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Seguir las huellas de las cianobacterias en el Río de la Plata
Continuando el recorrido por las entrevistas que realizara el Portal de la Udelar a investigadores e investigadoras de la Universidad de la República (Udelar), compartimos el diálogo que tuvimos en febrero de 2023 con Marcel Achkar, docente Grado 4 del Laboratorio de Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental del Territorio del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Udelar.
Marcel Achkar integra un equipo de docentes del Laboratorio de Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental del Territorio que lleva adelante un proyecto de investigación acerca de la localización geográfica y los cambios en la concentración de cianobacterias en el estuario del Río de la Plata, a lo largo de un período de tiempo.
El equipo de investigadores que desarrolló el Proyecto «Dinámica espacio temporal de las floraciones fitoplactónicas en el estuario del Río de la Plata», está integrado por Marcel Achkar, Luis Aubriot, Bernardo Zabaleta y Signe Haakonsson. El Proyecto se centró en la zona que va de Colonia a Montevideo, una región dinámica que recibe los aportes importantes de los ríos Paraná y Uruguay, las intrusiones salinas y una influencia importante de los vientos. También estudió la desembocadura del río Santa Lucía y todos los pequeños cursos que terminan en el estuario del Río de la Plata.
La Previa
Achkar explicó que el estuario del Río de la Plata, donde los investigadores habían identificado en los últimos años un aumento de las floraciones de algas, es un sistema muy complejo y grande, lo que implicaba una gran dificultad de estudio y por ello no se había realizado en esta zona hasta ahora un trabajo sistemático de monitoreo como el que se lleva adelante en las playas de Montevideo, en el río Santa Lucía y en otras ubicaciones del país.
Antes de comenzar con el Proyecto, el Grupo venía trabajando con buenos resultados con una técnica que se aplica hace varios años en distintas partes del mundo y que comenzaron a poner a punto en Uruguay. Esta técnica se utilizaba en la detección utilizando imágenes satelitales para el rastreo de floraciones de cianobacterias en pequeños cuerpos de agua, lagos urbanos, tajamares y represas. Más tarde trabajaron con los datos de las playas de Montevideo que recaba la Intendencia del departamento y en el año 2016 se sumó la posibilidad de usar los registros del satélite (Sentinel) que la Unión Europea puso en órbita y que facilita la identificación de las floraciones fitoplactónicas, a partir del análisis de la reflectancia en diversas longitudes de onda aplicando un algoritmo.
El Proyecto
A partir de estos antecedentes el equipo organizó un set de alrededor de 255 imágenes. A partir del procesamiento de este material lograron evaluar la frecuencia y la distribución de floraciones en el Río de la Plata y avanzar en la modelación de su comportamiento, lo que les permitió determinar las zonas con mayor frecuencia de presencia de cianobacterias, durante ese período de tiempo. Realizaron un análisis del set de imágenes en dos niveles, uno para todo el período en conjunto y otro enfocado al comportamiento estacional (todos los inviernos, todos los otoños, todas las primaveras y todos los veranos).
Los resultados de este trabajo les permitieron a los investigadores llegar a varias constataciones, entre ellas que el verano era la estación del año con mayor presencia de floraciones de cianobacterias y un aumento sostenido en la presencia de estas floraciones en el período que analizaron. Asimismo identificaron que el área de mayor concentración permanente de cianobacterias era la costa sur del estuario (la costa argentina) y que en la costa uruguaya también existía una zona de floraciones permanentes, en la ribera norte de Uruguay, donde está ubicado Arazatí, lugar en el que se planea instalar el Proyecto Neptuno. «Lo más preocupante es que ya comenzamos a detectar cuando se hacen los análisis de laboratorio que muchas de las floraciones que vemos con las imágenes satelitales son autóctonas del Río de la Plata, están allí de forma permanente y cuando se dan las condiciones, aumentan enormemente», apuntó Achkar.
Causas de aumento de cianobacterias
El investigador explicó que una de las causas de la mayor concentración de floraciones en la región estudiada es la dinámica de los nutrientes (nitrógeno y fósforo) en el Río de la Plata y la presencia permanente de los mismos en estas aguas. Los aportes de estos nutrientes en la cuenca del Plata y en sus distintas subcuencas vienen fundamentalmente del Río Uruguay y del Río Paraná y se vinculan principalmente con la degradación y erosión de suelos y a la intensificación agraria que mantiene altos niveles de producción en base al uso de fertilizantes de formulación química con altos contenidos de nitrógeno y fósforo. «Estos fertilizantes son utilizados en parte por los cultivos y el resto es exportado del sistema y termina en las aguas», indicó Achkar. Destacó que la Cuenca del Plata en su conjunto, hoy es el principal productor de soja del mundo y un gran productor de maíz, cultivos que utilizan muchos de estos agroquímicos.
Existen otras condiciones que favorecen el aumento de las floraciones de cianobacterias, una de ellas es el cambio climático que determina las temperaturas elevadas del estuario, condición favorable para la presencia de floraciones incluso en las playas. Otras de las condicionantes de este aumento son el gran desarrollo que ha tenido en los últimos años en la región la industria forestal ligada a las plantas de producción de pasta de celulosa, la intensificación de la ganadería y los aportes contaminantes provenientes de la industria y las ciudades. «Vamos sumando aportes en forma progresiva en una cuenca que es la segunda en tamaño de América del Sur», afirmó. «Hace 40 años la aparición de ese caldo verde era algo raro, hoy lo tenemos todos los veranos y no sólo en esta estación del año», acotó.
Achkard recordó que en la floración grande de cianobacterias que se dio en 2020, que llegó hasta la costa del departamento de Rocha, el equipo de investigadores logró establecer que las cianobacterias habían llegado en una proporción menor de Salto Grande pero principalmente de las represas del Río Negro. «Este es un proceso creciente, acumulativo y que se identifica en el mundo como un problema fundamental al que se viene monitoreando», resaltó Achkar.
Un perjuicio cierto y un beneficio discutible
«Las tendencias indican que estos tipos de producción en los territorios de la Cuenca del Plata van a aumentar su intensidad, sobre todo si se mantienen los precios a nivel internacional de la soja y del maíz, es un hecho que la forestación se instaló y las plantas de celulosa van a seguir funcionando, parecería que a futuro la situación se va a complicar aún más porque los aportes de nutrientes a las aguas van a ser cada vez mayores», opinó Achkar.
Considera que seguramente los efectos de la nueva planta de procesamiento de pasta de celulosa que se ubicará en el departamento de Durazno, al sur del Río Negro, se detecten mucho más rápido que los de las que están en Fray Bentos o en Conchillas, por los tamaños de los cuerpos de agua. Señaló que el Río Negro está muy comprometido por las tres represas en cadena (Rincón del Bonete, Baygorria y Constitución o Palmar) que enlentecen el flujo, en la actualidad éste está detenido prácticamente, excepto cuando se genera energía eléctrica. «Abajo del Palmar el Río Negro se cruza caminando y el Palmar la semana pasada era un caldo verde», añadió.
Achkar sostuvo que la instalación de la nueva planta de celulosa va a generar dos problemas, por un lado en su zona inmediata va a aumentar la temperatura del agua y emitirá nuevos aportes de fósforo y nitrógeno. El segundo efecto será que incentivará el aumento de la forestación a un radio de 200 kilómetros ya que en la industria forestal se cumple la lógica económica, cuanto más cerca de la planta se encuentren los árboles, menos se gasta en transporte y la empresa más gana. «Estas empresas necesitan agua y cercanía de la producción porque si no buena parte de sus ganancias se va en el transporte», afirmó. Explicó que en este caso además, Uruguay se comprometió a facilitar el tren para que la empresa traslade el producto desde la nueva planta, al puerto de Montevideo con lo que esta ganancia para la empresa está garantizada.
Por otra parte el beneficio que recibe Uruguay con la instalación de estas empresas, es discutible, indicó. La producción de celulosa industrial tiene tres fases, la producción de troncos y maderas a partir de los árboles, la transformación de madera en celulosa y por último la producción industrial a partir de la celulosa (papel, electrónica, alimentación). En Uruguay se desarrollan sólo las dos primeras fases que son las más contaminantes y las que generan menos ganancias. La tercera etapa es la más limpia y la que genera los mayores beneficios económicos pero las empresas la realizan en Europa.
Acciones reparadoras
En cuanto a acciones para revertir la contaminación de las aguas, Achkar identifica tres grandes bloques de medidas que ya han demostrado en el mundo que dan buenos resultados. El primero de ellos es gestionar las cuencas desde el punto de vista ambiental, es decir realizar un ordenamiento territorial de las actividades en la cuenca o sea reglamentar el tipo de actividades que se pueden llevar adelante allí, a qué distancia, etc. Señaló que Uruguay venía avanzando muy bien en este sentido a partir de la reforma constitucional de 2004 que creaba toda una institucionalidad para llevar adelante este control.
Explicó que el segundo bloque de acciones es tomar medidas concretas a partir de esa estructura creada en 2004. En este sentido recordó que, en la cuenca del río Santa Lucía, luego de los problemas de calidad de agua que se dieron en 2013, se tomaron 11 medidas y aunque fue muy difícil su implementación, lo poco que se logró aplicar permitió mejoras sustantivas. Una de estas medidas fue cercar un área de amortiguación en Paso Severino lo que mejoró sensiblemente la calidad del agua de esta zona.
Indicó que el tercer bloque de acciones es una transición hacia otra estructura productiva, línea en la que Uruguay también venía avanzando, en 2019 aprobó la ley de promoción de la agroecología. Un ejemplo de esto es la Laguna del Cisne, que siendo de dimensiones minúsculas hoy resiste la sequía, porque la Intendencia de Canelones comenzó hace unos cuatro o cinco años una transición agroecológica en la cuenca, «muy tímida, muy incipiente con muchos problemas pero el funcionamiento de esa microcuenca, permitió mejorar la calidad de agua de la laguna y que esta tenga una producción de agua aceptable», señaló Achkar. Añadió que incluso para un país pequeño como Uruguay la agroecología podría generar mayor tasa de ganancia porque los alimentos derivados de este tipo de producción están en alza en el mercado mundial, a la vez que genera muchísimos más puestos de trabajo que los cultivos de soja, maíz y la producción forestal. Por otra parte, la producción de alimentos industriales viene en baja en el mercado mundial.
Resaltó que estos avances se han enlentecido o frenado en los últimos años, entre ellos algunas acciones beneficiosas que se venían llevando a cabo o estaban planificadas que quedaron en el camino, como la construcción de la represa en Casupá que debería estar finalizada. Acotó que todos los estudios de esta obra, que debería haber comenzado en 2020 y se dejó sin efecto, ya habían sido realizados. «Si esta construcción se hubiera concretado hoy el país no tendría problemas con la reserva de agua», afirmó. Apuntó que asimismo se abandonó el control del cumplimiento de las medidas de cuidado del Río Santa Lucía.
«Un proyecto inviable»
Para Achkar, el Proyecto Neptuno, impulsado por el actual gobierno uruguayo, una nueva planta de potabilización que tomará agua del Río de la Plata, posiblemente en la localidad de Arazatí, San José «tiene numerosos problemas que lo hacen inviable». Entiende que en la ubicación de la nueva planta, el agua tiene problemas de salinidad, floraciones y un alto costo energético para conducirla a Montevideo. «La solución que se propone es generar un agua estancada que se va a convertir en un caldo de cianobacterias que será muy difícil y costoso potabilizar», señaló. Añadió que si bien es cierto que cualquier agua se puede potabilizar, los costos para producir agua de la calidad que se produce en el río Santa lucía, en este caso, son enormes. «Si el proyecto Neptuno produce agua potable, esta será de muy mala calidad y más cara», afirmó. Acotó que ya se habla de que cuando la empresa estatal OSE (Obras Sanitarias del Estado) le comience a pagar al consorcio, la tarifa tendría que aumentar necesariamente entre un 6 y un 12 %».
El investigador recordó que en los últimos años OSE, que tiene una capacidad de inversión de 70 millones de dólares al año en todo el país, se autofinancia, no genera rentas como la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE) o la Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL), pero tampoco utiliza fondos del Estado, se solventa con sus propios recursos. Sólo con el proyecto Neptuno OSE le tendría que pagar al Consorcio 30 millones de dólares al año, lo que significa que la capacidad de inversión de la empresa del Estado se reduciría a la mitad en el resto del país. «Desde el punto de vista del negocio, el Proyecto Neptuno es un desastre para OSE», sostuvo Achkar.
Añadió que este Proyecto va acompañado de un abandono del río Santa Lucía, «un río que aunque tiene problemas, están a tiempo de resolverse ya que puede producir el agua potable que se requiere, para dos millones de personas aproximadamente». No obstante advirtió que las soluciones no se encontrarán utilizando la lógica actual de plantear la construcción de una planta de potabilización en el Río de la Plata y no disponiendo recursos para mejorar las condiciones de los servicios y obras de la empresa estatal como la Planta Potabilizadora de OSE en Aguas Corrientes.