El primero de los Coloquios abordó los temas: «Fundamentos republicanos y democráticos para una paz duradera » y «En el marco de la Alianza por el Desarme y la Justicia Social». Entretanto en el segundo Coloquio los temas tratados fueron: «Cambios en los sistemas de protección social en la región» y «Reformas de la seguridad social, derecho tributario y Renta Básica Universal». 

La apertura del evento estuvo a cargo del Doctor Juan Cristina, prorrector de la Udelar y el Doctor Martín Prats, Director del IHII. A continuación el Licenciado Nelson Villarreal Durán, también docente del Instituto,  abordó el tema El rol de las Ideas Jurídico-Políticas para la paz y convivencia, temática inicial del primer coloquio. Posteriormente hicieron uso de la palabra el Doctor Marciano Seabra del Programa de Pos Grados de Derecho PUCMinas/Brasil, el Doctor José Fabio Naranjo, de Colombia, el Doctor Ricardo Marquisio del Instituto es de Filosofía y Teoría General del Derecho de la FDer, la Magíster Maria José Brunetto del Grupo de Economía política de la FDer, el Doctor Fortunato Mallimaci, investigador Superior del CONICET y profesor Emérito de la UBA y la Doctora Ann McKinley, Presidenta del Centro de Mujeres Afro Costa Rica.

La educación: «factor fundamental para la paz»

Cristina destacó la importancia del tema del Coloquio y señaló que «la paz no es solamente la ausencia de un conflicto bélico, sino también el desarrollo humano de las sociedades en las que vivimos». En ese sentido resaltó especialmente «el papel fundamental de la educación para la construcción del pensamiento crítico, de una ciudadanía plena, para la paz y para el desarrollo humano de nuestras sociedades». Reafirmó la importancia del pensamiento crítico, «en un momento en el que la paz es desafiada no sólo por las armas sino también por un cambio civilizatorio, a través de las nuevas tecnologías, los medios masivos y las tecnologías de la comunicación». «Y si será importante en este momento tener una educación  libre en un contexto de libertad», acotó. 

El prorrector agradeció especialmente la participación de los invitados extranjeros y auguró que la instancia sería una oportunidad de intercambio y de reflexión muy valiosa para todos. «La historia de las ideas nos enseña a saber cómo llegamos hasta acá y cuáles son los desafíos que debemos afrontar en el presente y en el futuro», concluyó. 

Reflexionar acerca del origen y fundamentos filosóficos del Derecho

Prats destacó que desde su origen, alrededor de 1971, el Instituto de las Ideas plantea la importancia de que los estudiantes de la Facultad de Derecho puedan comprender los fundamentos filosóficos de la producción jurídica. «Un estudiante de Derecho va a recibir numerosos conocimientos sobre producción jurídica durante toda su carrera pero si no se logra hilar la relación que existe entre la norma jurídica, la ley, el Derecho y los fundamentos filosóficos e ideológicos que la nutren, la formación de ese estudiante de Derecho no va a ser completa», sostuvo. Añadió que por ese motivo el Instituto siempre quiso posicionarse dentro de la Facultad como ese espacio en el que se pueda conocer, pero fundamentalmente debatir, acerca  de cuáles son los orígenes de las normas jurídicas. Resaltó la importancia para el IHII de reflexionar sobre «qué pensamiento hay detrás de una norma, qué debates, que cuestiones sociales, económicas, políticas van generando la necesidad de crear determinada solución jurídica que después se impone como una norma obligatoria para todos». Destacó asimismo el valor del evento para reflexionar en forma crítica y ahondar en el debate acerca del origen del Derecho y qué puede hacer esta área de conocimiento para consolidar la paz y una sociedad donde impere la justicia social. 

Una educación ligada a la coyuntura social

Villarreal por su parte señaló que este primer Coloquio, «Fundamentos republicanos y democráticos para una paz duradera», se realizaba en el marco del curso Ideas jurídico políticas del orden moderno, que se imparte en primer año de la carrera de Derecho.  «No es posible aprender una profesión desligada de los conflictos sociales, culturales, económicos y políticos, en un sentido amplio», afirmó para comenzar. 

Planteó que para entender las condicionantes que sustentan una paz duradera es necesario  analizar cómo se fundamenta «el poder del gobernar», no sólo en el presente sino también a lo largo de la historia. Para ello se enfocó en la postura de algunos autores acerca de este poder, entre ellos Maquiavelo, Tomás Moro y La Boétie, que son parte del inicio de la modernidad. Maquiavelo sostiene que la paz nunca será permanente pero la estabilidad del gobernar está en el ejercicio de la política como un poder que permite sustentabilidad. En tanto Tomás Moro plantea que la paz es una forma de organización basada en la igualdad y la justicia, la guerra no será por tanto una forma de estabilidad para el poder por lo que deberá ser evitada. «La Boétie centra la paz en el empoderamiento de la conciencia respecto a quién nos quiere dominar y sumir», apuntó. Si para Maquiavelo y La Boétie, se puede aprender del pasado para superar un presente caótico y sumiso, en Tomás Moro nacerá la idea de que el futuro puede ser mejor que el presente. 

Resaltó asimismo la importancia de analizar las ideas de la Modernidad, que influyeron mucho en los principios artiguistas y otros proyectos emancipatorios del siglo XIX. Un paso a la modernidad estuvo marcado por la secularización o alejamiento del poder de la iglesia, en búsqueda de la centralidad en la razón y la política que caracteriza a esta época.  A partir de la modernidad se pone en manos de la historia humana el cómo construir la autoridad, la convivencia y las formas de organizar el gobierno y la sociedad. Villareal entiende que ver esta separación entre el poder y la religión, es importante para el presente ya que hoy «vuelve la religión como fundamentalismo traído por la política como renuncia de la autonomía a la política, a la democracia, como condición crítica y reflexiva de la convivencia, como decía Hannah Arendt».

 En este sentido señaló que la paz duradera en la sociedad, según tres de los autores modernos, Hobbes, Locke y Rousseau, está ligada a construir un pacto que legitime la convivencia sin violencia. Está unida por tanto a que estén reconocidos en la sociedad los derechos para todos y que esté legitimada la posibilidad de rebelarse si esto no fuera así. Para Rousseau el pacto social es una forma de recuperar «el Estado de naturaleza, de igualdad y felicidad». Este autor sostiene que el ser humano es bueno por naturaleza, el origen de los males está en la sociedad, en la propiedad privada y la desigualdad y es a través del pacto social que se podrá constituir una igualdad republicana que permita salir de la violencia y la degradación. «Será a través de la educación y el ser republicanos, que nos regeneramos como sociedad, será la participación social, la voluntad general republicana y no las simples mayorías las que logran dar expresión a la paz», plantea.

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