|
|
Un nuevo foro del ciclo de charlas «Yesterday y Mañana: 40 años de retorno a la democracia y 50 del Plan Cóndor»
En el marco del ciclo de charlas sobre memoria y derechos humanos «Yesterday y Mañana: 40 años de retorno a la democracia y 50 del Plan Cóndor», organizado por la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Universidad de la República (Udelar); el Grupo de Investigación Discurso, DDHH y Medios de la Facultad de Información y Comunicación; y la Fundación Mario Benedetti, se realizó el miércoles 8 de octubre el último foro de la temática «Infancias y Adolescencias partidas».
La actividad del 8 de octubre enfocada en la temática «Infancias y Adolescencias partidas» fue el cuarto foro del ciclo «Yesterday y Mañana: 40 años de retorno a la democracia y 50 del Plan Cóndor», y continuó en la línea de los tres anteriores de darle voz a quienes fueron jóvenes durante la dictadura y en los 40 años que nos separan del retorno a la democracia.
Oportunidad para «circular memorias y generar diálogos»
El evento, que se realizó en la Fundación Mario Benedetti, contó con la participación de Macarena Gelman, hija de detenidos desaparecidos por el gobierno dictatorial cívico militar de 1973 en Uruguay, y Pablo Chargoñia asesor jurídico y activo abogado del Observatorio Luz Ibarburu y vinculado también con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Diane Denoir, integrante del Consejo Administrativo de la Fundación Mario Benedetti y Mariana Achugar, coordinadora de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la Udelar fueron las moderadoras de la mesa. Achugar explicó: «participamos de estas actividades porque pensamos que es una oportunidad no solo de recordar el pasado sino también educativa, de que circulen estas memorias y se generen diálogos intergeneracionales en base a los testimonios y las charlas que se dan en estos espacios».
«Gracias por compartir estas instancias con nosotros y aceptar la invitación de pensar en Macarena hoy, no solo como la nieta del poeta Juan Gelman, sino también como defensora de derechos humanos, joven mujer activa en estas causas», añadió.
Luego de esta apertura se desarrolló el diálogo previsto entre Macarena Gelman y Pablo Chargoñia, quien apuntó que la idea era «conversar sobre uno de los temas que nos desvelan, cómo enfrentar las consecuencias de los crímenes cometidos por los poderes estatales y qué hacer para prevenirlos».
«Uno de los casos emblemáticos» del Plan Cóndor
Chargoñia señaló que «en una situación en la que parece que nada es suficiente en materia de foros internacionales, leyes y jurisprudencia para frenar los genocidios y sin embargo todo es necesario», optó por iniciar este diálogo a partir de dos consideraciones presentes en este ciclo, una de ellas los 50 años del Plan Cóndor, en el marco del cual las fuerzas represoras llevaron a cabo el secuestro de María Claudia García de Gelman y de Macarena Gelman, «uno de los casos emblemáticos de este odioso Plan» y la otra, la sentencia del caso Gelman.
Aclaró que aunque en 1975 se suscribió un acta por parte de las dictaduras de varios países latinoamericanos, lo que dio inicio al Plan Cóndor, los crímenes transnacionales no nacieron en ese momento, antes de 1975 ya se habían realizado acciones transnacionales de represión, particularmente en Argentina.
En este sentido en 1974 ya se produjeron secuestros y homicidios coordinados entre la Policía Federal Argentina, la inteligencia policial del Uruguay y las Fuerzas Armadas uruguayas. Asimismo recordó que Jair Kriske, un jurista y prestigioso defensor de los derechos humanos brasileños, les relató que en el año 1970 también había agentes de la dictadura militar brasileña en Uruguay coordinando ilícitamente para reprimir y perseguir a quienes consideraban enemigos del régimen. De la misma manera, también antes del Plan Cóndor, ya actuaban la Triple A y la Alianza Anticomunista Argentina, grupos paramilitares y parapoliciales que no respetaban en lo absoluto las fronteras nacionales, el derecho, ni las garantías.
En lo que se refiere a la segunda consideración, la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 24 de febrero de 2011 en el caso Gelman versus Uruguay, Chargoñia destacó que «la historia quiso que la primera condena de la Corte Interamericana a Uruguay por haber violado el derecho de las víctimas del terrorismo de Estado a la protección de los tribunales y desconocido la obligación que los estados democráticos tienen de investigar los casos de graves de violaciones a los derechos humanos, fuera en el caso Gelman, parte de lo que lo convierte en un hito, un mojón». En este sentido resaltó que además «existen consideraciones muy valiosas en esta sentencia judicial respecto a qué cosas deben hacer los Estados después que salen de las masivas violaciones a los derechos humanos. ¿Cuáles son sus deberes? ¿Qué es lo que tiene que cumplir un Estado para que mañana no vuelvan a ocurrir crímenes de esta naturaleza».
Un camino largo y penoso de silencio
Macarena comenzó recordando el año 2006 cuando, luego de que la causa Gelman fuera archivada en reiteradas oportunidades, se presentó la demanda contra Uruguay ante la Corte Interamericana. «Recuerdo que el día del juicio, al que fuimos con mi abuelo porque naturalmente teníamos que declarar los dos, fue de las pocas veces que tuvimos la posibilidad de hablar mejor respecto a lo que había pasado en torno a la familia porque tanto a mi abuela como a mí, aunque podíamos estar horas charlando, riéndonos, sin embargo hablar de mi papá, de lo que pasó en esa época, de qué sentíamos cada una en relación a esas cosas, nos costó muchísimo. Ese día con mi abuelo pudimos tener ese intercambio de otra manera, me acuerdo que él me decía muy enfáticamente de cómo dolía a pesar del tiempo», expresó.
Explicó que el proceso judicial se caracterizó por ser una larga cadena de reclamos ante distintas instancias y tribunales tanto en Uruguay como en Argentina, debido precisamente al Plan Cóndor, que en el caso Gelman determinó que el nacimiento de Macarena fuera en Uruguay. «Recuerdo una mañana que me levanté y se había archivado la causa de nuevo. Estaban pasando la noticia en los medios de comunicación y un fiscal dijo algo que no podía ser más repulsivo, que él se complacía porque había triunfado el estado derecho, esa fue una de las tantas expresiones en ese tono por aquellos años», señaló.
Añadió que fue en febrero del año 2000 que tuvo conocimiento de su identidad biológica, conoció la verdad que le habían ocultado durante 24 años, «ya con un camino recorrido ante los tribunales por parte de mi abuelo». Recordó que luego de recuperar su historia siempre estuvo pendiente de este proceso y participando de alguna manera, pero recién en el 2008 resolvió presentarse por sí misma ante el juzgado. «Era un sin fin de negativas a todo, a investigar, a tramitar una causa judicial y en estos 25 años el Estado no me aportó ni un dato más, salvo ante requerimientos puntuales y a iniciativa personal, algunos detalles muy puntuales, y un ofrecimiento de que si quería armaban una carpeta, lo que no significaba nada», señaló.
No obstante, Macarena tuvo un reconocimiento para la Comisión para la Paz, a la que consideró como «un paso, una primera respuesta del Estado fundamental e innegable que no se había tenido hasta el momento». «No quiero dejar de reconocer eso en honor a la verdad y también por respeto a muchas personas que la integraron y trabajaron, más allá que el resultado que se obtuvo no fue naturalmente el óptimo, porque las condiciones no estaban dadas, las competencias estaban muy recortadas y porque realmente no había intención de ir más allá de recibir un relato», afirmó.
«Hoy he elegido definirme como rioplatense para ser un poco más fiel a lo que siento», concluyó Macarena.
