabajando en esta modalidad para otros países (trabajo transnacional u offshore). Esta forma de trabajo se mantuvo en el tiempo, pero en los primeros años del siglo XXI con porcentajes muy bajos de incidencia (no supera el 4% de la población económicamente activa).
Como consecuencia de la crisis por la pandemia de Covid 19 y la exhortación que realiza el Poder Ejecutivo uruguayo a que todos los que pudieran teletrabajar desde su domicilio lo hicieran, el teletrabajo tuvo un incremento muy importante en el país. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística, en algunos picos en los que se vivieron las etapas más graves de la pandemia, el teletrabajo alcanzó un porcentaje de más del 20%. Esto impulsó que se desarrollaran cambios normativos en esta modalidad de trabajo. Aunque en los años 2000 hubo algunas iniciativas en este sentido, estas nunca llegaron a prosperar. En el mundo pasó algo similar a Uruguay, hasta la crisis pocos países tenían regulación del teletrabajo.
Gautier recordó que «un mojón importante» en la regulación global del teletrabajo fue el acuerdo marco europeo del año 2002 firmado por los sindicatos y las centrales empresariales más representativas de Europa, para que las legislaciones de los países fueran incorporando los contenidos de este documento. Algunos de los principios que se encuentran en este acuerdo fueron incorporados en la ley uruguaya de regulación del teletrabajo. El trámite de esta ley llevó «un buen tiempo» de discusión en el Parlamento uruguayo, alrededor de 16 meses. En el proceso, varias organizaciones vinculadas al tema como la Udelar, el PIT-CNT, las Cámaras Empresariales, entre otras, concurrieron a las cámaras a dar su perspectiva del proyecto y algunas de sus sugerencias fueron incorporadas al texto. A partir de septiembre de 2021, Uruguay tiene una ley vigente que por primera vez en el país aborda este problema.
Vea la mesa completa en el canal de YouTube de la Udelar
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