Espasandín explicó que «para este 8 de marzo la idea que tenemos es mostrar el compromiso, sobre todo político, de la Universidad con la igualdad de género». En noviembre de 2022 el Consejo Directivo Central (CDC) aprobó una resolución donde se plantea el compromiso con la corresponsabilidad en los cuidados, destacó, y esto se agrega a lo declarado en marzo de 2017 que establece un primer compromiso expreso por el CDC de la Universidad con la temática de la igualdad de género. Por eso este año el eslogan para el 8M es «Por una Udelar comprometida con la igualdad de género».

A la vez, es importante mostrar el desarrollo a lo largo del tiempo en materia de igualdad en la Udelar, señaló, «vemos que en los últimos años ha habido grandes avances, por ejemplo en lo relativo a la generación de institucionalidad de género». La CAEG maneja una línea cronológica donde se destacan varios hitos: en la Udelar hay una Red Temática de Género desde 2001, en 2012 se creó la CAEG -asesora del CDC- y en 2013 la CPAAD (la antigua Comisión de prevención y actuación ante el acoso y la discriminación). Ese mismo año siete facultades comenzaron un proceso para implementar el Modelo de calidad con equidad de género (MCEG). «Se empiezan a suceder varias mejoras, comienza a generarse institucionalidad y sobre todo a partir de 2018 y 2019, vemos un cambio. Lo que pasa en la sociedad, acompañando lo que sucede con el movimiento feminista globalizado, las grandes marchas del 8 de marzo, todo eso también permea las paredes de la Universidad y surgen muchas ganas de hacer desde distintos espacios», relató. 

Modelo de calidad 

El MCEG es una herramienta diseñada por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) junto con el LATU, con el objetivo de incorporar la igualdad de género en la gestión de las instituciones y así transversalizar esta perspectiva. «Es una guía certificable que me dice por dónde tendría que ir la organización en distintos ejes como los de violencia de género, cuidados, capacitación, que va aumentando su grado de exigencia a través de cuatro niveles», explicó Espasandín. En este momento hay 17 Facultades adheridas al Modelo, además de la Escuela de Nutrición, la sede Rivera del Centro Universitario Regional Noreste y dos espacios centrales: el Campus Luisi Janicki y el Servicio Central de Inclusión y Bienestar Universitario (SCIBU), indicó. «El avance en la generalización de esta herramienta es para la CAEG un enorme desafío por la demanda en toda la Universidad», señaló, ya que en todo el territorio esta comisión acompaña a los servicios universitarios en sus procesos de adhesión y certificación. 

Observó que las Facultades presentan situaciones diversas, hay comités y comisiones de género muy fuertes y otras debilitadas: «mantener esa institucionalidad puede ser difícil, estos son espacios de cogobierno asesores de los Consejos y sostener la participación a través de los años es complejo».

Al momento hay nueve Facultades certificadas en el nivel 1 en el MCEG y auditarán varias durante todo el año; el trabajo comenzó en febrero con la Facultad de Ingeniería, que auditó para la certificación nivel 1 mientras que en marzo lo hará la Facultad de Veterinaria para el nivel 2. Espasandín agregó que este Modelo «está diseñado para el mundo del trabajo» y tradicionalmente lo han aplicado sobre todo las empresas públicas como UTE, OSE y Antel, que han llegado a niveles más altos.

En revisión y construcción

«Cuando comenzamos, la implementación de las políticas y acciones en materia de género estaba muy anclada en lo que pasaba en las Facultades. Creemos que para permear toda la institución hay cosas que tienen que ser desde la centralidad, porque no todos los servicios pueden tener los mismos recursos. Por ejemplo, en el eje de la violencia basada en género en los últimos años ha habido un avance enorme con la definición de una política y una ordenanza, la conformación de una Comisión central sobre violencia, acoso y discriminación (VAD) y la creación de un equipo técnico especializado para las consultas o denuncias, que también trabaja a nivel de los servicios. En esta temática desde 2018 ha habido transformaciones enormes a nivel de la normativa y de la generación de la institucionalidad», planteó. «Esta política está en revisión y en permanente construcción, se va haciendo al andar», agregó. Recordó también que se realizó una primera encuesta sobre VAD en la Universidad, con lo que se va reuniendo mayor información.

En este eje la CAEG junto a las comisiones y comités de género buscan generar estrategias para compartir los recursos, indicó Espasandín, «porque son finitos y también para optimizarlos, para que no haya superposición». Por ejemplo, el Área de Tecnologías y Ciencias de la naturaleza y el hábitat tiene un equipo especializado en los temas de acoso, violencia y discriminación que es compartido. 

Corresponsabilidad

En relación a la temática de cuidados, la Udelar cuenta con una comisión central asesora del CDC desde 2019, explicó. Además, «anualmente se asignan 15 millones de pesos para el diseño e implementación de mecanismos de cuidado para la infancia; hay recursos específicos y la Universidad tiene el desafío de generar un sistema de cuidados dentro de la propia institución». Comentó que cada vez hay más espacios de recreación y cuidado, los que son variados: la mayoría se abren en períodos de vacaciones pero otros funcionan todo el año, en contrahorario de las actividades de estudio y trabajo como en la Facultad de Ciencias Sociales (FCS). Este espacio está abierto para la comunidad educativa y también con cupos para vecinos, gracias a un convenio entre FCS, la Facultad de Psicología y el Municipio B. 

Espasandín indicó que en 2022 desde la CAEG y la Comisión Central de Cuidados desarrollaron varias actividades para sensibilizar y «poner el tema de los cuidados en el centro», promover la corresponsabilidad al interior de los hogares y también la corresponsabilidad institucional; «claramente la Universidad está dando pasos enormes en este sentido», opinó. Aunque en este momento se está atendiendo a una población específica de niños y niñas de 3 a 12 años y la población dependiente es mucho más, se está avanzando, expresó.

Asimismo, se refirió a las encuestas que se vienen aplicando en los servicios para detectar las necesidades de cuidados entre trabajadores, trabajadoras y estudiantes, e indicó que se está trabajando para generar una encuesta central análoga desde la Dirección General de Planeamiento (DGPlan) que estará dirigida a toda la población universitaria. «Hay una corresponsabilidad institucional en este sentido, porque se asume que los cuidados afectan las trayectorias académicas y laborales de las personas en la Universidad y por eso se están generando políticas y acciones para promover esta corresponsabilidad», puntualizó.

Permear las estructuras

También se refirió a la importancia de que exista un espacio interdisciplinario sobre estudios feministas para trabajar y generar aportes teóricos, realizar acciones de extensión y enseñanza y transversalizar la perspectiva de género: el Centro de Estudios Interdisciplinarios Feministas (Ceifem); esto es relevante «porque hoy el MCEG está más orientado sobre todo a la gestión y al mundo del trabajo», observó. Además, señaló se ha creado un Observatorio para la igualdad con el fin de fomentar la colaboración entre diferentes actores universitarios y promover el desarrollo de investigaciones interdisciplinarias que permitan profundizar el conocimiento respecto a las desigualdades de género y sus efectos y así aportar a la elaboración de políticas universitarias. Este Observatorio es coordinado por el Ceifem e integrado por Rectorado, Prorrectorado de Gestión, DGPlan, Dirección General de Personal (DGP), la CAEG y la Red Temática de Género de la Udelar en un rol consultivo.

Señaló que hay un proceso de transversalidad de la perspectiva de género en áreas centrales como DGPlan y DGP de la Udelar: «la DGP hizo un llamado a jefaturas en el que se pondera la capacitación en la temática de género. Esas son señales claras de que este tema es cada vez más importante, y también lo es estar más sensibilizado y capacitado en esto. Me parece súper importante que esto se pondere, es decir no hay obligatoriedad pero esto motiva a formarse, a decir “este tema no es algo paralelo o para aquel grupito que trabaja en esto”, todos tenemos que estar formados en estas cuestiones. Creo que vamos en ese camino, sobre todo porque entre las autoridades y mandos medios de la institución cada vez hay más conciencia de que es necesario incorporar estos temas y eso permea toda la estructura». Agregó que desde 2019 la CAEG ofrece una capacitación modular en esta temática con una carga horaria importante, y que el Instituto de capacitación y la Escuela de gobierno también ponen recursos para que en la Universidad tengamos espacios donde capacitarnos. 

Destacó que hay desafíos por delante como la profundización en materia de presupuesto sensible al género; observó que los informes para la Rendición de Cuentas que se elaboran en la DGPlan, donde se detalla lo que hace la Universidad con los recursos en materia de igualdad, son año a año más extensos. Agregó que muchas veces se apela a la voluntad para el trabajo en cuestiones de género pero es necesario que haya recursos específicos asignados.

Espasandín informó que el 23 de marzo habrá un encuentro de comités y comisiones de género de los servicios promovido por la CAEG, «para tratar de identificar necesidades compartidas y generar una agenda común». Como ejemplo, indicó que las Facultades de Artes y de Humanidades y Ciencias de la Educación crearon un espacio de recreación y cuidados compartido: «es importante buscar esas sinergias, si hay cercanía y los recursos son escasos. Si una Facultad puede avanzar bien en algunas cosas y otra no, tenemos que trabajar en equipo, no tan encapsuladas, es como nos traccionamos unos a otros. El trabajo en red es fundamental», afirmó. 

Otro desafío es la interseccionalidad, observó, «es una dimensión a incorporar en nuestro trabajo». Por eso en el marco de la Secretaría de Comunidad Universitaria (SCU) se planea realizar actividades como un conversatorio sobre género y discapacidad y otro sobre mujeres y afrodescendencia, informó.

La Universidad como faro

Para Espasandín, a nivel nacional en los últimos años no ha habido grandes avances en cuanto a la igualdad de género. «Creo que la Universidad en esto es como un faro en este tiempo. Primero con un proceso interno de expansión y generalización del MCEG, que sostiene, y también porque avanza mucho en temas que son paralelos. Por ejemplo, el Modelo no exige que existan los espacios de recreación y cuidado, pero con esto la Universidad va con todo. Hay temas que tienen que ver con la igualdad y que se ponen en la agenda cuando la Universidad se mira, se investiga, cuando hay gremios atrás como la Comisión de cuidados de ADUR [Asociación de Docentes de la Universidad de la República] que empujan este tema y lo ponen en el centro de la atención; o como las cuestiones de acoso que también posicionaron las estudiantes. Los temas son traccionados por algunos colectivos que los ponen en agenda y a la vez son oportunidades de lograr rápidos avances», afirmó. 

Agregó que «sin duda el compromiso de la Udelar también está traccionando hacia afuera y hacia la interna de Inmujeres, que a través de las auditorías todos los meses por la expansión del MCEG en los servicios universitarios, está viendo el avance gigante de la Universidad en materia de igualdad».

«Nos falta muchísimo, porque el cambio cultural es otra cuestión, una cosa es que haya recursos, que se genere la institucionalidad, que la normativa se adecúe, que seamos cada vez más personas sensibles a estos temas, pero falta ese cambio», concluyó. 

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