Gaye expresó que esta distinción «para nosotros es un orgullo» y explicó que es otorgada por la World Stroke Organization (WSO), que es la organización más importante de ACV a nivel mundial. El equipo de la Unidad de ACV forma parte de un registro internacional donde ingresa periódicamente datos anonimizados de pacientes con ACV, de los procesos asistenciales, y la WSO mide indicadores de calidad con los datos ingresados. En dos años consecutivos, el equipo obtuvo el status Diamante, que implica una alta calidad asistencial, cuidados avanzados, y es el grado más alto de distinción. «Entonces ahí nos dimos cuenta que podíamos aspirar a alguna cosa más formal, a una certificación que fuera (…) algo más estabilizado, y nos enteramos por varias vías que había una forma de certificarse en diferentes niveles de complejidad en la atención del ACV, por esta organización», explicó.

Comentó que el proceso de acreditación inicialmente es de autoevaluación, con un reporte del trabajo, las capacidades, recursos tecnológicos -angiógrafo, tomógrafo, resonador, Unidad de ACV-, recursos humanos -neurólogo de guardia interna, CTI, neurocirugía-, y el número de pacientes que el equipo atiende por año, cantidad de procedimientos por año -trombolisis, trombectomía mecánica-. Al cumplir los requisitos de la autoevaluación, se concreta una visita de evaluación presencial. El equipo del HC recibió a Sheila Martins, presidenta de la World Stroke Organization, quien realizó una evaluación «muy, muy rigurosa». Tras el racconto de cómo fue el proceso de organización, de que logramos hacer los tres tratamientos principales que hay en ACV, que es la trombolisis sistémica con medicamentos, la trombectomía mecánica que es en el angiógrafo, y la atención en la Unidad de ACV, que tenemos cuatro camas en Neurología, les mostramos los resultados de todos los pacientes atendidos en la Unidad, a todos los que se les hicieron esos tratamientos, relató.

Posteriormente, la siguiente parte de la visita implicó la auditoría de las historias clínicas que el equipo había registrado anonimizadas durante la autoevaluación y una actualización de los pacientes que están internados en la Unidad de ACV. Después que terminan esas auditorías, se hace una recorrida por todo el Hospital en todos los sectores críticos de la ruta de atención al ACV: «desde la Emergencia, pasando por el tomógrafo en Imagenología, por la Unidad de ACV y por el angiógrafo, pasando por el Block Quirúrgico porque algunos pacientes se tienen que operar con anestesia, y después llegando al CTI». Fue un recorrido por todas esas zonas, coordinado con todos los sectores, y dentro de la Unidad ACV incluía también personal no médico: fonoaudiología, enfermería, fisioterapia y terapia ocupacional.

La doctora Martins los conoció a todos, si bien tuvimos poco tiempo de preparación y antelación. Es así que un mes después el equipo recibió la certificación.

Desde que se creó la Unidad de ACV en 2007, atendió a 2000 pacientes aproximadamente. De ellos, 280 se hicieron trombolisis intravenosa y van 26 que se hicieron trombectomía mecánica -10 en el Clínicas y 16 en otros centros cuando todavía no estaba financiada-.

El equipo fundamental de la Unidad de ACV es neurología, coordinado por Gaye y con siete neurólogos en régimen de guardias las 24 horas todos los días del año en el Hospital, son guardias internas. Después hay una serie de profesionales médicos y no médicos que están alrededor de este equipo: enfermería, fonoaudiología, fisioterapia, terapia ocupacional, fisiatría. Además está la periferia de cardiólogos, imagenólogos, cirujanos vasculares, neurocirujanos, que no intervienen en todos los pacientes sino en algunos casos individuales. «Interactuamos en forma permanente con la Emergencia, Imagenología, Cuidado Intermedio y CTI, pero el corazón, digamos, está en el piso 2 con esos primeros profesionales que nombré», acotó.

Un Programa de Neurorrehabilitación

Sobre el Programa de Neurorrehabilitación que presentó el HC ante el Parlamento en 2021 y recibió una partida presupuestal para llevarlo adelante, Gaye indicó que «estos tratamientos que mencionaba no son mágicos, en la mayoría de los pacientes siempre algún déficit o secuela queda: no puede mover un brazo, le cuesta caminar, no puede ver bien de un ojo, le cuesta comunicarse, hablar, tragar, utilizar la mano». El proceso de neurorrehabilitación empieza desde el primer día que el paciente ingresa a la Unidad; «teníamos cierto déficit ahí (…) y con un proyecto que presentó la Dirección del Hospital con una ayuda nuestra para redactarlo, se aprobó un refuerzo presupuestal para el proyecto específico de neurorrehabilitación, que está destinado a los pacientes con ACV, que son la mayoría, pero también a los que no son ACV: traumatismos de cráneo, que se ve mucho en jóvenes, postoperatorios neuroquirúrgicos, problemas de lesiones medulares por accidentes de tránsito». Este es el año en que el Programa empieza a funcionar, se nombraron ya los cargos fundamentales y en mayo empieza a funcionar, señaló.

Una de las áreas que la Unidad de ACV estaba más débil era la rehabilitación y de a poco ha ido mejorando, indicó, porque es fundamental que el paciente pueda comenzar la rehabilitación en el hospital y lo vea al mismo tiempo el fonoaudiólogo, el terapista ocupacional o el fisioterapeuta y encamine el tratamiento desde la internación porque así ya se empiezan a lograr objetivos. Aclaró que la rehabilitación no se va a realizar totalmente en promedio de 10 o 12 días, que es el promedio de internación, pero comenzando el tratamiento en el Hospital se disminuyen complicaciones, se empiezan a tener mejoras y también pueden comenzar la rehabilitación ambulatoria tras el alta. 

Señaló que en el sector público de la salud hay una dificultad en el acceso para la rehabilitación en el domicilio porque implica el traslado de pacientes y algunos tienen dificultad para movilizarse. Por eso, con este programa «vamos a tener forma de hacer rehabilitación intensiva e incluso está contemplada la posibilidad de que luego de que el paciente se fue de alta y se estabilizó, si tiene un problema específico a rehabilitar, que se pueda volver a internar, no porque este grave sino específicamente para mejorar la funcionalidad de la mano y la comunicación, por ejemplo», señaló. 

Entonces el paciente se puede internar unos días con ese objetivo y eso está contemplado en el funcionamiento del programa, sostuvo. «La parte de neurorrehabilitación comienza este mes», adelantó. Explicó que igualmente la neurorrehabilitación se realizaba en el Hospital pero existía una dificultad de acceso a los técnicos no médicos que se vio agravada por la pandemia, porque los fisiatras, los fisioterapeutas y los fonoaudiólogos instauraron la rehabilitación por la plataforma Zoom -que era lo que podían hacer en este momento-, pero que no es lo ideal. «Ahora tras el cese de la emergencia sanitaria, es importante que no queden atrás las patologías que quedaron para atrás», señaló.

El foco en el paciente

Con respecto a los efectos que tiene la rehabilitación sobre el paciente, Gaye afirmó que «durante la internación inicial es fundamental». Comentó que el equipo realizó un trabajo que indica que una gran parte de los pacientes después del ACV tienen dificultades para tragar. Esta dificultad implicaba que los líquidos que deberían ir hacia la vía digestiva, iban para el pulmón y les ocasiona a los pacientes congestiones y neumonías y existía un porcentaje alto de mortalidad por esa causa, explicó. En tal sentido, entiende que contar con un fonoaudiólogo permite que a todos los pacientes se le pueda realizar test deglutorios y decidir si durante la internación pueden tomar o comer algo o no pueden hacerlo y en el caso de que no puedan hacerlo, que se pueda instaurar la rehabilitación con ejercicios para que puedan alimentarse lo antes posible. En el caso de que no se puedan tomar las medidas necesarias como colocar una sonda nasogástrica o una gastrostomía para que no se desnutren al no poder tragar, se le pueda facilitar una vía alternativa de alimentación, ejemplificó.

También citó el caso de la rehabilitación física y los pacientes que no pueden mover una pierna o un brazo, por ejemplo, corren el riesgo de tener trombosis o úlceras por presión por estar inmovilizados o no se dan cuenta y se empiezan a lastimar. Entonces es importante tomar medidas fisioterapéuticas como rotar al paciente, ponerle un colchón neumático o en cuanto se pueda movilizar de la cama que pueda sentarse en un sillón para cambiar de posición; entonces de esta manera, «ya cambia el pronóstico porque tendrán menos trombosis, menos úlceras por presión y ya se puede empezar la rehabilitación motora. Con la rehabilitación se pueden identificar las complicaciones tangibles e inmediatas de la internación», explicó.

«Ni que hablar también con la rehabilitación posterior para que el paciente se pueda adaptar a su medio con los problemas o discapacidades nuevas que tiene», indicó. Para eso, también es muy importante la rehabilitación para que el paciente se adapte a su medio con la nueva capacidad que tiene, como por ejemplo, si no tiene la misma fuerza en la mano que pueda contar con una ayuda técnica para agarrar un cubierto sin tener que cerrar totalmente la mano o tener una esponja para lavarse sin tener la fuerza suficiente en la mano, señaló, es decir: «contar con adaptaciones al medio a las nuevas capacidades del paciente».

Gaye se refirió a la importancia de que este programa se realice en el hospital universitario y por ende que el Hospital de Clínicas haya sido distinguido: «es fundamental, primero porque tengo la camiseta de la Universidad» y también porque «el hospital de Clínicas ha estado a la punta de los temas nuevos en salud como en el tratamiento del ACV». Explicó que en 2007 notaron que se encontraban muy atrasados en el tratamiento de ACV en Uruguay y comenzaron a impulsar acciones. Comentó que el Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas es neurólogo y ha puesto el foco en el tratamiento del ACV y le está dando impulso al tema para que avance en el sistema de salud. Destacó la capacidad de la interdisciplina que tiene el hospital universitario y la posibilidad de que el paciente pueda dialogar con especialistas médicos y no médicos directamente. Además, «en este hospital tenemos la capacidad de con la imaginación poder ir transformando las realidades, y en otros lugares se pone el foco más en lo asistencial solamente pero aquí contamos con docencia, investigación, extensión y las capacidades de modificar conductas que capaz que en otros lados se siguen haciendo igual y de repente tendrían que ser diferentes. Pero al modificarlas acá, se puede influir en otros lugares para modificar esas conductas». En este sentido, puso el ejemplo de que en el Hospital de Clínicas se están formando radiólogos que hacen estudios diferentes a los que habitualmente se hacían para el tratamiento del ACV y después cuando se reciban trabajarán en otros lugares ya sabiendo que se tienen que hacer estudios radiológicos más avanzados de los que se hacían antes. 

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Andrés Gaye, docente del Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas. 27/04/2022. Foto: Richard Paiva-UCUR
 
 
 
 
 
 
 
 

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