Este evento se desarrolló los días 13 y 14 de marzo, organizado por la Universidad de la República (Udelar), la Embajada de Francia en el Uruguay, el Grupo Interacadémico para el desarrollo de Francia y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay (MEC).

Iglesias (1930) se desempeñó en Uruguay como secretario técnico de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico, presidente del Banco Central del Uruguay y ministro de Relaciones Exteriores. A nivel internacional fue secretario ejecutivo de la CEPAL, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, secretario general de la Secretaría General Iberoamericana y asesor especial de la Unión Europea. Al momento de esta actividad se encontraba en España, por lo cual participó a través de zoom. 

En el Paraninfo de la Universidad, la mesa estuvo conformada por Mauricio de Rosa, de la Facultad de Ciencias Económicas y de la Administración, Udelar; Rafael Fort y María José González, del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), MEC; y Camila Zeballos, de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de Udelar.

Al comienzo de la actividad Iglesias agradeció la invitación para este intercambio y señaló que la propuesta le generó mucho interés, «he estado muchos años enseñando en la universidad y ahí podía captar cuáles eran las grandes preocupaciones que tiene la juventud», planteó. Agregó que en esta oportunidad aportaría «una reflexión casi generacional». 

Afirmó que entre el fin de la II Guerra Mundial en 1945 y la pandemia por covid 19, transcurrieron «los 75 años más creativos y ricos de la historia de la humanidad». Estuvieron precedidos por 30 años «terribles» que incluyeron dos guerras, millones de muertos, una crisis económica muy dura y la instalación de sistemas políticos autoritarios, señaló. La salida de este período crítico generó esperanza y entusiasmo, «nos parecía un periodo excepcional de grandes oportunidades» sobre todo por la creación de la ONU, que prometía un entendimiento en paz. Comenzaba una etapa en la que, si bien hubo muchísimas guerras por causas que han dividido a la humanidad a lo largo de los siglos como la religión, los nacionalismos y conflictos étnico raciales, hubo cambios muy importantes: la población mundial, que tardó 2000 años en llegar a 2500 millones de personas, se triplicó en estos 75 años; además, de 51 países pasamos a tener 200, señaló. Asimismo, en este período comenzaron a surgir intereses colectivos, alimentados también por el sistema instaurado por la ONU.

En su opinión «el mundo avanzó en forma espectacular», hubo ganancias importantes en materia económica mientras que en lo político la democracia ganó muchos espacios. Además «hubo un avance espectacular del desarrollo científico; tenemos que reconocer que la capacidad creativa de la humanidad en este tema es espectacular», planteó Iglesias.  

Un mundo nuevo

«A la gente joven quiero decir mi certeza de que estamos entrando en un periodo muy distinto, muy complejo y peligroso», planteó. Esta etapa que comienza puede llevar años y genera muchas inquietudes, «la primera es que el mundo va dejar de tener una potencia dominante, vamos a tener un mundo enfrentado en materia económica, social y sobre todo, conflictos como los que estamos viendo en Ucrania se van a mantener»

Queremos alimentar el mundo de la democracia, de la justicia, de la igualdad, de los  objetivos que prevalecen como grandes ideales, observó, pero «el nuestro es un mundo básicamente hebreo cristiano grecorromano, que evolucionó hasta lo que tenemos hoy como estructura, que respondió a esa realidad y dejó afuera como actores a casi toda Asia y por supuesto a casi toda África», mientras que América Latina participó «de atrás».

El mundo que está llegando va a ser peligroso especialmente por lo político y va tener que entender a ese mundo asiático con sus diferentes civilizaciones, y enfatizó que las de China o India son civilizaciones con valores, convicciones y sistemas políticos distintos. De un largo período donde los conflictos se daban dentro de un contexto fundamentalmente europeo y americano, «vamos hacia la visión de un mundo integral que hace que el conflicto sea civilizatorio», tendremos que integrar en la convivencia a esas civilizaciones a través del diálogo y la negociación, con tolerancia, señaló, «el mundo ha tomado conciencia de estos temas».

El desafío científico tecnológico es sin duda uno de los más importantes en ese contexto, planteó. Como ejemplo se refirió a nuestra incursión en el espacio, que seguirá creciendo en todo sentido, «no solo investigativo sino también político y económico». Debemos prepararnos, sobre todo los jóvenes, hacia una visión amplia donde la ciencia y la tecnología van a jugar un papel central en el tipo de sociedad que construyamos, la aparición de nuevos temas «obliga a insistir en que la ciencia es fundamental para el mundo que vendrá y casi parecería no tener límites para avanzar», agregó. Junto con esto «hay que trabajar para construir ese orden político mundial y orden político nacional que nos permita a asegurar un bienestar creciente, que nos permita vivir en paz en coincidencia con nuestros valores y aspiraciones», destacó, así como asumir el cambio civilizatorio, incorporar en esa convivencia a las civilizaciones que no estuvieron presentes cuando el mundo se organizó como lo conocemos hoy.

En la perspectiva nacional, opinó que «tenemos que poner especial atención en darle mucha más relevancia a la ciencia, incorporando el factor latinoamericano porque somos un país muy chico y tenemos necesidad de asociarnos para poder cooperar y  construir conjuntamente». Agregó que, salvo en el área agropecuaria, el desarrollo científico en Uruguay ha tenido muy poco apoyo público y todavía se ubica por debajo del 0.5 % del PIB, mientras que en países como Corea y China es cercano al 5%. En ese mundo que vendrá «un gran motor sin duda va a ser la ciencia» y en una visión global «precisamos más ciencia, más investigación, pero también instituciones que permitan incorporar esta visión del cambio civilizatorio», afirmó.

Las intervenciones de los y las jóvenes investigadoras se basaron en dos preguntas orientadoras; ¿Desde sus trayectorias como jóvenes investigadores qué aspectos creen que se deben jerarquizar o cambiar para lograr un mayor desarrollo de las ciencias en el país en diálogo con la sociedad? y ¿en qué pueden aportar y promover formas o miradas diferentes que contribuyan a un desarrollo más inclusivo y sostenible con foco en los derechos de las personas?

Finalmente se desarrolló un intercambio al respecto con la participación de Iglesias y otros asistentes al evento, como Jean Robert Pitte, secretario de la Academia de ciencias morales y políticas de Francia, quien observó una visión pesimista en la postura de las y los jóvenes investigadores. 

Ver video de la actividad

Noticias relacionadas:

Mesa redonda Mujeres en la ciencia: Visibilizar para cambiar

Comenzó Encuentros Capitales «Sin fronteras» Diálogos entre la Ciencia y la Sociedad

Los comentarios están cerrados.