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Investigación sobre becas de posgrado de la Udelar aporta insumos novedosos para pensar nuevas políticas
De la mano de la colaboración entre funcionariado Técnico, Administrativo y de Servicios (TAS) y docentes, se llevó a cabo una investigación para relevar datos sobre las becas de posgrado que otorga la Comisión Académica de Posgrado (CAP) de la Universidad de la República (Udelar). El estudio es un aporte para pensar nuevas políticas en la materia y sirve como ejemplo de trabajo colaborativo entre distintos actores de la Universidad.
Adriana Fernández Álvarez es doctora en Ciencias Biológicas por el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, Magister en Enseñanza Universitaria y exdocente en régimen de dedicación total de la Udelar. Con el apoyo de la CAP, trabajó como coordinadora de la investigación Becas de posgrado de la Universidad de la República: Demanda, cobertura, postulantes y beneficiarios de la Comisión Académica de Posgrado (2009-2019).
Este trabajo se enmarca dentro del ciclo de publicaciones La Universidad se investiga, que consiste en una colección que publica estudios relacionados con la educación superior en Uruguay. En diálogo con el Portal de la Udelar, Fernández Álvarez dijo que investigar la Universidad es la base para «el autoconocimiento institucional, que favorece también la corrección de errores y la mejora de la institución hacia adelante».
Como dice el nombre del trabajo, el objeto de estudio de la investigación fueron las convocatorias a becas de posgrado gestionadas por la CAP en el periodo 2009 a 2019. La exdocente explicó que la CAP «financia y facilita de distintas maneras la actividad de posgrado en la Udelar, gestionando apoyos económicos a las carreras y también a estudiantes».
Apuntó que el estudio permite repensar «objetivos con respecto al otorgamiento de becas», «los diseños de las bases para las postulaciones» y «los criterios de selección». A su vez, destacó que el trabajo disponibiliza mejores registros de información dentro de la Universidad. Para Fernández Álvarez ese es «un hito importante» porque no solo influye en el aporte a futuras investigaciones, «sino también a la calidad de los procesos de gestión de la institución».
Destacó que la investigación aporta insumos novedosos y sistematizados sobre un tema al que todavía no se había hecho una aproximación. En ese sentido, sostuvo que la información obtenida sirve para valorar la aplicación de determinadas políticas. Añadió que «habría que profundizar en el análisis» y continuar estudiando la temática para valorar otras posibles decisiones.
Se triplicó el número de postulaciones y becas otorgadas
Dentro de las becas de posgrado que otorga la CAP, Fernández Álvarez identificó que hay dos modalidades más longevas de subsidios a las que se pueden aplicar tanto a nivel de maestrías como doctorados de perfil académico. En primer lugar, están las becas de apoyo a docentes, que son de larga duración y se dan al inicio de los posgrados. En segundo lugar, están las becas para la finalización de estudios de posgrado, que son más cortas y se conceden a posgraduandos de la Udelar -no solo docentes- que estén en etapa de finalización.
Entre sus objetivos, el estudio buscó «analizar cuál había sido el nivel de postulación y de otorgamiento de becas« para maestrías y doctorados y «la cobertura de la demanda que había». En función a eso, observaron que a lo largo del periodo estudiado las postulaciones y las becas otorgadas se triplicaron, sin embargo, solo se logró atender un 41,7% de la demanda. La cobertura fue similar para las becas docentes y de finalización y con mayores porcentajes en el nivel de doctorado.
En ese sentido, planteó que la cobertura pudo haber sido mayor, ya que a la hora de hacer las evaluaciones para otorgar becas a las y los estudiantes hubo propuestas «de muy alto nivel» que fueron aceptadas académicamente, pero que no se pudieron financiar por falta de recursos.
Por otra parte, también detectaron que «las personas que recibieron las becas desarrollaron sus titulaciones en mayor porcentaje y en tiempos menores que las personas que no la recibieron». Incluso, otro dato relacionado a esta información, es que el grupo de las personas que se postularon a una beca pero no la obtuvieron completaron promedialmente más rápido su carrera que el grupo de las que no se postularon.
¿Quiénes reciben las becas?
Otra finalidad del estudio fue analizar si las postulaciones y el otorgamiento de becas tenía diferencias entre carreras o Facultades. En ese sentido, Fernández Álvarez planteó que en la Universidad existen «heterogeneidades» en cuanto a cómo se distribuyen las postulaciones y los otorgamientos de becas. «La Facultad de Ciencias está despegada del resto del porcentaje de postulaciones y otorgamientos de becas, está por encima del 30%», indicó.
Añadió que las Facultades de Ciencias, Agronomía, Ciencias Sociales, Química, Ingeniería y Humanidades y Ciencias de la Educación «nuclean cerca del 80% de las postulaciones y otorgamientos de becas de todas las facultades». En el estudio se debate acerca de los posibles múltiples aspectos subyacentes de este fenómeno.
En la investigación también se analizaron los «perfiles diferenciales que había entre los postulantes». Esto se hizo en base a datos obtenidos de diversas fuentes institucionales primarias y secundarias, la información fue normalizada y las bases de datos se integraron construyéndose una base de datos relacional. La información de las y los postulantes que se analizó fue «edad, sexo, cargo que desempeñaban en la Udelar, si tenían o no tenían hijos, si la Udelar era su único vínculo laboral o no», explicó.
Gracias a estos datos, se observó que hay un alto grado de feminización de postulaciones para las becas docentes, sin embargo, «el porcentaje de mujeres que reciben becas es más bajo que el porcentaje que se postula. Sucede lo inverso con los varones», planteó.
«Dentro de las becas docentes, observamos que hay un fenómeno que hasta el momento pasaba inadvertido», pero que «no hubo voluntad de que sucediera», explicó. «Las personas que son varones, jóvenes y sin hijos tienen una mayor probabilidad de ser becados», afirmó.
«Es así que, ante una población postulante mayoritariamente femenina, con edades más altas en el nivel de maestría y con mayor tenencia de hijos, es de debatir si en el otorgamiento de becas se estuviera ponderando inadvertidamente la selección de jóvenes, varones y sin hijos», argumentó.
El trabajo en conjunto entre TAS y docentes
Aparte de lo novedoso del tema de estudio, la investigación tuvo como particularidad que su grupo de trabajo estuvo constituido por personas de «distintas formaciones y de distintas responsabilidades en cuanto a su trabajo en la Udelar», contó.
Además de Fernández Álvarez, que integraba el departamento de Educación Médica de la Facultad de Medicina, el equipo de trabajo estuvo conformado por Gabriela Heijo, Christian Acosta, Rafael E. Saa, funcionaria y funcionarios administrativos de la CAP, y Manuel González Ayestarán, docente de la CAP.
Por otra parte, conformaron el grupo Nicolás Fiori y Sofía Vanioli, de la División Estadística de la Dirección General de Planeamiento y del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales. Fernández Álvarez destacó que «desde la CAP y su coordinadora, María Simon, se brindó una gran apoyo y libertad de trabajo al equipo de investigación en cuanto a la elección y abordaje del problema de estudio».
El equipo estuvo conformado por personal TAS y docentes de la Udelar «que provenían de distintas áreas, oficinas, reparticiones y secciones». Para la ex docente, incorporar estos dos perfiles en el desarrollo de actividades de investigación es una experiencia a imitar en otros sectores de la Udelar. «Tener un equipo constituido con personas de tal diversidad de formación fue fundamental», destacó.
Argumentó que muchas veces las y los docentes «tenemos el know-how [saber hacer] en lo que tiene que ver con el desarrollo riguroso de la investigación» y que el funcionariado TAS tiene «el know-how de dónde obtener la información» y su grado de fidelidad. Además, el funcionariado TAS tiene un conocimiento detallado sobre el funcionamiento de los llamados que se estudiaron: desde el proceso de postulación hasta el de evaluación e incluso el proceso de toma de posesión de las becas. Esa experiencia les ayuda a explicar cuestiones que los datos por sí solos no reflejan, planteó.