Según este convenio el Ministerio de Salud Pública (MSP) aportará el financiamiento para llevar adelante la asistencia de la población objetivo, mientras que el de Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), en particular el programa Juntos, definirá cuáles son las personas beneficiarias de ese programa que recibirán asistencia en la Facultad. En la atención intervendrán estudiantes de los dos últimos semestres de las carreras de Doctor en Odontología, Laboratorista en Odontología y Asistente e Higienista Dental, con la supervisión de docentes de la Facultad y profesionales odontólogos asignados a esta tarea por parte del MVOT. 

Si bien existió un convenio anterior similar que se mantuvo vigente durante ocho años, el acuerdo actual establece algo «totalmente nuevo» en cuanto a la rendición de los fondos, explicaron Seoane y Cúneo. «Este nuevo convenio se hace en función de la cantidad de usuarios del programa Juntos que se van atendiendo y de los costos que cada prestación tiene para cada paciente, según los aranceles que manejamos en la Facultad para todas las personas que vienen a atenderse aquí», indicaron, «no se financia el programa en general sino lo que iremos haciendo a cada paciente a lo largo del tratamiento». 

El MSP financiará la asistencia centralizada de las personas que designe el MVOT, «no se incluyen actividades en territorio, de todas formas dejamos una cláusula abierta para eventualmente desarrollar estas actividades», señalaron. Si bien la Facultad cuenta con tres móviles odontológicos que permiten llevar una atención integral al territorio, «abarcar a un volumen importante de usuarios con estos móviles sería sumamente costoso porque las intervenciones requieren de materiales, descontaminación, esterilización, y todo esto es más complejo de desarrollar en territorio, se requiere de una coordinación y financiación mucho mayor», explicó la decana. Acotó que con los móviles odontológicos la Facultad lleva adelante distintos proyectos en el interior del país en conjunto con ASSE y sus profesionales, pero realizando actividades concentradas y específicas de una semana de duración. 

Atención y formación con permanencia

En el desarrollo de este convenio la selección de los usuarios estará a cargo de un equipo de profesionales y técnicos del programa Juntos, explicaron, se realizará con un criterio social y a la vez odontológico, apuntando a las personas con mayores vulnerabilidades. «Se va a conformar una bolsa de pacientes que van a venir a nuestra clínica asistencial; con cada uno se va a hacer un plan de tratamiento integral que contemple todas las prestaciones que requiere y luego esto se coteja con los aranceles que tenemos en la Facultad. Sobre esta base se irán haciendo las rendiciones de cuentas. Para esto es necesario que todos estemos cotejando y coordinando, todos tenemos un rol para cumplir, el estudiante debe subir los datos a la historia clínica electrónica, el docente tiene que corroborar y aprobar el tratamiento y los referentes tienen que hacer un seguimiento para ver cómo evoluciona el paciente, sobre todo porque según nuestra experiencia este tipo de usuarios tiene una gran tendencia a interrumpir el tratamiento. Es muy importante tener un equipo que siga la evolución del convenio para que las personas no solamente ingresen sino que permanezcan en el tratamiento», señalaron. 

Seoane explicó que la Facultad ofrece prácticamente todas las prestaciones existentes en salud bucal. Cuenta con dos unidades odontológicas que funcionan en cinco turnos semanales, con lo cual se pueden abarcar unas 200 consultas por semana, entre adultos y niños. «Estas no equivalen a 200 personas porque los tratamientos pueden durar varias semanas, pero es un volumen interesante», indicó. 

En contacto con la sociedad

También observó que los tiempos asistenciales en la Facultad no son los mismos que los de la atención profesional. Los estudiantes desarrollan una práctica y «si bien lo hacen de forma muy ágil porque están en los últimos semestres de la carrera, es un proceso de aprendizaje. Además hay que incorporar los datos en la historia clínica, discutir sobre las posibles formas de tratamiento, etcétera». Un usuario del programa Juntos puede llegar a estar cerca de dos meses en tratamiento, explicó. En general sus necesidades involucran la elaboración de prótesis y esto agrega complejidad ya que «es necesario equilibrar y acompasar los tratamientos con la formación de odontólogos, asistentes, higienistas y laboratoristas en odontología, todo va de la mano. Necesitamos un volumen de pacientes a los que realmente tengamos garantías de poder realizar las prestaciones necesarias y de que los tratamientos van a tener su etapa de laboratorio realizada adecuadamente. Estamos preparando todo, especialmente nuestro laboratorio de prótesis removibles, que es lo que más requiere esta población objetivo», puntualizó.

Agregó que «por la experiencia con el convenio anterior sabemos que la práctica asistencial con esta población nos enriquece a todos. Es una población muy feminizada con muchos niños, que normalmente llenaba nuestra clínica y generaba un clima diferente», indicó, «la formación de los estudiantes siempre es en contacto con la sociedad, claramente cuanto mayor es la vulnerabilidad mayor es el encuentro que tenemos con la verdadera situación social y esto es importantísimo en la formación y para la salud bucal en el país». Planteó que en esta iniciativa junto con los ministerios «somos un eslabón más y aportamos según los fines de nuestra institución, sin exceder esos fines».

Centro de referencia

Durante toda su formación en la Facultad los estudiantes ven un gran cantidad de pacientes, señaló Seoane, empiezan a desarrollar prácticas asistenciales en el segundo año de carrera y las unidades curriculares van creciendo en complejidad a medida que avanzan. «En 2022 llegamos a asistir en la Facultad a alrededor de 15.000 personas, que sumaron más de 40.000 prestaciones. A modo de ejemplo, en un curso de prótesis removibles atendemos cerca de 300 pacientes», agregó.

«La Facultad no funciona como un hospital odontológico sino que conjuga la enseñanza con la práctica asistencial, entonces el paciente tiene que adecuarse a las necesidades curriculares», destacó Seoane; «nuestro objetivo es generar un modelo asistencial propiamente dicho en el que el paciente no tenga que adecuarse sino que el estudiante en sus prácticas se adecue a las necesidades asistenciales». 

Agregó que «es importante recordar que la Facultad no tiene presupuesto universitario para realizar asistencia clínica. Esta se financia por los aranceles que se cobran por la atención, que son muy económicos en comparación con la práctica liberal pero igual son costosos para el paciente». El servicio ofrece atención en salud bucal integral, lo que abarca desde la educación y promoción en salud hasta cirugías, rehabilitaciones de alta complejidad, implantodoncia, entre otros tratamientos. 

Los perfiles de la población que se atiende en la Facultad son diversos. Si bien concurren usuarios que están en situaciones de vulnerabilidad importantes, «no hacemos una selección de quién puede asistirse o no en la Facultad más allá de nuestras capacidades; tenemos un cupo», aclaró, «con nuestros aranceles uno podría pensar que la población concurre porque no puede pagar la asistencia particular, pero no siempre es así. Tenemos pacientes que vienen hace 20 años y asumen la Facultad como su centro de referencia asistencial. Somos el único centro público que ofrece esto de forma integral».

Fuera del sistema

«Hay personas con mucha necesidad de tratamiento y poca posibilidad de pagarlos a nivel particular, como en el caso de las prótesis removibles. Tenemos una demanda insatisfecha; para nosotros es un problema porque año a año dejamos mucha gente sin asistir», agregó la decana. En algunos casos se realizan tratamientos sin costo para el paciente, indicó: «pueden ser casos de personas víctimas de la violencia de género, o que atravesaron una situación de calle o de drogodependencia, o personas que recién se están reinsertando en la sociedad después de estar privadas de libertad».

Seoane y Cúneo señalaron que el ingreso de la atención odontológica al Sistema Nacional Integrado de Salud se dio «tímidamente» y este tema debería retomarse en la agenda de discusión sobre políticas de salud. El sistema incorpora algunas prestaciones como la extracción de un diente pero no su reposición, explicó la decana. «Cuando uno concibe la salud bucal no es solo para masticar, es para nutrirse pero también para disfrutar la comida, para comer entre amigos, para tener un trabajo. La persona que tiene un problema en el sector anterior de la dentición y pierde sus dientes, ¿cómo va a trabajar al día siguiente? se tiene que pagar un tratamiento rehabilitador y eso no lo brinda el sistema de salud sino que tiene un costo adicional que nosotros terminamos absorbiendo. Lo hacemos con mucha alegría en realidad, porque la formación en un proceso real de práctica es el eje vertebral de la enseñanza en la Facultad. Queremos absorber eso pero no es suficiente, somos un referente para la población pero no somos un prestador», concluyó.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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