La cobertura de educación en el nivel superior es un aspecto clave para el desarrollo y fortalecimiento de los países. El caso uruguayo presenta un evidente retraso relativo, si se compara su tasa bruta de matriculación (TBM) con la de otros países. En ese sentido, en una población de referencia en el rango de 18 a 24 años, el país se posiciona con una TBM en torno al 44,7 %, levemente superior a la de América Latina y el Caribe de 44 % y muy por debajo del promedio de los países de la OCDE en el entorno de 75 %[1].
En este contexto, la Universidad de la República, como la máxima institución de educación superior del país, con un 86,2 % de la matrícula y un 79,4 % de los ingresos de estudiantes, enfrenta un desafío insoslayable.

A continuación se presentan los principales resultados en cuanto a la oferta de educación superior a nivel de grado, la población estudiantil y los egresos. Seguidamente, se desarrollan las acciones de la Comisión Sectorial de Enseñanza asesora en materia de política educativa en la Udelar.
3.1.1 Oferta de enseñanza de grado
La propuesta formativa a nivel de grado se distribuye en 15 facultades, 3 institutos, 6 escuelas, 3 centros universitarios regionales y un hospital universitario. A su vez, existen carreras compartidas entre distintas facultades e institutos.
Desde el año 2011 se rige por la Ordenanza de estudios de grado y otros programas de formación terciaria, que establece los siguientes niveles de titulación[2]:
- Licenciatura o título profesional equivalente: carreras de cuatro años o más, que pueden incluir titulaciones intermedias.
- Tecnicaturas o tecnólogos: titulaciones entre dos y tres años.
- Ciclos Iniciales Optativos (CIO): otorgan una certificación específica que habilita el acceso a un amplio campo de formación.
Estos últimos han sido una novedad en cuanto a la modalidad de formación. Se presentan como complemento al ingreso tradicional y posibilitan el acceso a varias carreras del campo temático elegido. Asimismo, son de fundamental importancia para impulsar la creación de carreras universitarias en el interior del país. En diciembre de 2019 se aprobó por parte del Consejo Directivo Central una nueva formulación que se adecua al desarrollo que se ha experimentado en estas formaciones y se presenta en el recuadro 3.1.1.
La Ordenanza de Grado generó un marco curricular para el conjunto de las formaciones de la Udelar. Motivó una transformación de planes de estudios que condujo a que al 2018 más del 80 % de las carreras se hayan ajustado a sus orientaciones y el resto haya comenzado su proceso de reformulación.
Recuadro 3.1.1
Programas de formación universitaria inicial
Los programas de formación universitaria inicial son concebidos como una fase de formación con identidad propia, con fines educativos precisos y una estructura curricular acorde.
Su duración es de uno o dos años, lo que implica la obtención de 80 o 90 créditos para los casos de un año y 160 o 180 créditos para los casos de dos años.
Tienen un carácter propedéutico y otorgan una certificación específica. Habilitan el acceso desde cualquier bachillerato y deben sustentar y asegurar alternativas de continuidad en los estudios universitarios.
Se busca que brinden una formación inicial de carácter terciario, tanto en conocimientos disciplinares como en habilidades y actitudes para el estudio que estimulen el desarrollo de estrategias de aprendizaje adecuadas y capacidades de reflexión sobre los propios procesos de formación. Contemplan estrategias tendientes a evitar la desvinculación y a apoyar la orientación vocacional.
En este marco se consolida e incrementa la oferta académica pasando de 78 carreras en los 2000 a 160 en 2019, tal como se puede apreciar en el cuadro 3.1.2. Es de hacer notar que el impulso más importante a la ampliación de la formación de grado se registra en la última década: entre 2007 y 2019 se crearon 61 nuevas ofertas formativas.

Sin embargo, a pesar de esta expansión de las oportunidades de formación, existen carreras que fueron aprobadas por los claustros y facultades correspondientes y no han podido instrumentarse por falta de recursos y las que, ya en funcionamiento, presentan cupos para su ingreso.
Dentro de la primera categoría se encuentran Ingeniería Física Matemática (Facultad de Ingeniería), Administración de Sistemas de Información (Facultad de Ingeniería y Facultad de Ciencias Económicas y de Administración), e Ingeniería de Medios (Facultad de Ingeniería y Facultad de Información y Comunicación). Además, existen otras dos ofertas: Ingeniería Civil e Ingeniería en Computación ambas de la Facultad de Ingeniería que se dictan en Montevideo y se propone replicarlas en Salto.
Por su parte, dentro de las carreras con cupo se encuentran: Técnico Operador en Alimentos (Escuela de Nutrición), Técnico Universitario en Dramaturgia (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación), Tecnólogo Informático y Tecnólogo Cárnico (carreras compartidas entre Facultad de Ingeniería y UTU), Licenciatura en Educación Física y Técnico Superior en Educación Física (Instituto Superior de Educación Física), Licenciatura en Traductorado Público (Facultad de Derecho) y todas las ofertas de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica.
Existe otro conjunto importante de iniciativas que, si bien no se encuentran aprobadas, están siendo proyectadas por las diferentes áreas del conocimiento.
Recuadro 3.1.2 Enseñanza en línea en el marco de la emergencia sanitaria por covid-19
A partir de la declaración de la emergencia sanitaria el 13 de marzo de 2020 la Udelar se vio abocada a reorientar sus actividades de enseñanza de grado. Sobre la base de una enseñanza con fuerte tradición presencial se implementaron políticas específicas para hacer un pasaje hacia una modalidad basada en plataformas virtuales con el objetivo central de disminuir al mínimo posible los atrasos curriculares que podrían llegar a generarse en estas circunstancias. Esto implicó el trabajo con equipos docentes de todas las facultades, institutos, escuelas y centros regionales, la adquisición y puesta en marcha de programas informáticos que permitieran ofrecer enseñanza virtual en 380 salas virtuales con capacidad para 500-1000 estudiantes conectados simultáneamente y la ampliación de la plataforma Moodle propia de la institución, que hasta ese momento tenía en promedio un uso escaso-moderado en 64 % de las carreras y al mes de mayo tenía uso generalizado en todas.
La situación de los ciclos iniciales, carreras técnicas, tecnológicas y de grado en todo el país indica que el 96 % de las unidades curriculares de las 184 implementaciones de carreras[3] pasaron sus contenidos a formatos en línea. Se desarrollaron en esta modalidad virtual entonces 2720 cursos y quedaron sin ofrecerse los basados en actividades en campo, clínicas, laboratorios y talleres.
De acuerdo a relevamientos realizados institucionalmente sobre el desarrollo de este semestre el 84 % de los estudiantes continuaron estudiando en este lapso temporal, no sin dificultades que intentaron ser atendidas por políticas específicas desarrolladas en el transcurso de este período. Interesa destacar que los estudiantes entienden en un 70 % que la afectación emocional dada por la situación de confinamiento fue uno de los principales problemas para poder seguir los cursos; a su vez también se identificaron como problemáticos el acceso a conectividad y dispositivos informáticos para el estudio. Se implementaron espacios de atención psicológica virtual a los que acudieron más de 2000 estudiantes para solicitar apoyo y se crearon becas y préstamos de equipos para facilitar acceso a internet y computadoras de uso personal.
Como manera de dar apoyo a la circunstancia, de intercambiar documentos, orientaciones institucionales y experiencias docentes concretas se creó la web «enseñanza en línea Udelar», donde puede accederse a variados materiales de interés. https://www.cse.udelar.edu.uy/recursos/
En el plano institucional y de la opinión docente, uno de los mayores desafíos ha sido y es la temática de la evaluación y, en particular, cómo apoyar y garantizar que miles de estudiantes puedan rendir evaluaciones en línea simultáneamente. Por esa razón, se creó también una plataforma virtual de evaluación con apoyo de los equipos informáticos institucionales que ha generado las condiciones para la continuidad curricular.
Es muy importante remarcar que más del 70 % de las/os coordinadoras/es de las carreras entienden que esta situación fue positiva para generar recursos didácticos y nuevas estrategias de enseñanza, para utilizar nuevos programas informáticos y para potenciar el trabajo en equipo docente. Por esa razón, y en el entendido de que esta situación no culminará en un plazo corto y que a su vez llegó para ofrecernos innovaciones de gran valor, la Udelar continúa trabajando en el reforzamiento de su enseñanza en línea, que permita dar continuidad a las y los estudiantes vinculados con la institución actualmente y para aquellos que lo harán en el futuro.
3.1.2 Población estudiantil e ingreso
La población de la Udelar a 2019 se estima en 139.830 estudiantes activos, esto quiere decir, personas contabilizadas una sola vez independientemente de la cantidad de carreras a la que están inscriptos. Lo anterior representa 160.322 inscripciones a nivel de servicios (facultades, centros universitarios regionales, institutos, escuelas), y 190.125 inscripciones a nivel de carreras, lo que es conocido como matrícula activa. Esta se encuentra en su máximo registro histórico y tal como se puede observar en el cuadro 3.1.3 tanto la población estudiantil como el ingreso han crecido de manera sostenida en las últimas décadas.

El mayor impulso lo tiene en el período 2012-2019 con una tasa de crecimiento anual promedio de la población estudiantil del 3,4 % y de los ingresos a la Udelar del 4,7 %. En los últimos 5 años las carreras técnicas y tecnológicas representan en promedio el 12 % de los ingresos de estudiantes, mientras que las licenciaturas representan el 85 %.
La mayor proporción de ingresantes por área de conocimiento en los últimos 5 años se observa en el Área Social y Artística con el 39,4 %, seguida de la Salud con el 34,9 % y la de Tecnologías y Ciencias de la Naturaleza y el Hábitat con el 17,5 %; el restante 8,2 % corresponde a las carreras compartidas entre dos o más facultades, institutos o escuelas y los Ciclos Iniciales Optativos. Esta preferencia a nivel general se mantiene en el tipo de carreras.
Es de esperar que en los próximos años se mantenga la evolución positiva. La cantidad de personas académicamente activas mantendrá la tendencia al crecimiento según las estimaciones realizadas por la Dirección General de Planeamiento (DGPlan)[4], y alcanzará un total de 144.939 estudiantes para el 2024.

Al día de hoy persisten importantes restricciones de acceso de los hogares con menores ingresos. Si bien, en términos relativos, para el período 2006-2019 se multiplicó por dos el acceso de personas de 25 a 29 años pertenecientes al primer y segundo quintil de ingresos a las universidades públicas, mantienen una representación muy baja. Este crecimiento podría ser de una intensidad mayor si se consolidan y desarrollan nuevos planes de acompañamiento al ingreso y permanencia en la Universidad[5].

Enfrentar estas restricciones para favorecer el acceso de los hogares de menores ingresos es uno de los grandes desafíos que se propone la Universidad para el período 2020-2024. Será abordado en las líneas programáticas.
Recuadro 3.1.3 Caracterización de los estudiantes que ingresan a la Udelar en 2019
En el año 2019 ingresaron por primera vez a la Udelar 18.549 personas, el ingreso a servicios fue de 28.637 estudiantes y el ingreso a carreras fue de
33.328 estudiantes.
De los estudiantes que ingresaron por primera vez a la Udelar en el año 2019, el 60,5 % eran mujeres. La edad promedio se situó en los 21 años y la mediana en los 19 años.
El 79,1 % realizó el último año de enseñanza media superior en una institución educativa pública.
El 56,3 % residía en el interior del país antes de su ingreso a la Udelar. El 4,1 % nació en el exterior y cerca del 2,6 % cursó el último año de enseñanza media superior en el exterior.
El 36,1 % procedía de un hogar con clima educativo bajo y el 35,3 % de uno con clima educativo alto[6] y el 54 % era la primera generación de su familia en ingresar a la formación terciaria/universitaria.
El 41,6 % componía un hogar de tipo nuclear de padres y el 7,8 % tenía hijos al momento del ingreso.
El 24,8 % se encontraba trabajando, de los cuales el 32,9 % tenía una carga horaria de más de 40 horas semanales.
El 28,2 % de los estudiantes manifestó tener algún tipo de dificultad: el 21,1 % declaró tener alguna dificultad para ver, el 2,5 % alguna dificultad para oír, el 1,5 % para caminar y el 8,6 % para entender.
3.1.3 Egresos
La formación y el egreso de profesionales tienen múltiples beneficios no solo a nivel individual de quienes se forman, sino para la sociedad en su conjunto. Los países con mejores desempeños en esta área se benefician de mejores resultados fiscales en función de una mayor calificación, participación y remuneración de sus trabajadores (OCDE, 2014)[7].
Los indicadores de mercado de trabajo para Uruguay en personas de 25 años o más para 2018 indican que tanto la actividad como la ocupación en egresados de la universidad pública[8] es superior a la de la población de referencia. En el caso de la desocupación, esta es menor.

De esta manera, al desafío de ampliar la oferta de formación en educación superior y el ingreso de estudiantes, se le adiciona el de potenciar los egresos. En ese sentido, la Udelar representa el 75 % de la graduación universitaria a 2018.

Asimismo, tal como se puede visualizar en el gráfico 3.1.4 los egresos de grado aumentan en aproximadamente un 55 % en el trienio 2016-2018 con respecto al 2004-2006. Lo que indica el esfuerzo de la Universidad por seguir creciendo a este respecto.

Recuadro 3.1.4 Caracterización de los egresados de la Udelar
En el año 2018 se registra una cifra de 6065 egresados, de los cuales el 45,1 % fue primera generación en su familia en acceder al nivel de educación terciaria.
El 41,6 % procedía de un hogar con clima educativo alto, un 29,3 % de uno bajo y el 28,7 % de uno medio. El 65 % eran mujeres. La edad promedio se ubicaba en los 29 años y la mediana en 27 años.
El 56,6 % nació en Montevideo, el 41,3 % en el interior del país y un 2,1 % en el exterior.
El 53,9 % de los egresados realizaron su educación primaria en el interior del país.
El 50,1 % realizó el último año de la enseñanza media superior en el interior, mientras que el 0,7 % lo hizo en el exterior.
El 53,1 % de los egresados realizó la totalidad de su educación preuniversitaria en el sector público, un 25,8 % lo hizo en ambos tipos de instituciones y un 21,1 % lo hizo completamente en la educación privada.
Desde el año 2016 se lleva a cabo el Programa de Seguimiento de Egresados, que recaba información útil para la planificación y evaluación sistemática de las diferentes ofertas académicas, teniendo en cuenta la relación egreso-mercado-sociedad. Luego de estudiar a la generación de egreso 2012, 2013 y 2014, se desprende que, al cuarto año de egreso, el 93,9 % de las personas se encuentran ocupadas, el 4,4 %, desocupadas y el 1,7 %, inactivas, lo que va en línea con los expresado previamente. Dentro de los egresados que tienen trabajo, el 77,4 % declaró que su ocupación está bastante o muy relacionada con el título universitario que obtuvo. Asimismo, el 77,2 % de los egresados evaluó como positiva o muy positiva la solidez teórica de la formación recibida en la Udelar.
3.1.4 La Comisión Sectorial de Enseñanza
En lo atinente a elaboración de políticas educativas, la Universidad de la República cuenta con el asesoramiento de la Comisión Sectorial de Enseñanza. Su finalidad es la coordinación, estímulo y desarrollo de la actividad de enseñanza en la Udelar. Asesora al Consejo Directivo Central en políticas relacionadas con el desarrollo de la enseñanza, en particular los planes de estudios; promueve iniciativas tendientes a fomentar la innovación educativa; impulsa y financia proyectos (concursables y no concursables) que promueven el mejoramiento de la enseñanza de grado y el acompañamiento de las generaciones que ingresan a la Udelar; impulsa la formación docente; promueve la investigación en temas de educación universitaria y establece relaciones de cooperación e intercambio con otras universidades. A través de la ejecución de distintos programas se fomenta y apoya el desarrollo de la enseñanza en la Udelar.
Cuenta con el respaldo académico de una Unidad Académica de integración multidisciplinar cuyas principales funciones son: acompañar el monitoreo de los proyectos educativos de la Udelar, evaluar la educación universitaria y sus proyectos, brindar asesoramientos pedagógicos que orienten el proceso de elaboración de las políticas educativas universitarias, así como la investigación en temas de educación superior y las demandas derivadas de los procesos de mejora de la calidad de la enseñanza y los aprendizajes universitarios. Sus programas son:
Revista Inter-Cambios. Dilemas y Transiciones de la Educación Superior (ISSN 2301-0118, E-ISSN 2301-0126), publicación gratuita, arbitrada, indexada en bases internacionales de revistas de gran circulación (como SCIELO entre otras), de edición semestral, que aborda la investigación en temáticas y problemas de la educación superior.
Asimismo, financia y publica manuales didácticos para enseñanza de grado de docentes universitarios, dirigidos a estudiantes que cursan ciclos, carreras técnicas, tecnológicas o de grado en la Udelar.
Programa de Respaldo al Aprendizaje (PROGRESA) tiene la finalidad de contribuir a la generalización de la enseñanza avanzada, a través de estrategias de apoyo a miles de estudiantes que se encuentran en la etapa de transición, entre la salida de la educación media superior y los primeros tiempos universitarios, así como a lo largo de toda su trayectoria estudiantil, con acciones que aportan a su inserción plena a la vida universitaria. Dentro de sus líneas de intervención se destacan: Orientación educativa y vocacional, Tutorías entre pares, Espacios de información y apoyo.
Programa EVA (PROEVA) promueve la generalización del uso de los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) como apoyo a la expansión de la enseñanza terciaria y universitaria en todo el territorio nacional. Hace referencia al uso educativo de aplicaciones accesibles a través de internet, integradas a través de una red federada de servidores distribuidos en los servicios universitarios, desarrollada sobre Moodle. El programa tiene como finalidad contribuir al desarrollo educativo de las tic, a través del asesoramiento, formación y acompañamiento de docentes universitarios en el desarrollo de la enseñanza universitaria a través de entornos virtuales.
Programa de Lectura y Escritura Académica (LEA) tiene como cometido atender las necesidades en esta área de estudiantes y docentes de la Udelar, mediante asesoramiento directo y a través de la generación de cursos que atienden demandas específicas. Lleva a cabo evaluaciones diagnósticas de lectura y escritura a estudiantes que los servicios universitarios utilizan con distinta finalidad.
Programa de Desarrollo Pedagógico Docente tiene como objetivo fortalecer la formación pedagógica y didáctica del personal docente de la Universidad de la República como forma de contribuir a su profesionalización académica. Por medio de estos procesos de formación se pretende obtener una masa crítica de docentes con capacidad de transformar la enseñanza y promover mejores aprendizajes.
Con este fin la Comisión Sectorial de Enseñanza impulsó distintas estrategias de mejora: una oferta central de formación de posgrado (Actividades Centrales de Formación, Maestría en Enseñanza Universitaria y Programa de Formación de RRHH), una oferta semidescentralizada por campos de conocimiento (Programas de Formación Didáctica de las Áreas) y la capacitación y asesoramiento pedagógico en cada servicio universitario, de más larga data, a cargo de las Unidades de Enseñanza.
Finalmente, cuenta con la Unidad de Sistemas de Información de la Enseñanza (USIEn) con la finalidad de contribuir a la creación de sistemas que constituyan una fuente de información pertinente y oportuna para el monitoreo y la evaluación de los procesos de enseñanza universitaria y los programas educativos de la Udelar, de manera que posibiliten la evaluación y planificación estratégica de la educación universitaria.