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Equipo de Antropología Forense: 20 años de «trabajo exhaustivo»
En el marco de la 30.a Marcha del Silencio, Alicia Lusiardo, coordinadora del Equipo de Antropología Forense de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), repasó aspectos del trabajo de este grupo en la búsqueda de restos de personas detenidas desaparecidas.

Lusiardo es docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República (FHCE-Udelar).
El trabajo del equipo de Antropología Forense vinculado a la búsqueda de personas detenidas desaparecidas en Uruguay comenzó a mediados de 2005, cuando se ingresó por primera vez a un predio militar con una estrategia de búsqueda concreta. Desde aquel momento hasta hoy se han realizado siete hallazgos en diferentes excavaciones: se identificaron los restos de Ubagesner Chaves y Fernando Miranda en el 2005, de Julio Castro en el 2011, de Ricardo Blanco en 2012, de Eduardo Bleier en 2019, de Amelia Sanjurjo en 2023 y de Luis Eduardo Arigón en 2024. A ellos se suma Roberto Gomensoro, cuyos restos fueron reconocidos en 2002.
Las búsquedas se llevaron adelante en tres sitios: el predio conocido como la Chacra de Pando, el Batallón n° 14 de Infantería Paracaidista y el ex Batallón n° 13 de Infantería.
Lusiardo relató el proceso de trabajo realizado en estos 20 años. Por una parte, explicó que la Chacra de Pando tuvo dos intervenciones: la primera posibilitó el hallazgo de los restos de Chávez Sosa. La segunda pretendió cubrir una extensión más amplia del predio, ya que la Fuerza Aérea había aportado información al entonces presidente Tabaré Vázquez sobre la ubicación del cuerpo de José Arpino Vega, señaló. Dado que habían quedado varios lugares sin explorar, «la idea del equipo fue regresar, retomar esa información, volver sobre sobre los testimonios y ser exhaustivos en esta excavación para sacarnos la duda sobre la posibilidad de que allí todavía hubiera un cuerpo, como sucedió en otros momentos. Desafortunadamente en esa intervención no se logró ubicar los restos de Alpino y tampoco evidencia de que hayan sido removidos», informó.
El trabajo de excavación excluyó aquellas zonas que, según fotos aéreas, siempre estuvieron trabajadas para cultivos, señaló. «Sí se hizo una búsqueda exhaustiva en todo el resto del padrón, donde además están los lugares señalados por múltiples voces para la posibilidad de hallazgo de restos. Por tanto el trabajo en ese predio ya finalizó. Esto quiere decir que estamos buscando a José Arpino Vega, pero en otros lugares. Creemos que la información de que su cuerpo habría estado en la Chacra de Pando es falsa y por eso ahora se activa una investigación para ver dónde puede haber sido enterrado».
En relación al ex Batallón n° 13, Lusiardo informó que «es el predio que más hemos excavado como Equipo de Antropólogos». También aquí se agotó el abordaje, según los datos con los que cuenta el equipo para este predio, «esa información nos permitió regresar después del hallazgo de Fernando Miranda y, al cubrir exhaustivamente la zona, pudimos encontrar los restos de Eduardo Bleier. Sin embargo, nos queda el sinsabor de no haber encontrado a quienes estuvieron también con ellos en el centro de detención “300 Carlos”, en el predio lindero al ex Batallón n° 13», agregó.
Primero la información
Habiendo agotado la exploración en dicho batallón, el equipo trabaja sobre la hipótesis de posibles enterramientos en otro predio lindero, privado, ya que por imágenes aéreas hay evidencia de pasaje de vehículos o de personas hacia terrenos que se encuentran cruzando el Arroyo Miguelete o su afluente, la Cañada Zarrilli. «Estamos en la tarea de excavar del otro lado del arroyo, ante la posibilidad de hallazgo de cuerpos allí», explicó.
En cuanto al trabajo en el Batallón n° 14, informó que «es el predio que más fosas hasta ahora ha revelado». Este predio milita comprende un total de 409 hectáreas. De estas, una parte está ocupada por edificaciones que «han sido intervenidas en lugares puntuales con el uso de georradar, buscando anomalías», señaló. En un extremo opuesto se ubica el área que es intervenida actualmente; esta se delimitó «entendiendo que la información señala enterramiento de cuerpos en los montes, siempre al cobijo de la vegetación que pueda permitir una actividad de enterramiento sin que sea vista por personal que circulaba en el momento. Allí, por fotografía aérea, delimitamos un monte que ocupa 34 hectáreas».
Dicho sector de 34 hectáreas está cautelado por resolución judicial y se continúa explorando con dos equipos de antropólogos y dos retroexcavadoras: «ya avanzamos un poco más de la mitad desmalezando, excavando y cubriendo exhaustivamente una zona que ha sido intervenida en múltiples oportunidades en 2005, 2006, 2008 y 2009. El equipo fue y vino muchas veces por allí y estamos ahora con esa tarea muy delicada de cubrir todo el terreno, ante la posibilidad de hallar más cuerpos».
Si bien hay manchas de monte en otras zonas, la búsqueda se orienta al área ocupada por el monte más tupido donde además, se habían encontrado los restos de Julio Castro y de Ricardo Blanco, explicó, «este abordaje fue el que permitió en 2023 y en 2024 los hallazgos de los restos Amelia Sanjurjo y de Luis Eduardo Arigón».
Barro y vegetación
Lusiardo precisó que las tareas allí son muy lentas porque «hoy por hoy, nosotros hacemos una trinchera y después de revisar el lugar y de estar seguros que no hay ningún enterramiento, se tapa. Pero algunas excavaciones que se hicieron en los primeros años no se tapaban. Entonces la vegetación crece, cubre todo y eso hace que hoy sea muy difícil ingresar con retroexcavadoras, primero porque a veces los terrenos se inundan, se anegan y se nos entierran. Además porque tenemos que volver a esos sitios para excavar justamente donde no se excavó en otras intervenciones. El poder mapear, dibujar en el terreno y tener un registro exacto de la intervención anterior implica desmalezar manualmente, marcar los puntos GPS, hacer el plano. Esa es una tarea bastante tediosa y lenta». Probablemente lleve más de un año explorar el resto de esta área, informó.
Respecto a la posibilidad de hallar restos en la sede de la Armada ubicada en el Puerto de Montevideo, según datos de reciente aparición, Lusiardo comentó que «en este caso no estamos activamente excavando. El lugar está siendo investigado por ahora solo desde la oficina. Allí se planteó judicialmente una cautela -que implica resguardo del lugar, que no haya modificaciones- para poder ir a ver si es necesario hacer una intervención o no. Estamos todavía cotejando planos porque tenemos que reconocer, en este caso en el subsuelo, determinadas características que son mencionadas por la información, ver qué cambios pudo haber y si hay mérito o no para una intervención».
La docente aclaró que todas las intervenciones se realizan con base en información de interés, «por eso es necesario que quien esté a cargo del gobierno, de las instituciones, quienes puedan tener esa información, la brinden».
Al ubicarse en la órbita de la INDDHH, el Equipo de Antropología Forense cuenta con estabilidad institucional y las búsquedas están presupuestadas por fuera del Poder Ejecutivo, indicó. No obstante, la actividad del equipo «no es independiente del gobierno de turno ya que es necesaria una cooperación interinstitucional para realizar las labores, para ingresar a los predios militares o a otros», planteó.
Como ejemplo de esta cooperación, Lusiardo mencionó la remoción de un cable de alto voltaje en el predio del centro clandestino 300 Carlos, por la cual las excavaciones se detuvieron durante dos años. Ante un nuevo período de gobierno «esperamos que haya mayor posibilidad de comunicación entre las distintas instituciones involucradas como normalmente es el Ministerio de Defensa, pero a veces deben ser otros entes u organismos; que haya la posibilidad de articular las necesidades de la investigación de una manera rápida y eficiente como para no detener excavaciones, ni se obstaculicen las labores. Por lo menos las señales están dadas de que eso va a mejorar, va a ser mucho más fluido y mucho más eficiente», expresó Lusiardo. En su opinión, una señal importante en tal sentido fue que la ministra de Defensa Sandra Lazo y el subsecretario Joel Rodríguez acompañaran al equipo para facilitar su intervención en el sótano de la Prefectura del Puerto de Montevideo.
Explicó que hay un plan de trabajo para los próximos cinco años que es importante seguir. El responsable de la búsqueda de restos, Wilder Tayler, dejará su cargo y otra persona será elegida para el período siguiente. «Por muchas razones no es posible poner 100 retroexcavadoras por horas a trabajar, pero quisiéramos ver la posibilidad de ampliar quizás a un equipo más, para poder tener cuatro retroexcavadoras en simultáneo, apostar a seguir investigando y, si hay una posibilidad de usar una tecnología, que podamos acceder a ella no tan no sólo en lo económico, sino también en los permisos», concluyó.
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