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Rodrigo Arim y José Mujica en el Foro Internacional «Construyendo ciudadanía planetaria»
El 17, 18 y 19 de abril en la Universidad Técnica de Ambato de Ecuador, se llevó a cabo el Foro Internacional «Construyendo ciudadanía planetaria». En la jornada de cierre el ex presidente de Uruguay, José Mujica, brindó la Conferencia Magistral: «Educación, jóvenes y filosofía de vida» y el rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arim integró el Panel: «Visión compartida de futuro: universidades, sectores sociales organizados, sectores productivos, gobiernos locales y nacionales».
Arim enfocó su ponencia en el vínculo entre universidades, sector productivo y ciudadanía global. Señaló que la primera referencia a ciudadanía global aparece 400 años AC cuando Diógenes, antiguo filósofo Griego, ante una pregunta acerca de dónde provenía respondió: «Soy ciudadano del mundo». Esta respuesta se asociaba a la negación de identificarse con un lugar geográfico, a una localidad o a un grupo en particular. Cuatrocientos años después los Estoicos introdujeron el concepto de cosmopolita, reconociendo la opción de una ciudadanía mundial y distinguiendo en cada persona una comunidad de nacimiento o local y una comunidad de argumentos o aspiraciones humanas. «Vivimos cada uno de nosotros tensionados entre lo local y lo global y construir una ciudadanía global presupone construir vínculos entre ambos espacios», afirmó Arim.
El rector entiende que las universidades han cumplido un rol importante fomentando la ciudadanía global, «desde sus orígenes han aprovechado la diversidad humana y han fomentado el intercambio entre distintas comunidades», apuntó. Sostuvo que la diversidad de los cuerpos académicos además de un objetivo intrínseco de las universidades es una condición necesaria para una enseñanza y una investigación de calidad. «Las universidades somos espacios de construcción de ciudadanía global, vivimos del intercambio, del encuentro», expresó.
No obstante señaló que existen contradicciones a la interna, en la vida universitaria se dan asimetrías de poder y discriminaciones «intolerables» de grupos, por género, raza y procedencia. Considera que los sectores vulnerables y con alto grado de privación no siempre perciben los logros de las universidades aún cuando sean en su beneficio. «¿No será que estamos constituyendo una ciudadanía global de élite en las universidades? Es un riesgo objetivo que tenemos que analizar», reflexionó.
Planteó que la educación universitaria no siempre ha expandido oportunidades y de hecho ha reproducido desigualdades y estatus al interior de las sociedades. «Lo hace cuando nos estratifica, si creamos universidades de diferente calificación y en las de mayor calidad ingresan los estratos más favorecidos de la sociedad, estamos reproduciendo desigualdades», resaltó Arim.
Señaló que estas desigualdades también se generan cuando las universidades «crean agendas de investigación que no incorporan los problemas locales, la vida cotidiana y los actores externos a la vida universitaria, de nuestras sociedades». En este vínculo aunque destacó la importancia del relacionamiento de la sociedad con el sector empresarial, consideró que «la Universidad no se agotó en el pasado ni se puede agotar en el futuro en la articulación de la sociedad y la dimensión económica». Considera que la universidad aunque abarca el factor económico, va más allá de esta dimensión, «la universidad es un actor importante de lo que algunos autores llaman la democracia del conocimiento», afirmó.
Combatir la naturaleza de nuestro egoísmo
En su conferencia el ex presidente Mujica se dirigió a los jóvenes señalando que «para que los humanos tengamos una cierta estabilidad y armonía, la felicidad, necesitamos tiempo humano para gastarlo en cosas que no tienen costo monetario pero sí costo de tiempo humano». En todas las etapas de nuestra vida necesitamos tiempo para cultivar el amor y la amistad, que son el motor que nos impulsa, agregó, «si vendemos todo nuestro tiempo al mercado vamos a sacrificar nuestros afectos y sin ellos no podemos ser felices». Afirmó que también necesitamos tiempo para gastarlo en descubrir e investigar, en buscar el conocimiento que no necesariamente se transforma en mercadería.
En nuestra América «hay mucho pendiente», reflexionó. Se refirió al ecologismo, una causa impuesta por la realidad y muy fuerte en nuestra región, dado que somos «enormemente dependientes de lo que se haga o no se haga en la Amazonia». La civilización moderna está alterando el equilibrio del ambiente y la lucha por estas causas debe ser reforzada «pero si no somos capaces de instrumentar colectivamente un cambio de conducta cultural que choca precisamente con la civilización que tiende a crear el mercado, basada en un crecimiento de carácter exponencial como norte, va a ser muy difícil sostener el equilibrio de la vida en nuestro mundo», apuntó, «si seguimos derrochando porque al mercado le conviene vender, no vamos a acumular felicidad sino desastre».
«Lo más conveniente es promover una cultura racional capaz de asegurar la existencia del pan, la seguridad, la cultura y el amor a la vida como sueño para todos», expresó, y afirmó que debemos sentir como necesidad la lucha por sostener la vida, no solo de la especie humana. Convocó a los jóvenes a estudiar y a la vez a ser capaces de «caminar comprometidos por la vida con la multitud de desafíos que tenemos por delante», les invitó a conectarse «con el que llevamos dentro» y aseguró que «nunca tendremos un mundo mejor si no somos capaces de luchar por mejorarnos a nosotros mismos. Hay que combatir la naturaleza de nuestro egoísmo». Finalmente expresó que «la vida a pesar de los pesares es hermosa. En esta tierra está el paraíso y el infierno; tú sabes elegir».