Estudiantes del Instituto Confucio participaron desde el 29 de julio al 12 de agosto del Campamento de Verano 2019, programa organizado por este instituto, la Sede Central de los institutos Confucio y la Universidad de Qingdao.
La actividad permitió a los estudianes asistir a cursos de lengua y cultura china en la Universidad de Qingdao, así como visitar diferentes centros históricos de las ciudades de Beijing y Qingdao.
Desde el Instituto Confucio mantuvimos un intercambio con varios de los estudiantes que participaron del Campamento de Verano, con la finalidad de conocer sus opiniones sobre la estadía en China.
De acuerdo a lo manifestado por los participantes, su primer contacto con el país permitió en la mayoría de los casos derribar ideas preconcebidas sobre la cultura China. En este sentido, Victoria comentó que al llegar a China todo le resultó “radicalmente diferente a lo que había imaginado o visto… Me pareció surrealista la tranquilidad que se llegaba a respirar entre tantísima gente”, agrega. Andrés, otro de los participantes del Campamento de Verano, destacó también la situación experimentada al encontrarse con una realidad diferente a la imaginada. “El primer impacto fue de asombro”, todo empezó “derribado prejuicios… las primeras sensaciones fueron de masividad y limpieza, y también de orden. Pensé que el tráfico sería un caos y todo lo contrario”. En este primer acercamiento, Andrés se refirió también a la relación inicial mantenida con la habitantes de China: “El primer contacto con China fue tímido, siempre hay cierto temor al conocer un país inserto en una cultura que no conocés mucho. Pero a medida que pasó el tiempo mi sensación fue totalmente opuesta, sentí mucha confianza y calidez gracias a las personas que fui conociendo en el viaje”.
A diferencia de los restantes integrantes del grupo de viaje, era la tercera oportunidad en la que Gabriel viajaba a China. Si bien había ya mantenido un primer acercamiento a la cultura en años anteriores, no por ello dejó de experimentar sorpresas en esta nuevo viaje, principalmente en relación a los avances tecnológicos ocurridos en el país. “Ya casi no se acepta dinero o tarjetas, sino que todo se hace a través del celular”, comenta en este sentido para ejemplificar uno de los tantos cambios observados. Sobre las diferencias existentes en un país con 1400 millones de habitantes, resalta Gabriel que al contar China con una población distribuida en una gran variedad de regiones “dependiendo de la región donde estés cambian muchos factores, como la comida, la pronunciación, la cultura. Por supuesto que se sentí nuevamente la adrenalina por volver a este país, tan distinto al nuestro pero a la vez tan cercano”.
Uno de los interrogantes al momento de estudiar una lengua extranjera es el tiempo necesario de dedicación para logar una interacción con ciudadanos nativos de esa lengua. En el caso del chino, al tratarse de un lenguaje con una fonética, gramática y escritura tan diferente a la del español, la respuesta a esta pregunta es muchas veces difícil de encontrar. En este sentido, el viaje a China proporcionó respuestas de primera mano a los estudiantes.
El grupo de viaje incluyó nuevos alumnos, que ingresaron este año al Instituto Confucio sin ningún conocimiento previo del idioma, a quienes están cursando su segundo año tanto en el instituto como el Centro de Lenguas Extranjeras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y también fue parte del grupo una estudiante que ingresó este año al instituto, pero ya contaba con 7 años previos de estudio de idioma.
De acuerdo a su formación, diferentes fueron las expectativas de los estudiantes al llegar a China. Quienes ingresaron este año al instituto y llevan por lo tanto cuatro meses estudiando, resaltaron con satisfacción el hecho de haber logrado “hacerse entender” en cuestiones básicas y haber logrado formular preguntas que le permitieran saber dónde se podía conseguir una botella de agua, por ejemplo, o saber dónde se encontraba un lugar determinado. Por su parte, en el caso de quienes llevan ya más de un año estudiando chino, sin dejar de lado la complejidad del idioma, destaca Andrés que “si bien no hubo grandes intercambios, sí lograr establecer diálogos breves en aspectos puntuales y poder comunicarnos en chino fue absolutamente reconfortante y alentador para continuar estudiando el idioma”. Andrea, que cuenta ya casi con 8 años de estudio, remarcó que viajó con cierta incertidumbre sobre si sería posible entablar diálogos cotidianos con ciudadanos chinos. En este sentido comentó que parecería lógico que esto debería suceder, “pero con el chino uno tiene la sensación, o al menos yo, al no poder ponerlo en práctica tanto como el inglés, por ejemplo, que quizás no se pueda lograr la comunicación, ya que la pronunciación es muy ajena”. A pesar de estas sospechas, el viaje permitó a Andrea confirmar sus primeras intuiciones, ya que según comentó, fue posible en buena manera establecer diálogos con los chinos y lograr una comunicación efectiva durante su estadía en China.
Por último, los estudiantes con quienes mantuvimos un intercambio desde el Instituto Confucio se manifestaron sumamente reconfortados por el viaje y planean volver en algún momento nuevamente a China, sea con la finalidad de continuar con sus estudios académicos y profesionales o con la de perfeccionar el idioma. Agradecemos a todos ellos por compartir su percepción del viaje.