En el conversatorio, que se realizó en el Paraninfo de la Universidad, participaron Amira Fagúndez, representante de FEUU; Theo Jung y Martina Salles, representantes de los gremios estudiantiles de enseñanza Secundaria del área metropolitana; Ramiro Dutra, de la Federación de Estudiantes de Formación en Educación del Uruguay (FEFEU); Inés Martinez, de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR), además del rector. 

Jung y Salles informaron sobre efectos de la situación presupuestal en los liceos metropolitanos. Jung planteó que la educación «ya funciona con un presupuesto acotado» y esta Rendición de Cuentas va a recortar aún más los recursos para horas de tutorías, materiales educativos, seguridad en los liceos y mejoras edilicias. Además, la calidad de la enseñanza se ve afectada por el deterioro en varios locales metropolitanos de Secundaria, tales como el edificio histórico del IAVA, que requieren reparaciones a fondo. También expresó que la pandemia tuvo especiales efectos sobre la salud mental de los adolescentes y en este punto la ANEP debería brindar apoyo a los estudiantes, con un presupuesto acorde.

Salles repasó las consecuencias que trae en los liceos la falta de recursos suficientes. En primer lugar indicó que es «esencial» prestar atención a los estudiantes en su salud mental en los centros educativos; sin embargo, muy pocos liceos tienen psicóloga o psicólogo para este propósito. Las autoridades sostienen que los liceos de Bachillerato no requieren de estos profesionales, sin embargo para los colectivos estudiantiles este tipo de atención «claramente no debería ser un privilegio», y que se necesita contar con personal especializado más allá de profesores y adscriptos.

La falta de recursos suficientes también lleva a recortar horas docentes dedicadas a  tutorías de apoyo, en materias donde frecuentemente los estudiantes necesitan reforzar sus conocimientos, agregó Salles. Otro aspecto que evidencia la falta de presupuesto es la insuficiencia de materiales de higiene básicos tales como papel higiénico y productos de higiene menstrual en los centros de enseñanza; «creemos que es una necesidad básica» contar con estos implementos, indicó.

Tanto Salles como Jung se refirieron al abordaje de la seguridad en los liceos, y plantearon que cuando la policía realiza sus controles junto a estos locales solicita los documentos a los propios estudiantes, por lo general menores de edad, y en estos intercambios suelen generarse situaciones violentas «preocupantes».

Educación en una sociedad más justa

Por su parte el representante de FEFEU y estudiante en el Centro Regional de Profesores de Salto, Ramiro Dutra, agradeció la oportunidad de participar en este encuentro para intercambiar y reflexionar en el marco de la Rendición de Cuentas. Afirmó que la ANEP sufre una caída presupuestal enmarcada en un proyecto de país «que prioriza el ajuste fiscal y el ahorro frente a las necesidades de las grandes mayorías». También indicó que los estudiantes no son ajenos a la realidad social, y como colectivo reafirman que «la lucha no comienza ni termina en el aula», para los objetivos de los gremios estudiantiles es imprescindible avanzar en una sociedad más justa donde «no lleguen estudiantes con hambre a las escuelas y liceos».

Aseguró que esta situación se da «en un marco en el que sabemos que como país avanzamos en un proceso de recuperación económica, y eso no se ve destinado en políticas públicas». Además, los colectivos estudiantil y docente del Consejo de Formación en Educación (CFE) entienden que actualmente se avasalla la participación de los órdenes y, particularmente en el marco de una reforma curricular, no se presta atención a todas las voces que deberían estar involucradas. Respecto al proyecto del actual gobierno para la obtención de títulos universitarios en el área de la formación en educación, indicó que es «superficial», va «en contra de la lucha de los estudiantes de CFE por una Universidad de la Educación autónoma y cogobernada» y propone un mecanismo de titulación que «básicamente lo que hace es fragmentar la formación en educación, y de universitario no tiene nada» 

Por último llamó a las organizaciones «a oponerse al proyecto educativo del gobierno actual, con claros tintes privatizadores, concentradores y autoritarios» y expresó que «presupuesto es tener edificios en condiciones, es estudiar sin pasar frío, en clases que no sean superpobladas, es continuar avanzando en descentralización, es llevar cada vez más oportunidades a cada rincón del país, es no tener que irte de tu casa para estudiar lo que querés».  

En tanto, la representante de ADUR dijo estar viviendo un momento de desazón y un deja vu al estar discutiendo nuevamente sobre esta falencias que enfrenta la educación pública. Informó que con los compañeros de la intergremial universitaria representantes de la FEUU, la Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR) y de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC) ya comparecieron ante la Comisión de Presupuestos integrada con Hacienda de la Cámara de Diputados, y allí señalaron que «la institución está en shock con esta situación».

Martínez expresó que el incremento cero para la Udelar propuesto por el Poder Ejecutivo para esta Rendición de Cuentas tiene «ribetes de perversidad» y «un impacto simbólico que da mucho miedo». Apuntó que es muy fácil destruir rápidamente las capacidades que fueron construidas en la Udelar con mucho esfuerzo y a lo largo de mucho tiempo. Este mensaje presupuestal «no contempla el crecimiento de la matrícula, que celebramos, pero somos los mismos docentes para atender más estudiantes», y de esta forma no se sostiene la calidad de la enseñanza, señaló, así como tampoco se contemplan los proyectos asistenciales y de formación de personal de salud para el Hospital de Clínicas.

Desde ADUR se apoya el pedido de presupuesto que realiza la Udelar en esta Rendición de Cuentas, afirmó. Agregó que si nada cambia la pérdida presupuestal va a ser de casi 7.6% entre 2020 y 2024; también lamentó que los ajustes salariales para los trabajadores de la Universidad se estén calculando en función del Índice medio de salarios y no por el Índice de precios al consumo. Agregó que en el conjunto del sistema educativo uruguayo los trabajadores docentes, técnicos, administrativos y de servicio de la Udelar «somos los que cobramos peor». Finalmente alentó a los estudiantes a pensar en futuras movilizaciones, en defensa de la Universidad.

Dentro y fuera del aula

Fagúndez indicó que la FEUU viene de un proceso «bastante crudo después de dos años pandemia, que nos obliga y nos hace estar a la altura del momento político de nuestro país, a esforzarnos más para construir más y mejor federación, que es también construir más y mejor cogobierno y espacios de intercambio y encuentro de los y las estudiantes».  El colectivo apunta a retomar actividades «donde podamos vernos las caras y encontrarnos en espacios más descontracturados» y a la vez reforzar los lazos que la unen con el resto del campo popular para resistir «los ataques que vemos constantemente no solo a la Universidad sino a toda la educación pública», expresó. Afirmó que la FEUU no atiende pura y duramente las inquietudes de los estudiantes sino que es una organización inmersa en la sociedad que por tanto discute el resto de las cosas que la afectan y plantea sus posiciones.

Resaltó el crecimiento de la población estudiantil de la Udelar en los últimos años, así como el desarrollo en el interior, en un grado que «no nos imaginábamos hace 20 años»; esto va en consonancia con la idea del conocimiento «como un derecho para todas y todos», indicó. Este crecimiento se acompaña de cambios en la composición social de los estudiantes de la Udelar, de los cuales una gran proporción corresponden a la primera generación de universitarios en sus familias, señaló, a la vez, muchos trabajan o buscan trabajo y también solicitan becas de apoyo económico para poder seguir estudiando.

Al igual que en años anteriores, uno de los principales planteos que la federación defiende en esta Rendición de Cuentas es «lograr que el 100% de los estudiantes que solicitan becas puedan realmente acceder», señaló Fagúndez. Solo este año hay 600 estudiantes que necesitan de este apoyo y quedaron afuera porque la Universidad no puede dar respuesta a todos, «nos duele cada uno de esos compañeros», expresó. Otro de los puntos importantes que la FEUU defiende es la eliminación de cupos en las carreras que todavía los tienen, sobre todo en el Área Salud, en momentos en que más estudiantes quieren formarse en esta área. Para esto se requieren más docentes, más salones, más respuestas, indicó. 

La FEUU también considera importante contemplar a los estudiantes que trabajan, habilitando más turnos para que puedan cursar sus carreras. Otro de los ejes de la plataforma estudiantil es la ampliación de los espacios de cuidado dentro de la Universidad, teniendo en cuenta que estas tareas recaen mayoritariamente en las mujeres y que es necesario construir políticas para que esto no constituya una traba para estudiantes y trabajadoras. Además, la federación acompaña el objetivo de la Udelar de continuar afianzando su descentralización en el territorio nacional. Fagúndez señaló que el incremento cero para la Universidad en esta Rendición de Cuentas es una de las señales de «ataque directo» a la institución y en este marco es necesario salir a defender cada espacio de participación, entendiendo que «estar en esta Universidad no significa solamente venir a estudiar un ratito al aula sino que también es debatir, es construir colectivamente».

En crecimiento, con menos recursos

Por su parte el rector Arim señaló que es paradójico «estar discutiendo una reducción del presupuesto universitario en un contexto donde a la Universidad de la República cada vez acceden más estudiantes». En este marco, indicó que previo a la emergencia sanitaria. accedían a la Udelar entre 16.000 y 17.000 estudiantes por año en todo el país, mientras que en 2021 fueron 21.000 estudiantes y este año el número es simular, es decir, ingresan unos 5000 estudiantes más por año: «la Universidad venía creciendo a un ritmo de un 4% anual y crecimos un 17%», afirmó. 

Además, los estudiantes son de trayectorias distintas, de hogares con características diversas y de todas partes del país, también hay muchos que trabajan o que cuidan y que deben estudiar en contrahorario a esas actividades. Por eso, cuestionó ¿cómo se puede atender a 5000 estudiantes más por año con menos recursos que en 2019? «No lo vamos a hacer de forma adecuada», respondió, «porque no vamos a poder tener horarios diferenciados, no vamos a poder tener un vínculo docente-estudiantes en grupos relativamente acotados que permitan construir comunidad y no vamos a poder seguir diversificando en términos geográficos los espacios de formación que la Universidad ofrece», aseguró. Asimismo, señaló que «probablemente, esta incapacidad institucional por ausencia de recursos se transforme también en fracasos personales, individuales y colectivos que también son de todos nosotros, de la sociedad uruguaya».

Expresó que la Universidad siempre ha tenido problemas presupuestales pero en este Uruguay del siglo XXI, la educación cumple un rol que no cumplía hace 20 años. Además, considera que desde el sistema político «hay una contradicción del discurso público de reivindicar a la educación pública como principal mecanismo de integración social y principal mecanismo para asegurar trayectorias vitales diversas y dignas para las personas, pero cada vez hay menor inversión per cápita, en el caso universitario, para la educación».

Además, hizo referencia al contexto en el que se da el recorte, cuando hay más necesidades de inversión en educación pública y cuando se está emergiendo de una pandemia con impacto económico y social. Por tanto, el nivel de vulnerabilidad de los y las funcionarias, docentes y estudiantes es mayor que en 2019; entonces, «no solo se invierte menos y se propone una reducción del presupuesto de la Udelar sino que se hace en un contexto extraordinariamente adverso», apuntó. 

Con respecto a las solicitudes de becas al Servicio Central de Inclusión y Bienestar Universitario, señaló que en 2019 tenían un ritmo estable mientras que en 2020 se incrementaron y se pudo obtener algunos recursos incrementales pero aún «corremos más lento que las necesidades de los estudiantes». Nuevamente hay un desfase entre las becas solicitadas y la capacidad de respuesta, y «eso puede significar la imposibilidad de acceder al derecho de la educación terciaria y superior. Las necesidades crecen a un ritmo que las políticas públicas no están alcanzando», puntualizó. También se refirió a la capacidad de respuesta que tuvo la Universidad al servicio del país en la pandemia, en especial en materia de investigación, cuando muchos estudiantes y docentes dejaron de realizar sus trabajos y postergaron sus egresos para investigar y aportar ante la crisis sanitaria, y ahora reciben esta señal de recorte.

El rector considera que existe el prejuicio erróneo de que la Universidad tiene un presupuesto demasiado grande, sin embargo, si se compara con los presupuestos que reciben las universidades públicas de la región, el de la Udelar es desfavorable, «cuando se habla de términos absolutos, hay que hablar de los requerimientos que tiene una política determinada». Por último, aseveró que la vocación de la Udelar es crecer y desarrollarse en conjunto con el resto del sistema de educación pública, «apostando a nuestras capacidades, no avanzar sobre mecanismos de tercerización y privatización en lo que son responsabilidades de las políticas públicas», y también apostar a tener programas conjuntos con ANEP y UTEC en todo el territorio nacional. En este sentido, «la Udelar no compite por recursos con los otros entes de educación pública, pero señalamos que la inversión pública en educación no es consistente con las contingencias que atravesamos y con lo que requiere el paìs en el desarrollo inclusivo ni con la visión que ubique al sistema de educación pública en el eje de desarrollo futuro equitativo del Uruguay», concluyó. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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