A solicitud del Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar, meses atrás se conformó un equipo con investigadores e investigadoras de diversos servicios y áreas académicas para estudiar este tema y elaborar un documento. Durante su presentación ante el máximo órgano universitario, el pasado 17 de setiembre, se destacó la calidad del trabajo realizado.

El Portal de la Udelar dialogó con los docentes Rodrigo Alonso Suárez y Pablo Gamazo, integrantes de dicho equipo académico. Alonso Suárez explicó que el informe se enfoca sobre una actividad productiva emergente tanto en Uruguay como en diversos países, asociada a la producción de un nuevo combustible carbono neutro. «En el mundo esta tecnología se podría consolidar como un energético más en la medida en que se afiance en el tiempo, se masifique, tenga avances tecnológicos suficientes y se abarate», agregó. 

Contra el calentamiento global

El Hidrógeno Verde (H2V) se obtiene mediante la electrólisis de agua -la separación en sus elementos, hidrógeno y oxígeno, al aplicar una corriente eléctrica externa- utilizando energía de origen renovable. Si bien el H2V puede utilizarse como combustible, es difícil de transportar o almacenar, por eso se busca convertir en derivados como el metanol o amoníaco, denominados «carriers», o directamente en combustibles sintéticos que pueden ser utilizados en los motores e industria actuales sin necesidad de un cambio tecnológico. Así, la producción de H2V y sus derivados constituye «un combo» que se presenta como una opción más ante la búsqueda de combustibles carbono neutros, es decir, aquellos que durante su ciclo de vida equilibran las capturas y las emisiones de CO2 y aportan así a la descarbonización de las actividades humanas y a la mitigación del calentamiento global, señaló el docente.

Los combustibles «sintéticos» derivados del H2V son iguales a los tradicionales pero se obtienen combinando esta sustancia con dióxido de carbono (CO2) con origen en biomasa de origen vegetal. A diferencia del uso de hidrocarburos de origen fósil, el empleo de combustibles sintéticos no genera un saldo neto positivo de CO2 en la atmósfera ya que, por una parte, para obtener H2V se utiliza electricidad proveniente de energías renovables o «verdes» como la solar o la eólica. Además, al producir dichos combustibles se emplea biomasa de origen vegetal y por tanto «estamos tomando carbono que ya fue atrapado de la atmósfera por las plantas» explicó Gamazo; en forma de CO2, ese carbono volverá a la atmósfera completando un ciclo. Por el contrario, para obtener combustibles fósiles extraemos el carbono de yacimientos geológicos o minerales, lo cual genera «el gran problema del calentamiento global porque estamos poniendo en la atmósfera el carbono que estaba en los yacimientos terrestres», indicó.

Los docentes agregaron que el metanol, amoníaco y combustibles sintéticos son fácilmente transportables y por tanto, almacenables, trasladables y exportables. Esto es relevante porque la demanda de estos energéticos está hoy en los países europeos dispuestos a pagar el sobreprecio por su producción para cumplir con los objetivos globales de descarbonización, explicó Alonso Suárez. Si bien esta producción todavía plantea incertidumbres, en el mundo avanza la instalación de distintos emprendimientos de H2V. A medida que se consoliden la demanda y el precio de estos productos, la tecnología podría masificarse y posiblemente aparezcan nuevos usos, planteó.

Biomasa

Un aspecto a destacar de esta actividad es que se asocia con productos secundarios o de desecho de industrias ya existentes en el país ya que la biomasa a utilizar puede provenir de la actividad agropecuaria o forestal. Un ejemplo de esto es el emprendimiento de HIF Global anunciado para la zona de Paysandú, que se ubicaría próximo a la planta de ALUR: luego de procesar el sorgo, trigo y otros cereales para obtener distintos productos dicha planta emite CO2 como resultado del proceso fermentación de la biomasa; esta será la fuente de carbono para combinar con hidrógeno verde y generar metanol y combustibles sintéticos. La posible ubicación de este emprendimiento busca minimizar el transporte de este CO2 y «de hecho el proyecto existe porque ANCAP licitó el CO2 que emite su planta», puntualizaron.

El informe presentado indica que nuestro país posee algunas características que lo hacen atractivo para este tipo de proyectos. Por una parte, en los últimos 15 años se posicionó como líder en energías renovables a partir de la transformación del sector eléctrico. Frente al mundo Uruguay «hizo por lo menos la primera parte de los deberes en esto de la transición energética, algo que la gran mayoría de los países no han hecho», comentó Alonso Suárez. Además, en nuestro territorio hay disponibilidad de energías renovables y complementariedad de los recursos solar y eólico, así como también disponibilidad de biomasa y de agua. Sobre este recurso en particular el docente aclaró que para los emprendimientos «no es el principal factor porque el costo más importante es el de la energía».  

Ríos, mares y acuíferos

Cuatro son los proyectos de producción de H2V que buscan instalarse en nuestro país: uno en Pueblo Centenario (Durazno), otro en Tambores (límite entre Paysandú y Tacuarembó) y dos en Paysandú. Se encuentran en diferentes etapas de avance. También tienen diferencias respecto al agua que proponen usar, tanto en su origen como en la cantidad que demandarán, informaron. 

Gamazo explicó que en la producción del hidrógeno verde el agua es una materia prima, al igual que en diversas actividades productivas existentes en el país como el cultivo de arroz o la cría de ganado. Informó que entre los cuatro proyectos de H2V referidos el primero anunciado fue el de la localidad de Tambores (Tambor Green Hydrogen Hub). Este planea utilizar 700 metros cúbicos de agua subterránea por día, lo cual representa «un cuarto del consumo medio diario de un pozo termal», explicó. La empresa no ha especificado si dicho caudal será cubierto con agua superficial, explotaciones del acuífero Arapey o del acuífero Guaraní (ambos se encuentran bajo esta zona pero el segundo se ubica a mayor profundidad que el primero). «Este volumen de extracción no causaría un impacto muy grande porque ya hay varios pozos dentro del sistema que están extrayendo esa cantidad o más. Sí podría tener algún impacto a nivel local al afectar otras perforaciones que estén en las inmediaciones, por eso es necesario hacer un estudio», señaló. El informe elaborado por este equipo de docentes indica que en Uruguay la Dirección Nacional de Agua ha otorgado derechos de uso de agua subterránea para la extracción de 283.999 metros cúbicos por día para un total de 3.177 pozos destinados a diferentes usos.

Por otra parte, se estima que el emprendimiento HIF Global en Paysandú utilice alrededor de 9.000 metros cúbicos de agua por día -unas 13 veces más que el de Tambores- pero este volumen se tomaría del río Uruguay, donde «el caudal medio es muy elevado» indicó Gamazo, «lo que requeriría por día esa planta es lo que pasa en dos segundos a través del río en condiciones medias».

Respecto a los contaminantes que puede originar una planta de H2V, explicó que al separar el agua en hidrógeno y oxígeno no se generan «efluentes per se». Aún no están claros todos los aspectos de la operativa que tendría cada una de las plantas a instalarse en nuestro país, por tanto no se sabe si darán origen a algún tipo de contaminación, «es algo que a nivel industrial se tiene que evaluar», indicó Gamazo.

Los permisos que los emprendimientos de H2V requieren en cada etapa son solicitados por las empresas a los organismos públicos que correspondan y eventualmente «el Estado debería fortalecer los entes que controlan estos procesos, en particular los vinculados a los recursos hídricos», señalaron los investigadores.

Empleo y cadenas de valor

En cuanto a la creación de empleo que esta nueva actividad productiva podría generar en Uruguay, los docentes indicaron que depende de cuáles sean las cadenas de valor que se logren establecer aquí, «una cosa son los emprendimientos en sí y otra el movimiento que generan alrededor en cuanto a transporte, servicios e industrias que alimenten de los insumos que necesita cualquier planta para para funcionar. Además si esto se hace bien debería haber demanda no solo para bienes y servicios de características tecnológicas o ingenieriles, sino también de recursos humanos calificados para la mitigación y contralor de impacto ambiental y para el trabajo con las comunidades locales».

En este tipo de emprendimientos «normalmente hay una relación del orden de 10 a 1 entre el volumen de trabajo durante la instalación y el que se ocupa durante el funcionamiento. Por ejemplo, HIF Global indica que va a necesitar unos 3.000 trabajadores durante la obra y unos 300 trabajadores para funcionar», planteó Alonso Suárez. En su opinión es importante «que haya más diversidad de actividades productivas en el país que generen valor agregado con mano de obra local y descentralizada, y el H2V podría ser una actividad con estas características».

El Equipo Académico Multidisciplinario que informó al CDC en esta materia está integrado por Rodrigo Alonso Suárez (Laboratorio de Energía Solar, Facultad de Ingeniería, Centro Universitario Regional Litoral Norte), Reto Bertoni (Facultad de Ciencias Sociales), Ana María Barbosa (Instituto de Desarrollo Sostenible, Innovación e Inclusión Social, Centro Universitario Regional Noreste), Pablo Gamazo (Departamento del Agua, Centro Universitario Regional Litoral Norte), Claudio Quintana (Departamento de Turismo, Historia y Comunicación, Centro Universitario Regional Litoral Norte) y Andrés Cuña Suárez (Cátedra de Fisicoquímica, Facultad de Química). 

Los docentes consultados expresaron que al elaborar este informe el foco de la discusión fue siempre académico y si bien en el plano personal los integrantes del grupo tienen distintas opiniones, se generó un un documento de consenso. 

Acceda al informe presentado ante el CDC

Presentación del informe:

Los comentarios están cerrados.