El edificio de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) inaugurado el 23 de febrero recibe en marzo a miles de estudiantes, funcionarios y docentes que hasta el momento utilizaban tres locales diferentes. La nueva sede permite fortalecer institucionalmente a la facultad, creada en 2013. Además recupera para la ciudad un espacio inutilizado durante décadas, así como restos patrimoniales del ex Asilo Dámaso Antonio Larrañaga.
El jueves 23 de febrero el aula magna del nuevo local se desbordó de público, sobre todo de estudiantes, docentes, graduados y funcionarios de la FIC. Antes del corte de la cinta hablaron la ministra de Educación, María Julia Muñoz, el rector Roberto Markarian, la decana Gladys Ceretta, la responsable del Plan de Obras de Mediano y Largo Plazo (POMLP), Adriana Gorga, y el director (i) de Arquitectura, Juan Pedro Urruzola. En la mesa también estaban los principales de la empresa constructora Stiler, Alberto y Marcos Taranto.
Tanto el rector como la decana elogiaron la presencia de los ex rectores Rafael Guarga y Rodrigo Arocena. «He destacado muy fuertemente la continuidad de esta institución -dijo Markarian-, puede no ser en las orientaciones precisas, en cada ítem, porque hay polémicas, discusiones, pero la institución como tal mantiene una unidad». Ceretta recordó que ambos ex rectores «tomaron decisiones que hoy nos permiten estar inaugurando este edificio». También expresó reconocimiento para la primera decana María Urquhart, «artífice muy importante de todo el proceso de integración y consolidación institucional». Markarian, por su parte, destacó el trabajo de Gabriela Fachola, primera coordinadora del POMLP de la Udelar.

Ceretta destacó la trayectoria de los servicios fundantes de la FIC: la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines (EUBCA) con más de 70 años, y la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (Liccom) con más de 30. También señaló que «para poder proyectarse y posesionar a la información y la comunicación en el lugar que le corresponde, ambos tuvieron la capacidad de trabajar en forma interdisciplinaria». Los dos servicios venían «de situaciones edilicias muy complejas». Además de espacio el actual edificio plantea el desafío de seguir «avanzando en la construcción de esta comunidad académica que tiene como insignia la información y comunicación y que esperamos sea un referente en la disciplina a nivel nacional, regional e internacional», concluyó la decana. La ministra por su parte también subrayó la continuidad institucional: «una obra como esta no se hace rápidamente por decisión de una persona, sino del demos universitario cuyas decisiones son colectivas y por eso la gente las aprecia y defiende».
El rector informó que esta obra y el aulario con frente por Gonzalo Ramírez inaugurado en diciembre de 2015 costaron aproximadamente U$S 20 millones, «un sexto de lo que pensamos que saldrá la gran obra que querríamos hacer en el Hospital de Clínicas». También se refirió a la nueva sede de la Facultad de Veterinaria que se construirá en el cruce de las rutas 8 y 102 en Montevideo, y aclaró que «estar haciendo tantas obras en momentos en que reclamamos dinero, es porque hemos planificado el trabajo. Sabemos cómo vamos a invertir el dinero que disponemos para construcciones con tres o cuatro años de antelación», explicó. En marzo habrá tres nuevas inauguraciones que aumentarán en 4.500 m2 el patrimonio edilicio de la Udelar: la sede en Treinta y Tres del Centro Universitario de la Región Este (CURE), la sede de Malvín del Instituto Superior de Educación Física (ISEF), y la cuarta etapa de la Facultad de Artes que incluye una intervencion en el edificio para instalar el sistema de prevencion de incendios. Al cierre, el rector anunció la compra por parte del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente del ex edificio de la antigua Escuela de Sanidad Dr. José Scosería en la Ciudad Vieja.

El edificio tiene un área total de 8.500 m2. Allí se desarrollarán las actividades de unos 4.000 estudiantes, 200 docentes y 80 funcionarios. Se desarrolla en cuatro plantas, con espacios de administración, vigilancia y mantenimiento, un aula magna con 300 butacas, cantina y dos patios. Entre muchas otras cosas cuenta también con una gran biblioteca de última generación, salas de grabación de audio y video, y un estudio de televisión. Tiene ascensores y servicios higiénicos para personas discapacitadas y un sistema de aire acondicionado de alta eficiencia energética y bajo mantenimiento, que permite el control independiente de temperatura en los distintos espacios. El sector de la FIC se conecta con el aulario en todos los niveles. «Ojalá que el colectivo de la FIC lo disfrute tanto como lo hicimos los técnicos al diseñarlo y ejecutarlo», alentó Gorga.
Lo nuevo y las huellas de lo viejo
Si los lugares por los que transitamos y las cosas que vemos forman parte de las imágenes compartidas que construyen nuestra realidad cotidiana, la sede única de la FIC que hoy se constituyó oficialmente, transforma el mosaico de la ciudad, introduce una nueva pieza que dice algo. En tanto moderna construcción que se asienta sobre las ruinas del ex Asilo Larrañaga y conserva adrede huellas arquitectónicas de ese pasado que se fue derruyendo, el edificio es emblema de una nueva época y como tal, una afirmación que a la vez interpela. Completa «un proceso virtuoso de recuperación de una parte de Montevideo», resumió Urruzola. Afirma el reconocimiento de la sociedad a través de la Universidad de la importancia y ascenso del área de las ciencias de la información y la comunicación. E interpela a los protagonistas de la joven Facultad sobre sus responsabilidades educativas y sociales en este tiempo en que nuestras vidas están cada vez más atravesadas por recientes y antiguas formas de información y de comunicación.

Esfuerzo colectivo que viene de muy atrás
A fines de 2007, durante el primer rectorado de Rodrigo Arocena, el CDC resolvió incluir entre las prioridades a analizar en el año siguiente, la definición del edificio a construir en el predio del ex asilo Larrañaga, en función del proyecto «Facultad de Información y Comunicación» y otras necesidades del Área Social.
Arocena, consultado por el Portal de la Udelar, destacó lo colectivo subrayando que «ese esfuerzo viene de muy atrás, desde hace décadas. En realidad había una deuda pendiente de la Udelar con toda esta actividad». Dijo sentirse enormemente satisfecho por haber podido «ser un peón en la lucha por tres aspectos de la construcción de la Facultad: el material, que no es poco y que hoy estamos disfrutando (…); la construcción académica: no se puede poner el título “facultad” y asunto listo (…); y la construcción propiamente institucional, el cogobierno, el funcionamiento, el acostumbrarse a esa difícil tarea nunca terminada de cogobernar en conjunto». Recordó la convicción personal y de su equipo de que había que crear la FIC. «Cosa que no todos compartían en ese momento; nosotros sí, con el adecuado nivel material, institucional, académico. Se logró; tiempo de festejar, sobre todo los protagonistas, los que están acá».

La mirada de los institutos
Los directores de los institutos fundantes del camino que llevó a la concreción de la FIC, Mario Barité por el Instituto de Información y Federico Beltramelli por el Instituto de Comunicación, destacaron las posibilidades ciertas que ahora se abren para poder llevar transformaciones dentro del proyecto de Facultad.
Barité señaló que «esta es la primera vez en la que vamos a poder integrarnos,vernos todos los días, (…) trabajar más colectivamente», y que esto abre perspectivas para la creación de nuevas carreras y posgrados. «Esta facultad nació abierta, con una concepción muy libre, interdisciplinaria, y eso es lo que tenemos que mantener como un sello de identidad».
Beltramelli destacó sobre todo que ahora se va a poder llevar adelante distintos trabajos «en las nuevas intersecciones que estamos generando con las unidades asociadas, por ejemplo con la Facultad de Ingeniería en relación a una posible nueva carrera que ya hemos planteado en el Claustro. Y también espacios de experimentación y espacios de generación de proyectos», a partir de las condiciones tecnológicas y logísticas que ahora se tienen.





