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Estudiantes privados de libertad estrenan Centros Universitarios
Los días 25 y 26 de noviembre se inauguraron dos Centros Universitarios dentro de las Unidades penitenciarias n° 6 y n° 5 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Se trata de espacios que permiten generar condiciones adecuadas para el avance de estudiantes privados de libertad en sus carreras, así como favorecer el intercambio, la reflexión y la autonomía que caracterizan la vida universitaria. Estudiar «es nuestro derecho, nos pertenece», plantearon en el evento internas de la Unidad n° 5.
La creación de estos centros es producto de acuerdos previos entre la Udelar y el INR, en especial del convenio específico firmado hace un año por ambas instituciones con el objetivo de concretar estos espacios. Si bien la Udelar ya realizaba un trabajo de apoyo a los estudiantes privados de libertad (EPL) en sus trayectorias educativas dentro de las unidades, en algunas de ellas no había espacios físicos adecuados donde desarrollar estos procesos ni se gestionaba de igual manera el ingreso de docentes, tutores y referentes de la Udelar a las cárceles. Este acuerdo apuntó a favorecer la estabilidad y permanencia de la enseñanza universitaria en el sistema penitenciario.
En ambas inauguraciones participaron autoridades de la Udelar como los prorrectores de Enseñanza, Juan Cristina, y de Extensión y Relaciones con el Medio, Javier Alonso, además de autoridades del INR, el comisionado Parlamentario Penitenciario, Juan Miguel Petit, estudiantes, referentes de las distintos servicios universitarios donde cursan sus carreras los EPL, docentes y tutores de la Udelar, funcionarios, educadores y operadores de las unidades del INR vinculados con las actividades de enseñanza que allí se realizan.
En la inauguración del Centro universitario de la Unidad n° 6, el prorrector de Enseñanza expresó que «la Universidad no olvida, para nosotros los estudiantes son todos». Resaltó la importancia que tiene para la Udelar esta iniciativa, «para nosotros esto representa más que un espacio físico», porque sin las personas no son relevantes; «lo más importante son los protagonistas porque somos una institución educativa que está centrada en el estudiante», señaló.
Recordando que años atrás la Universidad convocaba a estudiantes y docentes a participar de una carrera por la Av. 18 de Julio, dijo a los EPL presentes: «acá vamos a correr contigo, nos vamos a cansar contigo, nos vamos a mojar y embarrar contigo. Yo te puedo acompañar pero lo importante es que cada uno siga su plan, que tenga su plan de vida», y agregó: «estoy seguro que vas a llegar a la meta».
El director del INR, Luis Mendoza, agradeció a Gabriela Pasturino, coordinadora de la Comisión central de Estudios en privación de libertad de la Udelar, por su intenso trabajo para establecer los estudios universitarios en las cárceles. «El logro está acá», expresó, hay 100 EPL en todo el sistema penitenciario cursando carreras universitarias y más de 50 internos inscriptos en un curso preuniversitario de formación hospitalaria. En la Unidad 6, hay 23 internos estudiando diferentes carreras, indicó.
Esto «es fundamental para nosotros», señaló Mendoza, teniendo en cuenta que en la estrategia del INR solamente se puede trabajar la rehabilitación por el trabajo, estudio, recreación, deporte y cultura. Con esta iniciativa los estudiantes «estarían apoderándose de este salón, lo cual nosotros apoyamos» expresó, «esto significa que plantaron bandera, acá estudia el privado de libertad universitario o futuro universitario, y eso es bueno». Agradeció a la Universidad por los esfuerzos constantes para dar a los internos la oportunidad de estudiar, por ejemplo, mediante el trabajo de jóvenes tutores pares impulsado por el Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa) de la Udelar. Finalmente aseguró a los EPL que siempre contarán con el apoyo del INR.
Sueños colectivos
La subdirectora técnica de la Unidad n° 6, Soledad Ferraro, también agradeció a todos los que trabajaron por la concreción del espacio, un hecho «emocionante». Como egresada de la Udelar, indicó que la formación académica es uno de los pilares fundamentales para la transformación de la vida de las personas y que esta «va mucho más allá de la preparación para un oficio o profesión, se trata de la construcción de la propia identidad, de la edificación de nuestro propio ser en el mundo, de la posibilidad de seguir el llamado de la vocación y de ser constructores de nosotros mismos». En nombre del equipo de Dirección de la Unidad expresó «total compromiso» para promover la permanencia y evolución del nuevo espacio.
«El pasaje por la universidad nos transforma, nos construye, nos cambia para siempre y cambia nuestra visión del mundo», indicó Ferraro. Para concluir citó una frase de la argentina Carla Chejolán al egresar de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, difundida en redes sociales: «yo no caí en la universidad pública sino que la universidad pública me levantó, me abrazó, me enseñó sueños colectivos y me cambió para siempre».
En el acto también participó la docente territorial e integrante del equipo central de Progresa, Victoria Brückner, que realizó un repaso de los últimos años en el trabajo de la Universidad y el INR junto con los EPL, desde que este tomara fuerza a partir de 2016. Cuando este trabajo arrancó «fue con una certeza como brújula: estudiar es un derecho y la Universidad nos pertenece a todas y todos». La realidad actual «es producto de una construcción colectiva y a los ponchazos», señaló, «la cárcel como institución es a veces un espacio peleador para trabajar, donde uno siempre tiene que correr de atrás las cosas». Apuntó que «lo verdaderamente difícil es mantenerse en esa inconformidad constructora, generadora de nuevas y ojalá mejores realidades, sin olvidarnos de lo mucho que se ha avanzado».
Luis Barboza, gestor educativo de la Unidad n° 6, también se refirió al proceso llevado adelante para establecer allí la enseñanza universitaria. Recordó cuando los internos estudiaban donde podían y las tutorías se realizaban en cualquier espacio disponible. Destacó los cambios que hubo en la Unidad respecto a la educación: se acompañan y apoyan actividades de enseñanza primaria, secundaria, talleres no formales; el Departamento de Educación de la Unidad siempre está abierto a muchas posibilidades y nuevas propuestas, indicó. Agradeció a los EPL porque se comprometen con estos procesos y «empujan para que todas estas cosas funcionen».
Ser o estar
Dos estudiantes universitarios de la Unidad n° 6 también participaron, relataron sus experiencias y dejaron en claro sus expectativas y reclamos. Adrián Baraldo, estudiante de la Licenciatura en Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, agradeció a las autoridades presentes y también a sus compañeros, «que día a día ponen el cuerpo en este espacio». El mismo día de la inauguración, Baraldo supo que en 2022 podrá usufructuar salidas transitorias para estudiar, un beneficio al que acceden pocos EPL. Señaló que el día también era especial porque se habló sobre el esfuerzo de «un montón de actores luchando por construir algo, por que podamos acceder al derecho a la educación, por que podamos transformar nuestras vidas y realidades, y en esa lucha con un montón de actores estamos nosotros como protagonistas, como bien lo dijo el prorrector», indicó. En este proceso los estudiantes de las unidades penitenciarias «podemos hacer otra lectura de nuestras trayectorias de vida, sobre los pasos que hemos dado, a dónde hemos llegado, sobre si este es el fondo o es el principio de otra cosa», reflexionó.
Anunció que ese día el espacio educativo universitario y el espacio multidisciplinario de la Unidad, (donde las PPL realizan actividades educativas no formales) recibiría el nombre «Maestra Elena Quinteros». Esta denominación fue elegida pensando en reivindicar «la educación pública que tenemos», explicó; también en reconocimiento a la gran cantidad de mujeres trabajadoras que a diario transitan la unidad y en recuerdo de aquellas que estuvieron presas en esa misma cárcel durante la dictadura militar. Baraldo agregó que en el nuevo espacio de estudio y convivencia, entre los compañeros mantienen «discusiones teóricas, yo desde mi mirada de la educación, otros desde la mirada de la economía o de las ciencias sociales. Esas son también discusiones multidisciplinarias que nos enriquecen y que son una forma de apoyarnos, contenernos y acompañarnos».
Sabiendo que en otras unidades penitenciarias se inaugurarán otros centros y salones similares, observó que se está generando un modelo rizomático, porque «cualquier punto del rizoma puede ser concretado por cualquier otro y debe serlo»; se trata una estructura donde los EPL pueden conectarse y que puede ser transformada por ellos, planteó. De este modo se abre espacio a la reflexión acerca de la dualidad entre «el ser preso y el estar preso», que para ellos es fundamental aclarar: «si la Udelar nos considera como estudiantes universitarios, entonces estamos, si nos considera como internos universitarios, entonces somos». Agregó que las PPL todavía tienen muchas cosas por conquistar, por ejemplo, las que tienen que ver con su egreso y posibilidades de inserción laboral en esa etapa.
Autogestión
Gonzalo Amaral, estudiante de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y del Instituto de Profesores Artigas, felicitó a sus compañeros estudiantes y a todos los que venían luchando desde hace mucho tiempo por establecer el nuevo espacio educativo. Destacó que es necesario valorar «los procesos de cada uno de nosotros porque cuesta, cuesta muchísimo». Para su trayectoria educativa los EPL cuentan con menos herramientas y hay ciertas cosas en las que siempre van a depender, puntualizó, pero aún así como estudiantes universitarios es preciso «buscar la autogestión y poder ser autosuficiente lo más que se pueda».
Respecto a la enseñanza en la virtualidad, modalidad que los EPL transitan desde el inicio de la pandemia, señaló que «para nosotros trajo un cambio muy importante, por lo general la pandemia para todos fue un atraso pero para nosotros fue la oportunidad, y capaz que no lo sabíamos, de poder estar a la par con nuestros compañeros que están en libertad. Pudimos seguir los cursos vía zoom al igual que ellos, tuvimos la posibilidad de exonerar materias. Antes de la pandemia para aprobar las materias rendíamos exámenes libres, de a uno. Este año tuve la posibilidad de aprobar 11 materias entre las dos carreras, sin duda no hubiese sido posible si no fuera por la virtualidad». Por esa razón los EPL tienen inquietud por saber cómo se van a desarrollar los cursos el año que viene, dado que hay varios que no tienen la oportunidad de salir de la Unidad a estudiar a los servicios universitarios. Planteó que «es muy importante valorarlo e impulsar a los chiquilines que quieren realmente salir adelante, ayudarlos», por tanto quieren saber hasta dónde cuentan con el apoyo de las autoridades de la Udelar y del INR en sus procesos.
Derecho o privilegio
En la Unidad n° 5 de INR, donde se alojan mujeres, hay 17 estudiantes universitarias de grado y 21 de pregrado. En la inauguración del Centro Universitario el 26 de noviembre, Sabrina, estudiante de la Facultad de Enfermería, agradeció a quienes acompañan a las EPL día a día, tutores pares, docentes, referentes, coordinadoras y funcionarios de la Unidad. «Nos enorgullece saber que todavía siguen confiando en nosotras, ese es un elemento fundamental para llevar adelante el proceso de construcción en el Centro Universitario», expresó, «en este nuevo espacio buscamos transmitir nuestra voluntad de desarrollo a nivel personal y demostrarles que con condiciones adecuadas y motivación podemos salir adelante». «Prometemos que juntas haremos que esto crezca día a día», concluyó.
Por su parte Mariana, estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, indicó que «las cárceles en Uruguay son un problema social», el país tiene una de las tasas más altas de prisionalización de Latinoamérica, con casi 14.000 PPL, es «una realidad que nos tiene que preocupar a todos». Afirmó que «la cárcel marca, y marca para toda la vida», además muchas PPL pasaron antes por una larga cadena de vulneraciones. No es extraño que haya altas tasas de reincidencia, indicó, porque «la cárcel daña», tanto a las PPL como a los funcionarios y «a la sociedad entera». Pero también la Universidad «marca e impacta en la cárcel, en nuestras vidas y en nuestros allegados. Para la cárcel trae transformaciones de cultura de valores y nuevas formas de hacer las cosas», aseguró.
Indicó que en su experiencia como estudiante universitaria, pudo darse cuenta «de todo lo que he crecido y lo que he cambiado», aprendió que no hay una única solución para un mismo problema y que todo es aprendizaje, «que nuestras capacidades y habilidades suman y que no se trata solo del contexto sino también de lo que estamos hechos, y que aunque no podemos cambiar el mundo, podemos cambiar el nuestro». Agregó que «lo que afuera se llama un derecho, por mucho tiempo en la cárcel fue un privilegio», relató cómo a partir de 2016 fue creciendo la inclusión de los EPL a la vida universitaria y señaló que los avances en cuanto a la educación en el sistema penitenciario son notorios, por lo que la demanda de educación terciaria seguramente continuará aumentando en los próximos años.
Paola, también estudiante, agradeció a todas las compañeras «porque sin ellas, más allá de las instituciones, esto no hubiera sido posible». Agregó que el espacio universitario les permite día a día generar vínculos, construir relaciones interpersonales sanas, asumir el compromiso y la responsabilidad que conlleva estudiar. La educación les brinda la oportunidad de mejorar y «como mujeres, independientemente del contexto en que estemos, de empoderarnos y salir fortalecidas, porque podemos mejorar por una mejor sociedad rompiendo estigmas y desigualdades sociales». Indicó que esperan que el INR y la Udelar sigan adelante instalando centros educativos y universitarios en todas las unidades del país «porque es rehabilitatorio, porque nos da la oportunidad y porque es nuestro derecho, nos pertenece».
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