02/05/2023

CEREMONIA DEL TÉ

El próximo jueves 18 de mayo a partir de las 18h presenciaremos la Ceremonia del Té, a cargo de la estudiante del Instituto Confucio Sofía Barsaglini e integrantes del equipo Osmanthus*. Este grupo además preparará té al estilo Gongfu (功夫) y ofrecerá una breve exposición sobre algunos elementos culturales presentes en el consumo de esta tradicional bebida y características y curiosidades sobre la infusión.

Durante la ceremonia se preparará té rojo chino Qimen 祁门, cosechado en la provincia de Anhui ( 安徽). cuya variedad se encuentra en la lista de los 10 mejores tés de China. Luego de esta instancia, en estilo Gongfu se degustará un té blanco Gongmei 贡眉 prensado en 2018, proveniente de Fujian (福建). La actividad se realizará en la Casa INJU (18 de Julio 1865).

En China se producen 6 tipos de té: verde 绿茶, amarillo 黄茶, blanco 白茶,wulong 乌龙茶, rojo 红茶 y negro u oscuro 黑茶. La diferencia entre las distintas variedades radica principalmente en el proceso de manufactura de las hojas, si bien influyen además factores tales como el varietal o cultivar de la planta, el terroir, el estilo y momento de la cosecha, entre otros.

(*) Osmanthus Tea Project 桂花茶室 es una iniciativa que nace a fines de 2018, impulsada por María Victoria Fernández y Madelón Payssé. Su objetivo es compartir la cultura china del té en occidente a partir de lo aprendido en el Colegio de té de la empresa TenFu 天福茗茶, ubicado en la provincia de Fujian, China (漳州科技学院).

Cuentan que hace unos 5000 años Shen Nong (神农), Dios de la Agricultura, fue quien descubrió las propiedades medicinales de la planta de té. Relata un antiguo libro médico chino que tras un largo y agotador viaje, Shen Nong se sentía cansado y sediento, por lo que se dispuso a encender el fuego bajo un árbol y hervir agua para luego beberla. Mientras estaba distraído en otra actividad, hojas de la planta cayeron al recipiente movidas por un fuerte viento, cuya agua fue más tarde ingerida por Shen. Poco tiempo después, la fatiga abandonó el cuerpo de Sheng Nong, y el consumo de esta nueva sustancia se convirtió para él en un hábito.

Otra fuente hace también referencia al momento en que Shen Nong ingirió 72 hierbas que encontró en el campo con la intención de estudiar sus efectos en el cuerpo. Como las plantas eran tóxicas, su consumo provocó un intenso malestar, quedando tendido en el piso a punto de morir. Dice la leyenda que en ese momento varias hojas cayeron desde un árbol desconocido. Atraído por el aroma, Shen Nong masticó varias de ellas y pudo recuperarse de la situación en la que se encontraba.

Más allá de las historias y relatos sobre su origen, la realidad muestra que el té fue una sustancia muy preciada en las cortes chinas. Historiadores relatan que esta planta llegó a ser utilizada para pagar impuestos durante el reinado de Wudi, sexto emperador de la dinastía Han (206 aC, 22 dC), e incluso durante esa época era costumbre agregar bolsas de té dentro de las tumbas imperiales. Esta bebida era degustada por integrantes de la corte en esos años, mientras los poetas comenzaban a codiciarla.

La Competencia del Té fue un desafío para evaluar la calidad de esa sustancia llevado adelante en el período de las Cinco Dinastías (907-959). En esos años He Ningguan, escritor y funcionario de la corte, formó una sociedad que reunía amigos a tomar té y socializar, en lugar de compartir una cena con ese fin. Durante las reuniones los invitados probaban diferentes tipos de infusiones y luego seleccionaban la que les parecía de mejor calidad. El certamen fue más tarde adquiriendo mayor complejidad y comenzaron a evaluarse diferentes aspectos, para al final elegir el producto más refinado, destinado al consumo de la familia real.

A lo largo de casi 5000 años, el té pasó de un uso exclusivamente medicinal a ser una bebida para compartir. Este cambio fundamental puede observarse a partir de la dinastía Han, aunque fue durante las dinastías Tang (618-907) y Song (960–1279) cuando se perfeccionaron las pautas para elaborar y consumir la infusión. Durante esos períodos, la preparación del té se transformó en un ejercicio lleno de significado cultural y filosófico. Según los relatos de la época, las concubinas imperiales tenían que prepararlo al emperador de la forma más exquisita e ingeniosa. Este hecho fue pasando año tras año hasta que se transformó en una especie de competencia. Como muestra de la importancia que ya tenía por entonces esta bebida en China, basta observar la aparición del tratado escrito por Lu Yu (733-804) en esos años: el Clásico del Té (茶经). Este es el primer estudio existente sobre el tema, que versa sobre detalles de su preparación y referencias históricas.

Durante la dinastía Song se desarrolló en China el «Juego del Té», conocido también como «Guerra del Té», con el objetivo de evaluar la calidad de los diferentes productos ofrecidos en los mercados. El desafío consistía en poner té verde en polvo (绿茶粉) en una taza, agregarles luego agua caliente y por último revolver el preparado con un batidor de bambú. El ganador de la competencia era quien obtenía la bebida con mejor color y espuma.

El budismo tuvo una gran apreciación por el té a partir de la dinastía Tang. Durante ese período se establecieron los estándares para llevar a cabo los rituales en los monasterios y se utilizó el la bebida para hacer ofrendas a Buda, servir a los huéspedes y despejar la mente. Los budistas aseguraban que el té proporciona tres virtudes a quienes meditan: los hace permanecer despiertos, mejora la digestión y los mantiene fuera de los deseos. Dicen que fue un maestro de dhayana, amigo de Lu Yu, quien primero utilizó el concepto de «ceremonia del té». En su libro «Oda a Saborear el Té» afirma que el primer sorbo disipa el sueño y hace que los pensamientos sean claros y activos; el segundo sorbo refresca la mente, al igual que las gotas de lluvia fina descienden al polvo; el tercer sorbo trae la iluminación, dejando de lado las preocupaciones más penosas.

En la dinstía Ming (1368 – 1644) muchos intelectuales encontraron refugio en el té y agregaron elementos a su preparación. Zhu Quan (朱权) fue un poeta exiliado, seguidor del budismo y el taoísmo, que cambió algunos pasos del ritual. Este literato acostumbraba encender inciensos antes de la ceremonia para rendir culto al cielo y a la tierra, y fue quien agregó una tabla destinada a su preparación, en la que se depositaban todos los utensilios. Para Zhu Quan el té también era de gran ayuda para que la gente cultivara las buenas costumbres. Por lo tanto el té debía ser degustado en lugares tranquilos, por ejemplo entre cursos de agua y piedras, bajo pinos y bambúes, delante de una luna plateada en la noche con brisa o cerca de una ventana brillante y limpia. Según el poeta, al beber té se debe evitar la conversación vulgar, se debe investigar la metafísica, buscar la verdad, purificar los pensamientos y elevar la mente.

A finales de la dinastía Ming el té deja de lado en forma gradual su carácter asociado a la nobleza e ingresa en los hogares de los chinos. Poco tiempo después, a partir de la dinastía Qing, las casas de té fueron cada vez más populares, permitiendo a los chinos reunirse en esos centros para beber, conversar, escuchar historias y hasta disfrutar de la clásica Ópera de Pekín. De esta manera se fortaleció la afinidad de la población con el té y la bebida pasó a ocupar un papel cada vez más protagónico en la vida diaria de los chinos.

En la actualidad el té se encuentra integrado en la vida diaria de cientos de millones de ciudadanos. Es posible afirmar incluso que no conocer su uso e historia es desconocer una parte fundamental de la cultura China. No por casualidad las técnicas de procesamiento y sus prácticas asociadas fueron incluidas en la lista representativa de Patrimonio Intangible de la Humanidad de la UNESCO.


© Instituto Confucio - Desarrollo: Mag. Marcos García Aguirre