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Udelar presentó estudio de viabilidad del Instituto Nacional de Vacunas
El 10 de agosto el vicerrector de la Universidad de la República (Udelar), Álvaro Mombrú, presentó un estudio que reúne en proyección los aspectos técnicos y económicos para hacer posible la creación de un Instituto Nacional de Vacunas. El rector Rodrigo Arim afirmó que la Udelar será «un socio más» de esta construcción interinstitucional.
El rector agradeció la presencia de legisladores de diferentes partidos políticos a esta presentación así como de académicos de varios servicios de la Udelar y de otras instituciones de investigación. Recordó que en el marco de la Rendición de Cuentas 2021, el Parlamento asignó 7 millones de pesos por única vez, con el objetivo de elaborar una propuesta de avance para la creación de un Instituto Nacional de Vacunas. La propuesta fue presentada al Poder Legislativo por la Udelar en un contexto en que el mundo emergía desde la pandemia, señaló. En este período se hizo evidente «la necesidad de construir plataformas de investigación y de articulación de la investigación con la producción de estas características». Agregó que en este campo hay experiencias de políticas públicas en el mundo y en la región. En Uruguay «entendíamos que la Universidad de la República tenía que ser parte de ese diálogo, la ciencia se construye en diálogos en redes internacionales y simultáneamente se construyen capacidades de producción nacionales», planteó.
Arim destacó que esta no es una propuesta para la creación de un instituto universitario, sino un proyecto en el que la Universidad será un socio importante, sin pretensión de ser quien lo administre. La vocación del proyecto «es construir capacidades nacionales en un área específica donde se encuentren la investigación, la innovación y la producción a nivel nacional», concluyó.
Vacunas propias
Mombrú repasó las etapas de este proceso, iniciado en 2021. La idea sobre un posible instituto de desarrollo y producción de vacunas surgió en el ámbito universitario y rápidamente motivó la reunión de unos 15 investigadores y técnicos locales pertenecientes a diversas instituciones científicas con la vocación de promover una creación «nacional», señaló. Desde la Udelar participaron investigadores e investigadoras de las Facultades de Ciencias, Ingeniería, Medicina, Química y Veterinaria; también se convocó a colegas del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, del Instituto Pasteur de Montevideo y del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias. El grupo generó un informe que en junio de 2021 se elevó al Parlamento donde despertó el interés de representantes de todos los partidos.
En consecuencia el proyecto recibió fondos para que pudiera estudiarse en profundidad qué características debería tener un Instituto Nacional de Vacunas, en qué condiciones debía crearse, cúal sería su viabilidad y «qué beneficios podía proporcionar al país», explicó el vicerrector. Desde ese momento se conformaron dos grupos conectados que desarrollaron análisis y prospecciones, uno de ellos se enfocó en los aspectos económicos de viabilidad y otro en los aspectos técnicos. «Cuanto más se afinara lo técnico más preciso iba a ser el informe de viabilidad», puntualizó.
Entre los aspectos técnicos se consideraron principios relativos a la escala de producción, el nivel de riesgo del trabajo en la planta, su área física y características constructivas, el tipo de tecnologías a utilizar y su relación con los costos. El proceso dio origen a un proyecto para una planta de producción de 3 millones y medio de dosis de vacunas al año, un número razonable para la escala uruguaya, indicó Mombrú.
Agregó que según los estudios realizados la viabilidad de este instituto es «muy buena» y esta sería «una inversión muy favorable, sin contar los aspectos sociales de retorno para el país». Simplemente considerando los aspectos de negocio, «ya es rentable», explicó. Adelantó que la construcción de este Instituto llevaría de 24 a 36 meses.
Salud humana y animal
En cuanto a los beneficios identificados de esta inversión, mencionó los relativos a la ética, seguridad y soberanía nacional: aumentar las capacidades del país para enfrentar retos sanitarios, apropiarse de tecnología, contar de forma soberana con conocimiento y su aplicación y con recursos humanos altamente calificados para trabajar en el nuevo instituto, lo cual le permitiría una mayor inserción laboral a los y las profesionales de alto nivel de conocimiento. En el instituto se podrá analizar y evaluar vacunas y otros productos biotecnológicos importados, enfocándose en enfermedades humanas y también veterinarias de interés para el país, agregó.
El estudio concluyó que además de la producción a gran escala de vacunas, el Instituto debe abocarse a la producción nacional de medicamentos biológicos ya que la infraestructura requerida es similar en ambos casos. La producción de fármacos con base en este instituto haría posible la asociación con la industria biotecnológica y farmacéutica nacional generando para estas empresas posibilidades que hoy no tienen, señaló Mombrú.
Respecto a los beneficios económicos, indicó que el instituto promoverá las capacidades de investigación e interacción entre la academia y la industria, la atracción de inversiones, el aumento de valor agregado y de exportaciones, entre otros. Considerando los aspectos sociales, la tasa interna de retorno se estimó en 14,35%, agregó.
El informe de viabilidad plantea que este instituto debería ser autosustentable, orientado a la exportación, de mínimos riesgos en sus inicios y de modelo asociativo. En virtud de los plazos que puede demandar la gestión de fondos y la construcción de una planta física, no es posible determinar qué vacunas o productos biotecnológicos se deberán producir. En su lugar se definió que el trabajo se realice en las tecnologías de producción basadas en ARNm y proteínas recombinantes, que generan muchas opciones.
Mombrú agregó que el informe plantea «la incorporación temprana de algún socio estratégico», el establecimiento de una gobernanza acorde que deberá definirse en el futuro, la creación de normas que regulen su actividad -de la mano de una agencia de vigilancia sanitaria-, aspectos impositivos, de financiamiento y de incorporación de recursos humanos, entre otros.
El instituto podrá mantener diferentes líneas de negocios, explicó Mombrú: venta de servicios específicos en investigación básica al sector privado, convenios con instituciones públicas nacionales e internacionales, formulación, fabricación y venta de productos, venta de tests diagnósticos, control de calidad de productos biotecnológicos. Este esquema reproduce la experiencia de institutos similares en Argentina, Brasil y Chile, señaló.
Puntualizó que si bien los medicamentos biotecnológicos tienen un costo sensiblemente mayor que el de las vacunas, estas se venden por mayor cantidad. Presentó indicadores de rentabilidad económica considerando un precio estimado de 3,5 a 5 dólares por cada unidad de vacuna, y también datos sobre el mercado mundial de este producto, en particular para las vacunas de tipo recombinante. Destacó las marcadas proyecciones de crecimiento que se estiman para este mercado en el periodo 2021-2026, señalando que «en cualquier contexto es de una evolución muy rápida e involucra divisas muy importantes a nivel mundial». Observó que se apunta a la exportación hacia América Latina, Medio Oriente y África que componen un 6% del mercado mundial.
Mombrú explicó que es importante tener en cuenta la propiedad intelectual para un instituto de estas características que va a estar disponible tanto para elaboración propia como para transferencia de tecnología y para importación de tecnología, por tanto es relevante considerar la regulación sobre patentes. En cuanto a precios, señaló que hay mucha variabilidad y depende del tipo de vacunas. En Uruguay hay varias empresas que se dedican a la logística, trading, exportación, importación y representación que con un instituto de estas características y en asociación con las empresas de plaza, permitirían dar un salto en la producción biotecnológica, puntualizó.
Beneficios
Con respecto a los estudios asociados a políticas de inmunización, Mombrú señaló que hay varios beneficios: en la salud, en el ahorro en costos de tratamiento o en costos de productividad, y efectos en la valoración económica de los individuos respecto a los beneficios de la vacunación. También habrá ahorros por evitar brotes de enfermedades, por el desarrollo de nuevos productos, tecnologías y servicios así como por las patentes y el surgimiento de nuevas empresas en el rubro. Otros beneficios que resaltó son el derrame de conocimiento, el learning by doing -experimentación- en la cadena de conocimiento, la formación del capital humano, la obtención de resultados de conocimiento y su producto, la provisión de servicios y los beneficios acumulados para la sociedad.
Se refirió a la infraestructura propuesta para el Instituto, para el que se elaboró un proyecto que incluye los siguientes módulos: uno de investigación, con salas y equipos para el desarrollo de vacunas y otros productos biotecnológicos, y otro de producción de ingredientes activos biotecnológicos. Aclaró que es un módulo basado en plantas piloto y utilizando tecnología single use que permitirá abaratar costos y así efectuar los pasos de producción upstream y downstream sobre la base de tecnología transferida desde otros centros tecnológicos o del módulo de investigación.
Las instalaciones contarán con equipamiento que permita la producción de proteínas recombinantes y la aplicación de tecnología ARNm, explicó. Asimismo, planteó que el Instituto tendrá sustentabilidad desde el punto de vista de eficiencia energética y de captación de agua de pluviales, lo que plantea un diseño viable, más accesible y más rentable. Señaló que el proyecto de diseño, construcción y puesta en marcha de la Planta de Productos Biotecnológicos está enmarcado dentro de los requerimientos vigentes para plantas que manejan materiales de origen biológico obtenidos a través de ingeniería genética. Además, se proyectó contemplando las diferentes etapas: investigación, desarrollo del proceso de obtención en cantidad y calidad adecuada del ingrediente farmacéutico activo biotecnológico, formulación y fraccionamiento en envases primarios hasta el acondicionamiento final.
El costo total de toda la planta para el Instituto, un área de 3.115 m2, se estimó en 29.415.000 dólares. Mombrú explicó que el equipamiento del área de laboratorio y del área productiva lleva un porcentaje muy elevado de estos fondos, cercano al 50%. Finalmente el vicerrector agradeció a los integrantes del equipo que llevó adelante este estudio desde diferentes disciplinas y campos profesionales.
Para concluir, Arim afirmó que la Udelar está a disposición para colaborar en los procesos de viabilización del proyecto. Recordó que este requiere de acuerdos interinstitucionales y de la definición de una gobernanza donde la Universidad será «un socio más».
Descargar Proyecto Planta de Productos Biotecnológicos
Descargar Presentación sobre los informes
Video de la conferencia: