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Foro Nacional de Cuidados: desafíos del SNIC desde la perspectiva de la sociedad civil
El jueves 25 de abril en el marco del Foro Nacional de Cuidados (FNC) se realizó la instancia de intercambio, «Diálogo entre representantes de la sociedad civil sobre los desafíos del Sistema de Cuidados». La actividad contó con la participación de Karina Batthyány, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar; Margarita Percovich, integrante de la Red Pro Cuidados; Flor de Liz Feijó, secretaria de Género y Equidad del PIT-CNT; y Estela Ovelar, integrante de la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONAJPU).
El evento, que se realizó en la Antesala de la Cámara de Senadores de Uruguay, fue el primero de los dos intercambios que se desarrollaron en la jornada de cierre del FNC y contó con la participación de Magdalena Furtado, representante de ONU Mujeres Uruguay en el rol de moderadora. Furtado resaltó la relevancia de esta mesa en el marco del Foro y señaló que «para lograr el involucramiento de todos los actores sociales es importante asumir que todas estas organizaciones tienen un rol relevante en las etapas de la política pública y en todos los componentes del sistema».
Sensibilizar acerca del tema
Las panelistas realizaron sus ponencias a partir de tres preguntas disparadoras, la primera de ellas fue «¿Cuáles consideran los desafíos más relevantes que el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) deberá abordar en una nueva fase de implementación?».
«Entendemos que es desde acá, desde los diálogos que podemos generar entre todas, todos y todes, que vamos a consensuar e impulsar un Sistema Nacional Integrado de Cuidados que de verdad sea relevante para el conjunto de la ciudadanía», expresó Feijó. «Los desafíos son enormes, porque si colocamos a los cuidados como centro y como eje de la vida, cuidamos, somos cuidadas, reproducimos, producimos y es desde ese lugar que la vida se desarrolla», añadió.
La representante del PIT-CNT entiende que ha sido gracias al papel que las mujeres han cumplido históricamente, que la sociedad ha podido sostener todas estas funciones vitales y que los cuidados son «un centro de desigualdad» por las características con las que se desarrollan, «son las mujeres las que realizan la tarea», expresó. Señaló que uno de los desafíos más importantes es la sensibilización de todos los integrantes de la sociedad para que «de verdad el tema se coloque en la agenda y tenga consistencia». Citó algunos números, recordó que existe actualmente en Uruguay un 20 % de pobreza infantil la que va acompañada de cientos de mujeres que están también en esta situación. «Claramente, si hablamos de autonomía económica de las mujeres, para que puedan salir de la pobreza, estamos hablando de un Sistema Integral de Cuidados que las contemple», afirmó.
Para Feijó otro de los desafíos es enfocar los cuidados en su conjunto y no de forma fragmentada o sea considerando el cuidado de la infancia, los adultos mayores, las personas en situación de dependencia, por separado. Resaltó que además, cuando se habla de cuidados, no se debe abordar sólo el trabajo no remunerado sino también la situación de las cuidadoras que trabajan en forma remunerada y en ese sentido, entiende que se debe tener en cuenta la precariedad y la falta de condiciones con las que estas trabajadoras realizan una tarea fundamental para el desarrollo vital. Asimismo destacó la necesidad de generar un gran diálogo social que aborde el tema del financiamiento de esta política. «Si existe un Fondo de reconversión laboral, un instituto de formación profesional, donde hay aportes de los actores sociales, si colocamos a los cuidados en el centro de la vida ¿por qué no existen aportes para que de verdad podamos plasmar esta transformación de la sociedad?», reflexionó.
Una financiación que traspase los gobiernos de turno
Ovelar señaló que desde la ONAJPU entienden que uno de los desafíos más importantes para avanzar en el Sistema de Cuidados es el financiamiento. Resaltó que la academia ha trabajado mucho en el tema y existen valiosos estudios acerca del cuidado de niños, niñas, adolescentes y adultos mayores y enfatizó que «cuando se habla de cuidados o de pobreza, ONAJPU no contrapone niños, niñas y adolescentes y viejos, no coloca unos primero y otros después, la sociedad se construye entre todos». Añadió que es necesario recordar que muchos de esos niños, niñas y adolescentes «aunque provienen de un hogar monoparental pobre, son sustentados por el magro ingreso de sus abuelos». Señaló que el límite de ingreso por debajo del cual se considera en situación de pobreza a una persona en Uruguay es de 18.620 pesos uruguayos y el monto de una jubilación mínima hoy es de 18.821 pesos. «Por 201 pesos, hay 150.000 personas catalogadas como no pobres», indicó.
Añadió que también es necesario generar un cambio de modelo de desarrollo que coloque los cuidados y la sostenibilidad de la vida en el centro de la discusión política y elaborar formas de financiamiento a corto, mediano y largo plazo. Acotó que este podría realizarse de manera progresiva o proyectar de diversas formas de acuerdo con las condiciones económicas. Desde ONAJPU consideran que los aportes deben ser públicos y privados y que aunque «es necesario supervisar, mejorar, modificar, monitorear, esta política no debería quedar solamente supeditada a la voluntad del presupuesto del gobierno de turno».
Cuidados con perspectiva de feminista
Batthyány señaló que años atrás, cuando se planteó la discusión sobre la creación del SNIC, se presentó un primer desafío que fue el de definir «qué entendemos cuando hablamos de cuidados». «Lamentablemente desde el punto de vista conceptual existen algunos puntos que parecen no haber quedado claros o en los cuales se ha retrocedido», añadió. Uno de los aspectos en los que se han dado esos retrocesos es en la asociación de cuidados con discapacidad, afirmó, «tenemos que retomar esta discusión y en especial los consensos que la sociedad uruguaya construyó en su momento».
Para la investigadora estos consensos implican dos aspectos que no pueden desprenderse de la noción de cuidados: la perspectiva de género o feminista, a la que personalmente señaló como el más importante; y la universalidad. Con respecto a la primera sostuvo: «cuidado sin género, cuidado sin perspectiva feminista, implica que no estamos hablando de lo mismo». Afirmó que es necesario colocar la ejecución de esta política pública de cuidados en un lugar de jerarquía institucional y que quien esté al frente de esta política en el futuro debe ser necesariamente una persona feminista, con perspectiva de género, «para poder llevar adelante esos consensos que tanto tiempo llevó construir». En cuanto a la universalidad de los cuidados, otro de los acuerdos a los que se llegó cuando se creó el Sistema y que fue una de las promesas de la Ley, no se ha avanzado y en algunos casos incluso se ha retrocedido, señaló.
El tercer desafío que identifica Batthyány y que entiende que se desprende de los dos anteriores es la financiación del sistema de cuidados. «¿Estamos todas y todos de acuerdo que esto es un derecho? Entonces la voluntad política y la financiación tiene que existir, el Estado está obligado a que estén los recursos para que esto ocurra», expresó. Como último desafío señaló que para cubrir este derecho debemos ver al cuidado como una nueva regularidad social y no como una excepción que sea aplicable solo en los casos en que la familia no esté presente o no cuente con los recursos para acceder al mercado. Entiende que al no garantizarse por parte del Estado, aparecen soluciones a través del mercado «pero estas son solo para algunos, para algunas y los criterios de exclusión son muy grandes». Añadió que quizás uno de los errores de las primeras etapas del SNIC fue precisamente «no haber colocado el desafío de la universalidad en el centro y principalmente haber descuidado a los sectores medios que no lograron acceder a servicios y prestaciones de esta política».
Rol fundamental del movimiento de mujeres
Percovich destacó el aporte de las organizaciones sociales con sus distintas perspectivas, que permitieron la concreción del SNIC así como visualizar desde las poblaciones que requieren cuidados cuáles son los problemas. Resaltó también que «esta política pública no surgió porque se le ocurrió en algún momento a algún gobierno pensar en este aspecto de la seguridad o del bienestar social, nació del movimiento de mujeres». En ese sentido recordó que ya en 1984, el conjunto del movimiento de mujeres junto a las mujeres de los partidos políticos, de las organizaciones sociales, las trabajadoras que se estaban organizando y las estudiantes, con el apoyo de mujeres de la academia, realizaron una sistematización y diagnóstico de la situación de las uruguayas en todo el proceso dictatorial. Como resultado de este proceso surgió el reclamo de las mujeres de que hubiera una corresponsabilidad del Estado, de las empresas, de la sociedad y dentro de la familias, en la realización de lo que se llamaba en aquel momento «trabajo doméstico».
Resaltó que con esta política las mujeres desde la sociedad civil se plantean un desafío muy difícil porque están reclamando una reforma de la gestión del Estado. En ese sentido entiende que Uruguay es un Estado que tradicionalmente ejecuta políticas fragmentadas verticalmente y lo que se pide desde la sociedad civil es una gestión con una perspectiva transversal.
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