La trayectoria del meteorito 2024YR4 se detectó por primera vez en diciembre de 2024 y a partir de las observaciones y el cómputo de la órbita se pudo estimar la fecha de su eventual impacto con la tierra y lo que los astrónomos llaman el «corredor de riesgo». Tancredi explicó que el asteroide se está monitoreando para precisar mejor estas estimaciones y detectar posibles cambios en su trayectoria. «A partir de conocer más precisamente estos datos se definirán las acciones que se puedan tomar», indicó. Añadió que por su posición en el espacio este meteorito podrá ser observado hasta el mes de abril, luego por su localización será imposible visibilizar hasta 2028 que volverá a ser visible y se podrá continuar monitoreando.

El astrónomo resaltó que hoy en día existen numerosos telescopios de todas partes del mundo observando este objeto y determinando su posición. En base a estas observaciones los astrónomos han podido determinar que se trata de un objeto de entre 40 y 90 metros de diámetro, las estimaciones más precisas, ubican su diámetro en 50 metros.

Antecedentes

En cuanto a los efectos del impacto del meteorito 2024YR4, en el caso de que este chocara con la superficie de la tierra, Tancredi explicó que estos pueden variar dependiendo de la composición química y características físicas del meteorito, pero como analogía recordó el ingreso de un objeto de un tamaño comparable que ocurrió en el año 1908, en una zona de la Siberia rusa en Tunguska. El evento afortunadamente no produjo ninguna pérdida de vida humana pero sí una gigantesca explosión en la atmósfera. Aunque el objeto se desintegró, la onda de choque que llegó a la superficie produjo que, en un área de unos más de 2000 kilómetros cuadrados de bosques, todos los árboles se tumbaran y quedaran alineados apuntando al centro de la explosión.

Otro evento similar ocurrió más atrás en el tiempo hace 50.000 años en lo que hoy en día es el desierto de Arizona. En ese caso el objeto era más metálico, con lo cual logró atravesar la atmósfera y produjo un cráter de 1200 metros de diámetro que se puede apreciar hasta hoy.

Algo más reciente y en nuestro país sucedió el sábado primero de febrero a las 22:15 hora de Uruguay, cuando un conjunto muy grande de personas pudieron ver en el cielo un bólido. Este fenómeno que los astrónomos pudieron localizar a través de imágenes satelitales a unos 200 km al sur de Punta del Este en pleno océano, se vio en varios puntos del país, especialmente en la zona sur, en toda la costa atlántica y del Río de la Plata así como en el interior de Uruguay, en los departamentos de San José y Florida y en la provincia de Buenos Aires. «El tamaño de este meteoro es difícil de precisar porque lo que observamos ya es el fenómeno luminoso, pero estimamos que podría haber tenido del orden de unos cientos de gramos de masa y algunos centímetros de diámetro, el fenómeno es muy luminoso y por eso cuando ocurrió se produjo un flash que alumbró todo el cielo, se percibió prácticamente como si se hubiera hecho de día», explicó. Añadió que se encuentran estudiando este fenómeno a partir de vídeos e imágenes satelitales, registradas en el momento en que sucedió, para poder determinar más precisamente otros datos como trayectoria, velocidad, entre otros.

Origen de los meteoros.

Tancredi explicó que el espacio entre los ocho planetas y sus satélites no se encuentra vacío, «existen millones de objetos de diverso tamaño orbitando en torno al sol, desde partículas de polvo a las que conocemos como nube zodiacal a otras de mayores dimensiones como asteroides y cometas». Señaló que estos objetos se mueven en forma similar a lo que sucede con los vehículos por las autopistas las cuales se pueden cruzar y si dos objetos llegan al mismo momento a un punto de corte se puede producir un impacto o el ingreso de estos materiales a la atmósfera de la tierra.

Si estas partículas que ingresan son de pequeño tamaño producirán el efecto de una estrella fugaz o meteoro, en cambio si se trata de objetos de dimensiones que rondan en los kilogramos generarán fenómenos de meteoros mucho más brillantes a los que los astrónomos llaman bólidos. Los bólidos ingresan a la atmósfera a mucha velocidad, a decenas de miles de kilómetros por hora, por lo que se pueden fragmentar e ir desintegrando a medida que la atraviesan. Puede ocurrir que este objeto no se desintegre totalmente y llegue a la superficie de la tierra un remanente al que llaman meteorito. 

Los asteroides también pueden ser objetos aún más grandes, de cientos o miles de toneladas o más. En esos casos no se consumen totalmente en su pasaje por la atmósfera y chocan con la superficie de la tierra con consecuencias importantes y hasta catastróficas como una gigantesca explosión o cráteres de impacto como se pueden apreciar tanto en algunos lugares de la superficie de la tierra como en la de la luna. «A diferencia de lo que sucedía algunas décadas atrás hoy somos conscientes del riesgo que significa el impacto de estos objetos con la tierra», señaló Tancredi. Entiende que la concientización acerca de este problema surge principalmente a partir de 1980 cuando los investigadores concluyen que la extinción de los dinosaurios ocurrida hace 76 millones de años atrás pudo originarse a partir de unas serie de consecuencias globales producidas por el impacto de un gigantesco asteroide o cometa, de quizás unos 10 kilómetros de diámetro, en lo que hoy en día es la Península de Yucatán.

Monitoreo y experimentación

Frente a estos fenómenos los astrónomos estudian a nivel internacional las características de los asteroides, sus órbitas y las posibles acciones a llevar adelante si eventualmente uno de estos asteroides de gran tamaño sostuviera una dirección de impacto hacia la superficie terrestre.

Utilizando tecnología como las sondas espaciales, como hace años atrás cuando valiéndose de una sonda de la NASA que se llamaba Osiris Rex visitaron el asteroide Bennu, obtienen datos acerca de estos asteroides como sus características físicas, su composición, su masa, entre otros. En esa ocasión descubrieron que este asteroide mide aproximadamente 500 metros de diámetro, y que existe una probabilidad, aunque hasta el momento muy baja, de que impacte con la tierra entre el año 2178 y el 2290.

Tancredi explicó que ante estos fenómenos el objetivo es evitar que los asteroides meteoritos lleguen a la atmósfera de la tierra porque cualquier interacción con esta podría producir, por ejemplo una onda de choque que sería muy destructiva. La alternativa que se plantean en pro de este fin es desviar el asteroide ya que destruirlo no es una opción porque al fragmentarlo se produciría una lluvia de partículas más pequeñas y las consecuencias podrían ser similares. Recordó que hace un par de años, una misión espacial con la que colaboró, probó una técnica llamada de impacto que consiste en golpear el asteroide con una sonda espacial y lograr que desvíe su trayectoria. En esa oportunidad se utilizó la sonda DART de la NASA y el resultado de esta misión fue muy exitoso, la sonda fue muy eficiente para cumplir este objetivo. Acotó que en caso de ser necesario esta podría ser una técnica aplicable para el caso del asteroide meteorito 2024YR4 y hasta para el de el asteroide Bennu aunque su tamaño es mucho mayor.

El investigador resaltó la importancia del trabajo en esta y otras temáticas espaciales, en redes internacionales. En ese sentido la IAWN difundió que el 14 de abril del año 2029, otro de los asteroides cercanos a la Tierra, el asteroide Apofis, por algunas horas será visible a simple vista ya que se colocará a una distancia mucho menor incluso que la luna y similar al de los satélites geoestacionarios. En el marco de este acontecimiento y como una forma concientización del problema de los asteroides, en 2024 desde la IAWN promovieron y fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas que se declare el año 2029 como Año Internacional de la concientización sobre los asteroides y la defensa planetaria. Ese año se van a realizar numerosas actividades en torno al tema para alertar acerca de lo que significa la posibilidad de que un asteroide impacte en nuestro planeta.

A nivel nacional en Uruguay se creó la Junta Nacional de Política Espacial integrada por varios ministerios y organismos del Estado, entre ellos la Udelar que cumple el rol de organismo asesor, siendo Tancredi en la actualidad el representante de la Universidad ante la Junta.

Desafíos a futuro

Uno de los desafíos a futuro para los investigadores del área de la astronomía es tener datos actualizados acerca de estos asteroides meteoritos para lo cual es necesario un monitoreo y estudio continuo y el trabajo en red a nivel internacional.

Otro de los retos es atender el problema de la basura o desechos espaciales que registran un aumento exponencial. La causa de este aumento es la mayor cantidad de satélites que se lanzan hoy en día, el desprendimiento de partes de estos artefactos es lo que produce la basura espacial. Para los astrónomos esto es un problema, los desechos son peligrosos, pueden permanecer por mucho tiempo en la órbita de la Tierra y las velocidades relativas entre ellos y los satélites son muy altas, de miles de kilómetros por hora. «Cualquier pieza por pequeña que sea, como por ejemplo un tornillo, que quede en el espacio viajando a esa velocidad es un proyectil que podría llevar a la destrucción de los satélites, por eso es necesario monitorear y controlar», expresó. Entiende que en ese sentido uno de los problemas es que existe escasa legislación internacional respecto al lanzamiento de satélites, que hoy en día se lleva adelante en su mayoría por empresas privadas. «Existe un organismo de las Naciones Unidas, el Comité para el Uso Pacífico del Espacio Exterior que en cierta forma regula y genera acuerdos pero muchos de ellos datan de hace varias décadas y es necesario actualizarlos», afirmó.

Recordó que en la legislatura anterior se presentó una propuesta presentada por la Fuerza Aérea y el Ministerio de Defensa, de crear una Agencia Espacial Uruguaya. Explicó que esta propuesta fue discutida en la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados y finalmente no fue aprobada. «Planteamos nuestra perspectiva cuando participamos en la delegación de la Udelar en la Comisión de Defensa, entendemos que es necesario que el tema tenga otro carácter o énfasis centrado más en la investigación académica, el uso civil, el desarrollo de empresas vinculadas a la temática espacial más que en una perspectiva de la defensa», afirmó. Los investigadores han llevado a cabo ya conversaciones con las nuevas autoridades para que este tema se retome por lo que es posible que se vuelva a discutir en esta nueva legislatura.

A nivel de la Udelar en 2024 en la convocatoria a la creación de Institutos Centrales que realizó la institución la Udelar, un conjunto de investigadores de la Facultad de Ciencias, la Facultad de Ingeniería, Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Agronomía y Derecho, y los Centros Universitarios de Rocha y Salto, presentaron una propuesta para la creación del Instituto del Espacio, un instituto transversal. Esta propuesta fue evaluada muy positivamente por parte de los evaluadores extranjeros, quedó categorizada como una de las propuestas altamente recomendables y están a la espera de que resuelva el Consejo Directivo Central. De aprobarse esta iniciativa permitiría una articulación del ámbito académico a nivel de la Udelar, que trabaja esta temática desde diferentes perspectivas y servicios.

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